Las aves de Doñana, en caída libre: 25 años tras Aznalcóllar, el humedal se enfrenta a su golpe definitivo
La marisma permanece casi completamente seca, por lo que 2023 será una temporada catastrófica para la avifauna acuática de la reserva natural.
25 abril, 2023 02:00Hace 25 años, el muro de contención de la balsa minera de Aznalcóllar se rompió y desató el desastre. Un vertido 5,5 millones de metros cúbicos de lodos tóxicos y unos dos millones de aguas ácidas con metales pesados se vertieron a los ríos Agrio y Guadiamar, donde recorrieron 62 kilómetros. Entonces, las sustancias contaminantes se quedaron a las puertas del Parque Natural de Doñana gracias a los esfuerzos realizados entonces para frenarlo.
Hoy, tras décadas de mala gestión hídrica, se fragua un nuevo desastre en el corazón de la mayor reserva natural de Europa. Sus aves acuáticas, convertidas en bioindicadores del estado del ecosistema, se encuentran en una situación extremadamente preocupante.
Como revela el Informe sobre el estado de conservación de las aves acuáticas en Doñana de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife), entre 2019 y 2022, las poblaciones de aves acuáticas reproductoras han sufrido el mayor desplome conocido desde que Doñana es parque nacional, en 1988. Son el síntoma de la falta de agua que está enfermando a la reserva natural.
Hasta ahora, la ubicación geográfica de Doñana al sur de Europa y cerca del continente africano era la idónea para que las aves migratorias encontraran ahí un lugar de reproducción o de cría. Muchas, escogen también este enclave como área de alimento o de descanso en sus viajes entre Europa y África. El trasiego es tal que, en época de bonanza de sus humedales, se han llegado a concentrar unos 200.000 ejemplares de aves.
Sin embargo, de acuerdo con los informes que realiza el Equipo de Seguimiento de Procesos Naturales de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), se ha comprobado que durante la invernada 2021-2022, según los censos aéreos, las cifras de individuos totales invernantes podrían estar por debajo de los 90.000. El número más bajo en 40 años.
Como aves reproductoras, han desaparecido el fumarel común y el porrón pardo (no crían desde 2018), mientras que durante 2022 la cerceta pardilla, en peligro crítico de extinción, continúa con una tendencia negativa. De hecho, solo se han contabilizado 13 parejas de esta especie que era ubicua en la antigua Doñana –con centenares–. Tanto que se la conocía como la reina de la marisma.
Asimismo, una de las especies invernantes más emblemáticas y abundantes de Doñana, el ánsar común, ha pasado de superar los 40.000 ejemplares de forma habitual a marcar los registros más bajos de la historia, con menos de 10.000 ejemplares. Como subraya Carlos Dávila, responsable de la Oficina Técnica de SEO en Doñana, “estos datos alertan sobre la degradación ambiental de Doñana. La marisma permanece casi completamente seca durante la actual primavera, por lo que 2023 supondrá una nueva temporada catastrófica para la avifauna acuática de Doñana”.
La depredación de nidos por parte de jabalíes en todo el espacio protegido es otro de los problemas especialmente graves a los que se enfrentan estas aves en la marisma natural del Parque Nacional de Doñana. La falta de agua implica menor cantidad de alimento y muchas zonas inaccesibles donde las aves realizan sus puestas, como por ejemplo las vetas, las colonias sobre nidos flotantes o garceras sobre vegetación palustre, quedan accesibles a depredadores como este.
Doñana se seca
La avifauna del Parque Nacional de Doñana no es ajena a esta dinámica de sequía y está sufriendo un deterioro extremo. Como señala el informe de SEO, si bien las fluctuaciones poblacionales de las aves acuáticas invernantes son habituales y se asocian localmente, entre otros factores, al estado de inundación de la marisma natural y la distribución mensual de la pluviometría, los datos poblacionales podrían estar reflejando los efectos del largo ciclo seco actual y la sobreexplotación de las masas de agua.
Doñana se encuentra inmersa en un ciclo seco sin precedentes, que dura ya 11 años, a lo que se suman otras amenazas como la contaminación por químicos utilizados en la agricultura o la sobreexplotación del acuífero de Doñana para regadío y para abastecer al núcleo turístico de Matalascañas.
Según los informes de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, en la actualidad la sobreexplotación afecta al 62,5% de los sectores del acuífero, que se encuentran en una situación peor a la que le correspondería según la pluviometría. Además, a esto se le añade que, durante el año hidrometeorológico 2021-2022, se registró la temperatura más alta desde que se tienen datos, con 46ºC, y se ha registrado la menor precipitación de la década.
A esto se le añade, como recuerda el informe de SEO, la mala gestión hídrica en el entorno de Doñana, que representa la mayor amenaza a la que se enfrenta a corto, medio y largo plazo. Como apunta Dávila, “Doñana está en una situación crítica, inmersa en una situación de pérdida de biodiversidad sin precedentes, debido a la falta de gobernanza histórica, mala gestión hídrica, a la que se suman los efectos de un ciclo seco que dura diez años consecutivos”.
El experto carga asimismo contra la ley de regadíos que está pendiente de aprobarse: “Lo último que podría ocurrirle como agravante es que el Gobierno andaluz haya tramitado definitivamente la Proposición de Ley en el Parlamento andaluz para regularizar más de 600 fincas de regadío ilegales, en lugar de actuar urgentemente y de forma conjunta para salvar el humedal”.
Como explicamos en EL ESPAÑOL, lo que pretende el gobierno autonómico con esta normativa es regularizar la situación de unas 800 hectáreas de cultivos en el entorno del parque natural que quedaron –por la falta de agua– fuera del Plan Especial de Ordenación Regadíos de la Corona Norte Forestal de Doñana (PEOCFD), también conocido como el Plan de la Fresa. No obstante, otorgar el acceso al agua no es de competencia autonómica, sino nacional.
[La ley que reaviva la polémica en Doñana y despierta la amenaza de otra multa millonaria de la UE]
Únicamente se otorgan las herramientas para que los agricultores puedan solicitar esa necesidad de riego, por lo que continúa el baile de responsabilidades mientras Doñana se sigue secando. Según indica el documento de la PDL, se pretenden calificar nuevas hectáreas de suelos agrícolas como "susceptibles de ser explotados en régimen de regadío".
La cuestión es que es una situación que no se puede contemplar. Como ya declaró Joaquín Páez, presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea no permite seguir sobreexplotando el acuífero y, el agua superficial de trasvase sobre la que se apoya la nueva normativa tampoco contemplaba un aumento de las hectáreas de regadío, porque no hay agua suficiente.
Por este motivo, reconoce Dávila, “es preciso abordar este conjunto de problemas de forma coordinada e integral, considerando el escenario de cambio climático ya en marcha, de la mano de todas las Administraciones, de los sectores productivos y con la más que necesaria participación de las comunidades locales que viven en, por y de Doñana”.