La felicidad es una sensación que todos perseguimos a lo largo de la vida. En Noruega, el país de los fiordos, los vikingos y las amaderadas casas de colores, se dice que no es necesario buscarla. Según el estudio que elabora cada año la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, está en el ranking de los 10 países más alegres del mundo.
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En esto tiene mucho que ver el método kos, una filosofía de vida que con solo tres letras logra que el bienestar se integre en los rincones de cada país. Aunque no tiene una traducción literal al español, podría describirse como el afán por pasar un buen rato y buscar la comodidad hasta crear un momento de placentera intimidad.
Este estilo de vida, lejos de lo pretencioso y los intereses superficiales, se centra en el placer de lo simple, en esas pequeñas alegrías que nos hacen sentir bien. El culto noruego a lo kos se puede llevar a cabo en cualquier momento y lugar. Aunque se puede practicar solo, si es en compañía, mucho mejor.
El clima de los países nórdicos, en los que las noches pueden llegar a durar más de quince horas en invierno, hace que las personas quieran reunirse con más frecuencia para aprovechar cada momento. La comunidad y las relaciones interpersonales son dos aspectos que los noruegos valoran mucho. Tienen un arraigado sentimiento de comunidad, se ayudan mutuamente y se preocupan por el bienestar de todos.
Además, el kos también enfatiza en la importancia del equilibrio y la armonía en todos los ámbitos de la vida. En lugar de enfocarse exclusivamente en el trabajo o en el cumplimiento de responsabilidades, los noruegos tratan de encontrar un equilibrio entre el tiempo para sí mismos, el tiempo para actividades recreativas y el tiempo para actividades productivas.
Además de estos principios fundamentales, el kos también invita a hacer vida al aire libre. En Noruega, la naturaleza es considerada esencial para la salud, ya que pasar tiempo en ella reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y aumenta la sensación de conexión con el mundo que nos rodea.
- Establecer límites claros en tu vida, priorizar el bienestar propio y aprender a decir "no" cuando necesites descansar o sientes que tienes demasiadas responsabilidades.
- Aprender a dar más valor y disfrutar de los momentos simples, como tomar una taza de café caliente o disfrutar de un viaje en coche acompañado de buena música y un ser querido. Esos son, precisamente, los recuerdos que acompañan toda la vida.
- Realizar actividades al aire libre. Trata de dedicar al menos 30 minutos al día para disfrutar de la naturaleza y desconectar, ya sea paseando en bicicleta, disfrutando de un pícnic con amigos o dando una caminata por el parque.
- Cultivar la resiliencia, ya que la vida está llena de desafíos y contratiempos, pero aprender a enfrentarlos con una actitud positiva permite encontrar una mayor felicidad. Para lograrlo, hay que saber aprender de los errores y buscar soluciones en lugar de poner el foco en los problemas.
- Construir relaciones significativas desde la bondad y la gratitud. Es esencial dedicar tiempo y esfuerzo a construir vínculos fuertes con quienes nos rodean. Muestra interés por sus vidas, bríndales tu apoyo cuando lo necesiten y dedica tiempo para reflexionar sobre las cosas por las que te sientes agradecido de contar con su compañía.