Héctor Casas, CTO del proyecto Roela, explica que su iniciativa surgió como todas las ideas innovadoras, por una suma de circunstancias. “Uno de nuestros colaboradores era piloto de helicóptero de rescate de mineros accidentados y de ahí nació la idea de analizar el mercado del oro, de cómo funcionaba", cuenta.
Y añade: "Entendimos que mucho del oro que se extrae hoy en día se usa como reserva en todo el mundo. Al final, se funde lo que se ha obtenido, se pone en un camión y luego de ahí se transporta en un barco y normalmente va a la bóveda de un banco”.
Todo ese proceso, indica, les "pareció" que "no tenía mucho sentido" como "reserva de valor". El impulsor del proyecto creado por Aurum41 en 2022, que está a punto de conseguir su regulación para operar en casi todo el mundo, lo explica: "Al final de cada día, si eres un cliente de un banco de Australia y el oro de tu banco está bajo una bóveda en Suiza, la verdad es que nunca lo vas a ver. Por su balance, una organización te va a asegurar que está ahí, pero tú no lo vas a ver y estás confiando en el banco”.
[Token: un término inherente a la criptografía]
Por eso, continúa, pensaron "¿qué sentido tiene romper la tierra y llevar a cabo todo ese proceso para que el oro luego sea reserva de valor?". Lo que hicieron fue "hablar con un geólogo primero", que les dijo que eran "unos locos".
Eso sí, le pareció "buenísima idea" y les quiso ayudar. "Los mismos mineros empezaron a entender que podría ser beneficioso también para ellos, siendo el oro el metal en el que nos centramos, porque cuando una minera saca los demás metales, los usa en la industria, pero eso no es así con mucho del oro", asegura Casas.
'Tokenizar' el oro
Para Patricia Espíndola, CEO de Aurum41, lo que hacen es "una forma única de tokenizar el oro no extraído, respaldando nuestro security token con este valioso recurso aún en la tierra”. A lo que Casas añade que se encontraron con dos retos o "necesidades".
La primera era "certificar que el oro está ahí". Eso, indica, "se puede hacer fácilmente" gracias a la certificación canadiense NI43-101, "un instrumento nacional para los estándares de divulgación de proyectos mineros en Canadá".
Después, añade, tocaba "buscar una regulación fuerte". Y la encontraron en Gibraltar, que "está considerada en el top mundial de digital assets para poder dar credibilidad en ambos aspectos".
Tanto la certificación como la regulación son esenciales para "cubrir" su modelo de negocio, explica Casas. "Una te dice que el oro está donde está; la otra crea un argumento financiero o security token, controlado y regulado”. Es decir, el contenido de la mina no podría ser hackeado, ni duplicado, ni inventado.
Su propiedad, además, sería compartida: para esta compañía, en cuanto comience a operar, la web3 permitiría acceder a una nueva capa tecnológica de verdad y propiedad digital del oro. Ahora mismo, continúa Casas, “estamos en el proceso de obtener esa regulación, lo cual será antes de fin de año. Hoy tenemos cinco yacimientos, dos en Argentina, uno en Chile y dos en México, y estamos mirando otros”.
Socios estratégicos
Además, quieren ser considerados socios estratégicos de las grandes compañías, no competidores. “Lo que esperamos es que este proceso pueda ser imitado por las grandes mineras para los yacimientos que no están explotando o los que no son rentables económicamente para ir a explotar. Lo que sí garantizamos es que en cualquiera de los proyectos que nosotros tenemos, esa tierra no va a ser explotada”.
De hecho, han añadido al proyecto no extractivo otra vertiente social, porque un porcentaje de la venta de estas propiedades se entregaría a las comunidades cercanas para contrarrestar la ausencia de este trabajo.
Para los fundadores de este innovador proyecto, y para otros emprendedores, sin duda, ha llegado un momento radicalmente nuevo: ya es tecnológicamente posible tokenizar aquellas actividades contaminantes u onerosas que no aporten valor en los siguientes pasos de la cadena.