En medio de la polémica sobre la continuidad o el abandono de los combustibles fósiles tras las controvertidas declaraciones de Sultan Al-Jaber, presidente de la COP28, surge la propuesta de Estados Unidos de centrar la mirada en la fusión nuclear. Este martes, en la sexta jornada de la Cumbre Mundial del Clima en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), John Kerry, enviado especial de EEUU para el clima, anunció el lanzamiento de un plan de compromiso internacional destinado a impulsar este tipo de energía.
Entre otras cuestiones, Kerry destacó que esta posible fuente de energía “tiene el potencial para revolucionar nuestro mundo, cambiar todas las opciones que tenemos ante nosotros y proporcionar al mundo energía abundante y limpia sin las emisiones nocivas de las fuentes de energía tradicionales”. Por ello, esta energía se conoce a menudo como el santo grial de las energías renovables.
El plan presentado incluye a 35 países y se enfocará en la investigación, el desarrollo, la cadena de suministro, la regulación y la seguridad. Previamente, a principios de noviembre, Estados Unidos ya anunció una asociación con el Reino Unido para acelerar el desarrollo global de la energía de fusión.
“Nos estamos acercando cada vez más a una realidad impulsada por la fusión y al mismo tiempo existen importantes desafíos científicos y de ingeniería”, subrayó en la rueda de prensa para anunciar el plan Kerry, señalando la importancia de realizar una “reflexión cuidadosa y unas políticas bien pensadas”.
Antes de acudir a la cita anual sobre el clima, Kerry visitó las instalaciones de Commonwealth Fusion Systems (CFS) en Massachusetts, una empresa estadounidense creada en 2018 que tiene el objetivo de construir una planta de energía de fusión a pequeña escala. Ya en aquella visita, el diplomático estadounidense dejó claro que la energía de fusión no era sólo un experimento científico, sino “una solución climática emergente”.
No son pocos los países que persiguen el desarrollo de este tipo de energía. En el sur de Francia, 35 países están colaborando en un proyecto, el Reactor Experimental Termonuclear Internacional (ITER, por sus siglas en inglés), con el objetivo de validar la viabilidad de la fusión como energía a gran escala, aunque el proyecto ha enfrentado demoras considerables y sobrecostes significativos.
China, socia de ITER, es otro de los países que se encuentran en la carrera para desarrollar esta tecnología. De hecho, según comentó un científico chino al medio gubernamental Global Times el año pasado, el país ya ha desarrollado más del 80% de la tecnología clave en la energía de fusión y se espera que el país ya pueda utilizar esta energía en un plazo de 30 a 50 años.
¿Qué es la fusión nuclear?
La fusión nuclear es un proceso mediante el cual dos núcleos ligeros —comúnmente el hidrógeno y sus isótopos (deuterio y tritio)— se unen para formar un núcleo más pesado. Un ejemplo representativo de este tipo de reacción es el que ocurre en el sol, donde los núcleos de hidrógeno se fusionan para formar helio. Este proceso libera una enorme cantidad de energía en forma de radiación electromagnética que llega a la superficie terrestre y la percibimos como luz y calor.
En nuestro planeta, este proceso se podría hacer de dos maneras distintas: un método implica el uso de láseres que concentran energía en una pastilla de oro cargada con hidrógeno; el otro usa potentes imanes para atrapar plasma o hidrógeno gaseoso calentado a unos 55 millones de grados Celsius. En ambos casos, la principal ventaja de este tipo de tecnología es que, a diferencia de las centrales de fisión nuclear —las que tenemos actualmente—, no generan residuos de larga duración.
En caso de lograrse, la fusión nuclear podría proporcionar al mundo una gran cantidad de energía ilimitada que podría usarse para impulsar los coches eléctricos, encender nuestros hornos, calentar y enfriar nuestras casas, y otras tantas cosas que actualmente suelen usar combustibles fósiles como el gas natural o el carbón.
Y es que según el Laboratorio Nacional de Fusión, el centro de referencia español en este ámbito, una reacción nuclear puede liberar aproximadamente 10 millones de veces la energía liberada por una reacción química, que es la que se produce al quemar leña o petróleo, por ejemplo.
¿Qué tan cerca estamos?
Si bien la fusión nuclear promete jubilar las energías fósiles y proporcionar una energía limpia ilimitada, aún nos encontramos lejos de que se convierta en una alternativa real a diferencia de otras tecnologías limpias ya existentes como la eólica, solar y otras que ya están en uso.
Tal y como afirman la mayoría de los expertos, existen importantes desafíos que deben superarse para que la fusión nuclear se convierta en una fuente comercial de electricidad. Por un lado, hasta ahora los científicos solo han conseguido casos aislados en los que experimentos de fusión producen más energía de la que se requiere para llevarlos a cabo.
El último experimento exitoso fue en agosto, cuando un grupo de científicos estadounidenses logró una ganancia neta de energía en una reacción de fusión en un laboratorio nacional de California. No obstante, la ganancia fue efímera y los científicos calcularon que la producción neta de energía de ese experimento fue de tan sólo un 0,5% de la energía empleada para encender los láseres, según recoge Reuters.
Asimismo, Reuters señala que existen obstáculos de tipo normativo, de construcción y de emplazamiento para crear nuevas flotas de centrales eléctricas que sustituyan partes de los sistemas energéticos existentes.
Otro problema adicional es la desaceleración de la inversión en la fusión nuclear ante la incertidumbre económica pospandémica. Tal y como revela Efe, el último informe de la Asociación de la Industria de la Fusión (FIA, por sus siglas en inglés) muestra que la inversión total mundial en 2023 ha sido de 1.400 millones de dólares, frente a los 2.830 millones que acumuló el año anterior.
¿Un milagro a tiempo?
En la COP28 de Dubái y ante las polémicas declaraciones de Al-Jaber afirmando que “no existe ninguna ciencia” que certifique que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles permita alcanzar las metas establecidas en el Acuerdo de París, Kerry rebatió que la “ciencia nos dice claramente y sin ningún género de dudas” que la quema de los combustibles fósiles es la causa principal de la crisis climática.
No obstante, cuando se le preguntó sobre el momento en que la tan anhelada fusión nuclear de uso general se haría realidad, Kerry admitió su incapacidad para precisar la proximidad de este logro. Mientras tanto, los científicos alertan de que el desarrollo de la fusión nuclear puede ser demasiado caro y llevar demasiado tiempo como para desempeñar un papel importante en la lucha contra el cambio climático.