Hoy en día escuchamos mucho hablar del término sostenibilidad, definido como la práctica consistente en el cuidado y mantenimiento del medioambiente, el crecimiento económico y el desarrollo social, con el objetivo de garantizar las necesidades de las futuras generaciones sin comprometer las presentes.
A pesar de la crisis global derivada de la pandemia de la Covid-19 y la invasión rusa en Ucrania, el cambio climático se ha convertido en los últimos años en la crisis determinante en nuestro tiempo, suponiendo una amenaza para la sociedad debido a las consecuencias medioambientales que ello supone, y al que tenemos que poner solución. Esto nos ha llevado a replantear los hábitos rutinarios de nuestro día a día, teniendo la sociedad un papel fundamental para combatir el cambio climático con la práctica de medidas sostenibles.
El concepto de sostenibilidad, aunque a primera instancia nos lleve a pensar en aspectos medioambientales, también afecta a los aspectos económicos y sociales. Por ello, la sostenibilidad está tipificada en tres importantes tipos, relacionados entre sí, puesto que el objetivo de la sostenibilidad es alcanzar un equilibrio entre cuidado del medioambiente, el crecimiento económico y el bienestar social.
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Sostenibilidad medioambiental
En el ámbito medioambiental, el objetivo es cuidar y mantener los aspectos biológicos en su productividad y diversidad a lo largo del tiempo, sin la necesidad de comprometer las necesidades de las futuras generaciones, ya que el medioambiente y la naturaleza no son fuentes inagotables que tengan una duración indefinida, sino que es necesario el mantenimiento de dichos recursos para su conservación.
En nuestra vida cotidiana podemos adoptar hábitos más sostenibles que tengan un impacto positivo en el medioambiente, tanto para nuestro entorno como para los demás. Entre ellos se encuentra el cuidado del agua con un consumo responsable - encontrándonos actualmente ante una situación de escasez de agua en el mundo, lo que tiene importantes consecuencias en la agricultura, la ganadería y la industria - reducir o eliminar el uso del plástico, ahorro de energía con un uso racional, establecer una cultura de reciclaje, uso de transporte sostenible, alimentación sostenible, entre otros.
Asimismo, la sostenibilidad busca impulsar un modelo de energía renovable y limpia, dejando de lado las energías tradicionales altamente contaminantes como el petróleo y el carbón, principales emisores de gases de efecto invernadero.
Sostenibilidad social
En lo que respecta al ámbito social, se pretende alcanzar un desarrollo social con la unión entre comunidades y culturas, que conlleve la mejora de la calidad de vida, sanidad y educación, sin dejar a nadie atrás. Para ello, es necesario conseguir una conciencia global con la implantación de prácticas responsables e inclusivas.
Estas prácticas no solo tratan de beneficiar al medioambiente y al planeta en general, sino que con las mismas se pretende mejorar la calidad de vida de todos los miembros de la sociedad, ya que dependemos en gran medida de la naturaleza y medioambiente que nos rodea. Es por ello que debemos conseguir un compromiso con el medioambiente, introduciendo hábitos en nuestra vida cotidiana que ayuden a su mantenimiento.
Sostenibilidad económica
En cuanto a la sostenibilidad económica, se trata de administrar de manera responsable los recursos propios para obtener rentabilidad a largo plazo en actividades que buscan la sostenibilidad ambiental y social.
Esto implica lograr una eficacia que conlleve el mínimo de utilización de recursos y el máximo de resultados posibles, consiguiendo así una productividad que sea favorable para la sociedad. Para ello, cada vez más son las empresas que aplican en su Gobierno Corporativo los criterios ESG (Enviromental, Social and Governance).
***Rosa Sanz García, abogada en Blas Camacho Abogados y Socia Young en Women in a Legal World.