El compromiso con cuestiones medioambientales y sociales ocupa cada vez un espacio más grande dentro de las empresas. De hecho, según el último informe del Pacto Mundial de la ONU en España, el 89% de las empresas del IBEX y el 33% de las empresas adheridas a este compromiso, están realizando evaluaciones sobre los efectos del cambio climático en sus operaciones.
Y no solo eso. Según este mismo documento, señaló en ENCLAVE ODS Cristina Sánchez, directora ejecutiva de Pacto Mundial de Naciones Unidas España, el 75% de estas mismas empresas españolas tienen compromisos de reducción de emisiones de CO2. Aunque, tal y como señala Sánchez, aún hay deberes por hacer: sólo un 6% de las empresas consultadas y un 37% del IBEX 35 tienen objetivos aprobados basados en la ciencia.
En este sentido, incorporar la sostenibilidad en la innovación puede favorecer el cumplimiento de los objetivos. La innovación es esencial para la supervivencia y el crecimiento de una empresa, y las que no innovan se quedan atrás de sus competidores. Sin embargo, hasta ahora, las fórmulas tradicionales en muchas ocasiones se han basado en sobreexplotar los recursos naturales o a los empleados.
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La innovación sostenible busca abordar todos esos impactos sociales y medioambientales que no son deseados. Y esto, explican desde Network for Business Sustainability, implica que “las empresas puedan proporcionar productos y servicios que sean buenos para ellas y para la sociedad a largo plazo”.
¿Qué es la innovación sostenible?
Este tipo de innovación, tal y como lo define el economista Richard Adams, se basa en realizar cambios intencionales en los productos, servicios o procesos de una empresa para generar beneficios sociales y ambientales a largo plazo, al mismo tiempo que genera beneficios para la empresa.
Comparada con la innovación entendida de la forma tradicional, este modelo es más disruptivo y más colaborativo. Entre los diferentes beneficios que puede generar a una empresa, desde IdeaScale señalan que la innovación sostenible puede resultar en mejores modelos de negocios, procesos mejorados, flujos de recursos optimizados, reducción de desperdicios y costes, y la creación de nuevos segmentos de mercados.
Y esto también está generando un cambio en cómo compran los consumidores. Un estudio realizado en 2020 por la consultora Deloitte descubrió que los consumidores están comprando cada vez menos plástico de un único uso y estudiando las prácticas de sostenibilidad que llevan a cabo las empresas.
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Un ejemplo que señalan desde IdeaScale es que, entre los años 2016 y 2018, la empresa de paquetería estadounidense UPS tuvo que invertir más de mil millones adicionales en combustible debido a la subida generalizada de estos en el mercado internacional. Esto supuso un importante impulso para que la compañía invirtiera fuertemente en volverse eléctrica. El resultado, como señalan, es un mundo más limpio, más saludable, más justo y más estable.
Finalmente, otro de los beneficios de la innovación sostenible es su necesidad de un enfoque holístico y de un pensamiento sistémico. Cuando las empresas deciden apostar por este tipo de innovación, no solo involucran y generan un cambio en su propia organización, sino que también crean un impacto positivo en todo el sistema del que forma parte.
Sin embargo, a pesar de los grandes beneficios de la innovación sostenible, aplicarla no siempre es fácil. Requiere tiempo, compromiso y esfuerzo. Cada empresa debe evaluar qué tipo de innovación sostenible quiere desarrollar. Algunas pueden apostar por tipos de forma secuencial, otras podrían involucrase en múltiples enfoques para la innovación.
Así, el ejemplo que establece desde Network for Business Sustainability una compañía de petróleo y gas puede buscar mejorar la eficiencia para reducir las emisiones de carbono, a la vez que invierten en tecnologías renovables.