El sector de la almendra tradicional pide ayuda. Los pequeños agricultores de secano en explotaciones familiares o ecológicas han visto como este año la producción se desplomaba por una concatenación de circunstancias que sonará a cualquier que siga la actualidad agrícola en general: sequía, altas temperaturas, heladas, fuertes lluvias a destiempo… y vuelta a la sequía.
Pero esta aparente escasez ha supuesto una caída aún mayor del precio, al contrario de lo que supondría una aplicación muy básica de las leyes de la oferta y la demanda (y con las que se está justificando el incremento en el supermercado de casi todos los alimentos). Las razones, según la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), son la compra a Australia y EEUU, y las nuevas macroexplotaciones de almendra de regadío.
“Estamos pidiendo al Gobierno una trazabilidad de la almendra que se consume en España, que se sepa la que viene California o de Australia y se vende como española”, denuncia Francisca Iglesias, responsable de Frutos Secos de UPA. Y añade: “Este año la campaña ha sido catastrófica, los agricultores están cobrando por debajo de los costes de producción. Las condiciones climáticas no han permitido una cosecha normal, si antes una hectárea producía 450 kilos de media de almendra cáscara, este año no llega a 135”.
Pero el precio “sigue desplomado porque se permite esa importación, que viene con la etiqueta ecológica, aunque claramente no es sostenible por las emisiones que han sido necesarias para traerla, y por las grandes macroexplotaciones industriales que se han situado en la frontera con Portugal, que son más productivas porque consumen grandes cantidades de agua y no están sujetas a las mismas restricciones que una explotación familiar o que sigue la producción ecológica según marca la Unión Europea”, indica.
Los datos del Ministerio de Agricultura y Pesca de Balance de la Temporada de Frutos Secos 2022/2023, con adelanto de previsiones para la 2023/2024, no engañan. La producción de almendra de este año ha sido de 246.597 toneladas, lo que supone un descenso del 33,5% respecto al anterior, que ya fue considerado malo, y de un 28% respecto a la media de los últimos cinco años.
Unos números que contrastan con el incremento de la superficie de producción, sobre todo en Andalucía y Extremadura, limítrofes con Portugal, y en almendra de regadío, que en el caso andaluz es del 10%, pero en el extremeño llega al 69% de terrenos nuevos dedicados a este cultivo.
El mismo informe implica una bajada de más del 10% en las exportaciones tanto de la Unión Europea como en general (aunque con una ligera subida del 3% respecto a la media). Pero sobre todo un incremento de las importaciones desde fuera de Europa, en concreto desde Estados Unidos, donde California es el gran estado productor, y Australia. Hablamos de más de 80.000 toneladas de almendra, la mayoría de regadío, traída desde estos países a un precio mucho más bajo que el español.
Gasoil caro y almendra barata
“Todo vino cuando no debía: sequía, hielo y lluvia. La almendra no tenía tamaño, no salían kilos, no caía del árbol. Lo que nunca he visto en 21 años, 31 que tengo ahora, desde los 10 que llevo ayudando a mi padre”, explica David Miravete, joven productor de almendra tradicional de secano y ecológica, propietario de una pequeña explotación de 24 hectáreas en el municipio de Vélez Rubio, en Almería.
“Pero es que además el precio ha caído muchísimo”, añade. Y continúa: “Ibas a las lonjas y el precio cada semana estaba más barato. Y mucha gente vendía porque claro, la almendra se puede guardar, pero si tienes un producto que sabes que es malo por las condiciones climáticas y no confías en él, no te arriesgas”.
En su caso y el de su padre, la caída del precio en proporción de los precios ha sido mayor, del 22% en algunos casos, porque producen almendra ecológica, pero aun así se mantiene en torno a los 6 euros. En las variedades comunes “ya es de vergüenza, nadie cubre costes”, porque, según datos de nuevo del Ministerio de Agricultura, el precio en las lonjas ha caído de los 5 o los 4 euros en muchos casos. Solo la variante de almendra Marcona, de regadío, se mantiene por encima de los 7 euros.
Un informe de 2020 del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) de la Generalitat de Cataluña, y del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC), situado en Murcia, ya advertía de las oportunidades de inversión en dicha variedad por el cambio climático, que estaba trayendo al Mediterráneo primaveras más suaves y con menos heladas. No ha sido exactamente así el caso en toda la geografía española, pero sí en las zonas de Extremadura y Andalucía, donde ahora se sitúan las macroexplotaciones.
La crisis de la inflación lo empeora todo: “Si el gasoil está caro y la almendra barata, esto no va más. Si el gasoil estuviera barato, podría ser un poco más rentable, pero ahora mismo no”, se lamenta Miravete. Aunque es "un ejemplo, por hablar de solo una cosa, porque todo ha subido un montón".
"La subvención para los que producimos ecológico cada vez es más pequeña, cuando tendría que ser más alta. En las zonas desfavorecidas, como Almería, cobramos menos que en otras zonas más productivas, cuando debería ser al revés”, protesta Miravete.
Cumplir la Ley de Cadena Alimentaria
“Nos han dejado en la cuneta”, añade Iglesias. “Pedimos que haya una marca que identifique la almendra española tradicional, aranceles para la que viene de EEUU y Australia y que se aplique la Ley de Cadena Alimentaria. El precio de coste no puede estar por debajo del de producción y eso no se está cumpliendo”, insiste.
La almendra tradicional de secano se distribuye entre Albacete, Teruel, Zaragoza, la Comunidad Valenciana, Murcia, Granada y Almería. Es decir, “en la España vacía, donde fijan población y empleo", matiza Iglesias.
Y añade: "Las nuevas macroexplotaciones se sitúan en zonas donde antes había hortalizas, consumen grandes cantidades de agua y están ultramecanizadas, así que destruyen puestos de trabajo. Económicamente son rentables para los fondos de inversión que las financian, pero no son sostenibles social o medioambientalmente”.
Los pequeños agricultores piden también al Ministerio de Agricultura una revisión del funcionamiento de las lonjas, en las que denuncian un control oligopólico por parte de las mismas empresas. Y también que se desarrolle una red de ensayos de variedades adaptadas al cambio climático de almendras de secano.
“Solo se atiende al regadío para producción industrial, cuando deberíamos estar desarrollando variedades resistentes a hongos para las plantaciones que pasan de dos meses de sequías a lluvias intensas de golpe, como está pasando estos años”, añade Iglesias.
Apuntan desde UPA además a que el pasado abril se firmó un acuerdo de importación de almendra con China. “Si se está produciendo menos, se anuncia que se va a exportar más y vemos que suben importaciones de terceros países, ¿es que en China son tontos? ¿Qué almendra se le está vendiendo a Europa y se le piensa vender a China como si fuese española?”, indica Iglesias.
Miravete se muestra resignado: “Para el año que viene no queda más que sentarse y rezar y esperar. Estoy podando y labrando, preparándome. Ahora mismo tendría que llover, que es cuando el almendro tiene que prepararse. De momento lo que ha caído no es nada, cuatro gotas que luego vino el viento y no han hecho nada”. Y concluye: “Pero el árbol no lo puedes abandonar, tienes que seguir haciéndole mantenimiento, si no, ya no da fruto. Así que a trabajar”.