Las abejas son insectos que forman parte de la biodiversidad de la que todos dependemos para sobrevivir. Viven en las colmenas, donde forman grandes colonias que proporcionan a la sociedad y al planeta diferentes beneficios.
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La miel o la cera de abeja son algunos de los favores que hacen algunas especies de abeja a la sociedad desde hace miles de años. El uso comercial de los mismos ha desarrollado la industria de la apicultura, de la cual viven miles de personas en todo el planeta.
Alrededor del 70% de la agricultura mundial es posible por las abejas. Y es que estas favorecen la polinización y reproducción de todas las plantas que cohabitan con nosotros. Esto equivale al 35% de la producción de alimentos.
A pesar de tener cerebros del tamaño de una semilla, conviven en colmena con funciones interconectadas para mantener la salud de todos los que vivan en ella y donde además se organizan en una jerarquía de rangos sociales.
La abeja reina, los zánganos y las abejas obreras son los tres escalones que existen en una colmena. Fuera de ella, se conocen más de 20.000 subespecies de abeja, divididas en siete familias reconocidas hasta la fecha.
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El animal más importante del mundo
La Real Sociedad de Geografía de Londres y el Earthwatch Institute designó a la abeja como el animal más importante del mundo. Y no solo por estar a cargo de un 70% de la agricultura mundial, sino también porque es el único ser vivo que no transporta ningún tipo de patógeno.
Las abejas evitan la propagación de epidemias causadas por hongos, virus o bacterias en humanos. No solo eso, sino que los seres humanos dependen de ellas para alimentarse.
En Europa, alrededor de un 84% de la producción agrícola para consumo humano, incluyendo todo tipo de alimentos, frutas, vegetales y frutos secos, requiere de una polinización que se otorga a través de estos insectos.
A través de esta polinización se obtienen productos ecológicamente sostenibles y de calidad, asimismo, diferentes estudios han demostrado que la falta de polinización de las plantas afecta a la salud de los humanos.
Con la disminución de la población de las abejas, la polinización ha mermado y este descenso se ha asociado con un gran aumento de enfermedades crónicas y muertes debido a la reducción de producción de alimentos saludables.
En peligro de extinción
A pesar de la importancia de la abeja en el planeta y de todos los beneficios que supone para los seres humanos, las abejas están desapareciendo y las diferentes especies están disminuyendo notablemente. En el Libro Rojo de Especies Amenazadas se establece que un 90% de las abejas en el mundo han desaparecido por el uso indiscriminado de pesticidas y deforestación.
Otro de los motivos del peligro de extinción también está a cargo de los humanos y consiste en las microondas que emiten los teléfonos móviles, los cuales las desorientan y conducen a la muerte.
Los cambios en las prácticas agrícolas también afecta a este insecto, ya que produce una gran pérdida en su hábitat. La agricultura intensiva y los cambios en la producción como la concentración en la producción de forraje hace que desaparezcan en mayor medida.
Son los seres humanos los encargados de su desaparición, pero también son ellos los que pueden evitarla. Organizaciones ambientalistas aseguran que se puede restaurar el número de abejas con solo evitar pisarlas, prohibir el empleo de pesticidas, preservar el hábitat natural y promover los jardines floridos.
Tan urgente es la protección de las abejas que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) y el Proyecto Estado y Tendencia de Polinizadores en Europa (STEP) iniciaron una investigación llamada "Lista Roja de Abejas" en la que expusieron los datos de su posible extinción.
El cambio climático, la expansión urbana y los incendios también participan en esta extinción de las diferentes especies, no solo de las abejas, sino de centenares de seres vivos que habitan en el planeta.