Al menos 150 especies han sufrido ya los peores efectos del ruido que están soportando los océanos. Así lo alerta Lindy Weilgart, asesora científica de OceanCare y autora en el Informe Técnico que la Convención de las Naciones Unidas sobre Conservación de las Especies Migratorias (CMS) publicado hoy. Una alerta precedida de otra nada desdeñable de parte de Copernicus –el satélite de la UE–: los océanos alcanzaron la mayor temperatura jamás alcanzada en el mes de mayo.
En el Día Mundial de los Océanos celebrado hoy, estas advertencias cobran si cabe más relevancia, porque es una fecha para tener presente que aún no se han hecho los esfuerzos necesarios y recordar qué hoja de ruta debería seguir el planeta para preservar sus mares, porque, de lo contrario, las consecuencias pueden ser catastróficas.
Como publica el informe técnico de la ONU, cuestiones como la contaminación acústica marina y presencia creciente en los océanos está afectando a especies de todo tipo: desde el plancton más pequeño hasta las ballenas más grandes. Interrumpe la sinfonía con la que se comunican y de la que dependen para sobrevivir y altera sus comportamientos. Pero es que, además, puede afectar sus procesos vitales críticos, como la reproducción y la alimentación.
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Amy Fraenkel, Secretaria Ejecutiva de la CMS, "la vida silvestre marina, incluidas las especies migratorias y sus presas, depende del sonido para funciones vitales de la vida, incluida la comunicación, la detección de presas y depredadores y la orientación". Según la experta, "nuestros océanos se han vuelto cada vez más ruidosos, lo que resulta en un daño significativo para las especies marinas".
Una amenaza que tampoco es ajena a las comunidades humanas. Esta contaminación acústica descontrolada que pervive en nuestros mares también tiene grandes implicaciones para nuestros propios medios de vida. Millones de personas en todo el mundo dependen de los océanos para su sustento y supervivencia económica, por lo que, como reconoce el informe, "si no se aborda este problema, podría tener efectos devastadores en la cadena alimentaria marina y, posteriormente, en las pesquerías y las comunidades humanas que dependen de estos recursos".
El origen de esta arma en forma de decibelios se encuentra, sin duda alguna, en la intensificación de las actividades humanas en el océano. Está aumentando a un ritmo alarmante. De hecho, según el último estudio de Science publicado al respecto en 2021, el transporte marítimo ha multiplicado por 32 el ruido de baja
frecuencia a lo largo de las principales rutas marítimas en los últimos 50 años. Unas perturbaciones que pueden cambiar sistemas marinos completos.
Por este motivo, el informe pone el foco en tres fuentes principales de contaminación acústica: el transporte marítimo, los estudios sísmicos con armas de aire comprimido (utilizados en la exploración de petróleo y gas) y las máquinas pilotadoras (utilizadas en los cimientos utilizados para parques eólicos marinos y otras infraestructuras).
Ante estos auténticos huracanes de ruido a nivel submarino, el informe destaca la aplicación de tecnologías de silenciamiento como la forma más efectiva de reducir sus impactos negativos.
Un calor sin precedentes
El Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) ha alertado de otra cuestión importante: la temperatura de la superficie del mar y la del aire marino promediadas en todos los mares sin hielo fueron las más altas registradas en mayo. No obstante, puntualizan que el mes fue el segundo mayo más cálido a nivel mundial, menos de 0,1 °C más frío que el mayo más cálido registrado.
Estas temperaturas fueron especialmente elevadas, más de lo normal, en partes de Canadá, África y el sudeste asiático. Según Samantha Burgess, directora adjunta de C3S, "mayo de 2023 fue el segundo más cálido a nivel mundial, ya que estamos viendo que la señal de El Niño continúa emergiendo en el Pacífico ecuatorial".
La llegada de este fenómeno preocupa a los expertos porque puede aumentar el riesgo de condiciones climáticas extremas y desafiar aún más los registros de calor global. En los años de este patrón meteorológico, además, las temperaturas oceánicas son más cálidas de lo normal y las temperaturas globales también aumentan.
Y esto, en un momento, añade la experta, en el que "las temperaturas sobre el océano ya están alcanzando niveles récord y nuestros datos indican que el promedio de temperatura en todos los mares sin hielo para mayo de 2023 fue más alta que para cualquier otro mes de mayo".
Las primeras consecuencias de esta subida paulatina de la temperatura en la superficie del mar tienen un impacto directo en la pérdida de biodiversidad marina. Como ya explicó Fernando Valladares, experto en cambio climático y profesor de investigación del CSIC, los picos de calor continuos de los últimos años están generando procesos de actividad microbiana y una digestión muy intensa de la materia orgánica.
“Esto trae consigo una disminución de oxígeno en el mar, lo que arrastra a muchas especies que no pueden vivir en esas condiciones de temperatura”, explicaba el experto. “Esto es una cascada de pérdida de biodiversidad, pérdida de productividad, y una crisis ecológica provocada por unas temperaturas récord”.
Y es que, según los datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la temperatura de la superficie del océano mundial ha alcanzado un máximo histórico desde que comenzaron los registros satelitales hace 40 años.
Para expertos como Juanjo González, doctor en física y meteorólogo de la Aemet, “los océanos entran en territorio desconocido”. Como ha compartido en sus redes sociales, el calentamiento de los océanos sigue una tendencia alcista a nivel global.