Lavadoras chinas y botellas australianas del siglo pasado: los perturbadores objetos que pescan los marineros gallegos
En cinco años, pescadores y voluntarios de toda España han rescatado más de 1.880 toneladas de residuos de los océanos y entornos acuáticos.
9 junio, 2023 01:40“Nos encontramos una lavadora manual con la rotulación en chino en el fondo del mar”. Y, hace no mucho, "apareció una botella de Nueva Gales del Sur (Australia) que caducó en los años 80". Esta son solo algunas de las anécdotas que cuenta Rubén Rodríguez, responsable de proyectos de Vertidos Cero en Galicia, sobre la basura que han llegado a recuperar de las costas gallegas. Pero, ¿cómo llega una lavadora o una botella de dos países que están a más de 8.000 kilómetros? La respuesta es más sencilla de lo que parece: alguien la tiró al mar y acabó allí.
Y, ¿cómo se consigue recuperar? En el caso de la lavadora y de otros muchos desperdicios de los fondos marinos, la manera más efectiva es con la ayuda de embarcaciones. La Cofradía de Pescadores del puerto de Bueu que recoge cientos de kilos de basura de los fondeaderos de la zona es una de las asociaciones realiza esta labor, dentro del proyecto Mares Circulares.
José Manuel Rosas, presidente de la Federación de Cofradías de Pontevedra y patrón mayor de Bueu, señala que en el proyecto participan dos barcos de enmalle y dos de arrastre. Pero aclara que casi todos los barcos que forman parte de la cofradía también recogen residuos. “Lo que recogen y traen a tierra los marineros en su trabajo cotidiano también lo gestiona Puertos de Galicia”.
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“La pesca de arrastre es la que más kilos saca”, aclara Estíbaliz López-Samaniego, directora de la Asociación Vertidos Cero y Directora de la Cátedra Economía Circular de la Universidad Autónoma de Madrid. No obstante, al otro lado se encuentra la pesca artesanal.
Para facilitar la tarea de recogida de residuos en esta zona, Vertidos Cero trabaja codo a codo con las asociaciones de pescadores, colocando contenedores en los puertos y suministrándoles bolsas para que puedan llevar a bordo.
Pesca pasiva
Rodríguez explica como se gestionan los residuos que proceden de la pesca pasiva de los pescadores que llegan a los contendores: "Primero los caracterizamos, los transportamos a las plantas de gestión de residuos y después se segregan los materiales para su reciclaje o desecho".
Para conocer el primer paso, el técnico de Vertidos Cero enseña la basura recogida por un pescador de navajas que acaba de depositar una bolsa en el contenedor. “Vemos que no es una gran cantidad. Esta es la cantidad que los pescadores artesanales traen de forma habitual”, destaca.
“Los pescadores de Bueu bucean entre la basura y nos la traen”, explica Rodríguez. El técnico de Vertidos Cero muestra el tipo de desechos que los pescadores rescatan de los fondos marinos. “Estos objetos están en el fondo, se aprecia por el desgaste producido por la arena, ya están colonizados”, aclara el técnico de Vertidos Cero.
Esta es una más de las labores de pesca pasiva que realizan los más de 125 barcos pesqueros de la red de 17 puertos españoles y portugueses que participan en Mares Circulares.
Se cumplen cinco años desde que esta iniciativa salió de puerto. Y, gracias a la participación en red de más de 1.269 ayuntamientos y entidades públicas y privadas y sobre todo, al trabajo de pescadores y voluntarios, se han recogido más de 1.880 toneladas de basura de los océanos y entornos acuáticos.
Un mar de plásticos
Parafraseando a Estíbaliz, Rodríguez es muy tajante con los diferentes tipos de basura que encuentran: "cualquier objeto de uso cotidiano puede llegar a ser basura marina". Y añade, "hemos encontrado desde impresoras hasta carritos de la compra".
Rodríguez argumenta que lo que se encuentre dependerá de la zona. En una zona dedicada a la pesca se encontrarán redes, en una zona recreativa abundarán las latas y en una zona agrícola predominarán los plásticos de los invernaderos.
En las recogidas en playas y entornos acuáticos, "lo más abundante son las bolsas de la compra, las botellas de bebida y los envoltorios de golosinas". Y en las pescas pasivas, además de los objetos mencionados, destacan el material relacionado con la pesca, como aparejos, redes o anzuelos.
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Pero aclara que el residuo más abundante es el plástico. Es la cara visible de la contaminación marina. La plastisfera es como se llama a aquellos ecosistemas que han evolucionado para adaptarse al plástico. El ejemplo más paradigmático es la gran mancha de basura del Pacífico, una isla gigante de desechos con una superficie estimada 710 000 km² y 17.000.000 km².
Un informe de las Naciones Unidas ya alertaba en 2015 de la ingente cantidad de residuos plásticos que terminan en los océanos cada año: unos 8 millones de toneladas métricas. La contaminación por plásticos, en palabras del secretario general de la ONU, está “ahogando los océanos”.
Y el sector pesquero es uno de los que mayor impacto tienen: el ghost gear o equipamiento fantasma —donde se incluyen las redes de pesca, cuerdas, sedales y trampas— representan alrededor del 20% del plástico marino.
Circularidad y conocimiento científico
Intervenir y sensibilizar. Estos son, en palabras de la Carmen Gómez-Acebo, directora de Sostenibilidad de Coca-Cola Europacific Partners Iberia, los principales objetivos del proyecto Mares Circulares, que impulsa desde 2018 en colaboración con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Asociación Vertidos Cero, la Asociación Chelonia, la Fundación Ecomar y la Liga para la Protecção da Naturaleza (LPN).
La monitorización y recogida periódica de información se almacena en una base de datos con el fin de que pueda ser utilizada para el análisis científico. Incluye datos tanto de las ubicaciones donde se realizan limpiezas terrestres con voluntarios (playas y entornos acuáticos) como de los fondos marinos, gracias a la colaboración con barcos pesqueros de 17 puertos en España.
A lo largo de estos años, se han recogido y clasificado más de 1.800 toneladas de residuos, que, unidas a las 811 monitorizaciones realizadas (algo más de 160 anuales), permiten analizar cuestiones como su procedencia, estacionalidad, impacto, grado de degradación y reciclabilidad.
"Se ha creado una base de datos que está totalmente disponible para la comunidad científica para tratar de impulsar soluciones relativas a la economía circular y ordenada a los residuos adicionales indeseados", explica Gómez-Acebo. Y aclara que con esta iniciativa, se busca "generar sinergias" con investigadores y empresas para buscar soluciones basadas en la economía circular para los residuos plásticos.
En su apuesta por las soluciones innovadoras para la reutilización de los residuos recuperados de los mares, ha premiado a 14 estudios científicos y a seis start-ups desde 2018, con una inversión de más de 118.000 euros.
Entre las start-ups premiadas, se encuentran empresas que trabajan en la reutilización de redes de pesca procedentes de residuos marinos en redes de canastas de baloncesto y porterías; la producción de envases biodegradables desechables fabricados a partir de macroalgas recogidas de las orillas de las playas, o el desarrollo de tecnología para reciclar envases multicapa.