¿Qué tienen en común Audrey Hepburn, Kanye West, Scarlett Johansson, Lorde y Nicole Kidman? Una característica evidente que comparten es que todas ellas son famosas. Sin emabrgo, otra que suele pasar inadvertida es que, en algún momento de sus carreras, se han identificado como personas con alta sensibilidad (PAS).
Uno de los casos más sonados es el de la actriz estadounidense Nicole Kidman que, en una entrevista realizada por su colega de profesión Jennifer Aniston para la revista Harper's Bazaar, declaró que "la mayoría de los actores son personas muy sensibles". Estar bajo los focos requiere "desarrollar una piel gruesa, pero no puedes tener una piel gruesa en tu trabajo".
La asombrosa capacidad para sentir y expresarse es quizás una de las características que han catapultado su éxito. Según Mercedes Bermejo, psicóloga y vocal del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, las PAS "tienen una gran capacidad de poder transmitir sus sentimientos de una manera fácil y sencilla".
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Existe una mayor coherencia entre cómo se sienten y cómo lo expresan. "Pueden llorar o reírse con facilidad, hay una conexión profunda con su estado emocional en ese momento", añade.
El exceso de sensibilidad ha sido definido como un rasgo hereditario y variable. Y no existe distinción entre sexos: hay una proporción igual de personas altamente sensibles entre hombres y mujeres. Además, la alta sensibilidad (AS) es un término que abarca las dos acepciones de la sensibilidad: la emocional y la sensorial.
Un rasgo de la personalidad
La alta sensibilidad afecta a una de cada cinco personas. Y no se trata de un trastorno ni de una patología cognitiva, sino más bien de un rasgo psicológico o de personalidad.
Esta condición fue identificada en 1996 por la psicóloga estadounidense Elaine Aron. En su libro de autoayuda, The highly Sensitive Person (1996, Carol Pub. Group), la investigadora define la alta sensibilidad (high sensitivity) y explica cómo identificar este rasgo en ti mismo y sacarle el máximo partido en las situaciones cotidianas.
Según Aron, para definirse como personas altamente sensibles, se han de cumplir cuatro requisitos, identificados con el acrónimo DOES, que las definen. Las PAS procesan los estímulos sensoriales de manera profunda (D); son muy susceptibles a la sobreestimulación (O); destacan por su alta empatía (E); y, son sensibles a estímulos sutiles (S).
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Si bien las características mencionadas pueden dar la idea de que las PAS son personas con una condición muy negativa en el día a día, existen otras que las hacen muy especiales. La más elogiada es la creatividad.
Las PAS son rumiantes y tienen una capacidad de procesamiento más intensa, tienden a ser más imaginativos. Algunos incluso son capaces de canalizar estas emociones y pensamientos intensos a través de medios como la literatura, la música o la interpretación.
¿Una cuestión genética?
En un estudio publicado en 2014 en la revista científica de psicología Brain and Behavior, Aron, junto a otros profesionales, exploraron la posibilidad de que la condición de PAS estuviera determinada por la genética y si la hipersensibilidad se manifestaba fisiológicamente.
Algunas investigaciones de la doctora y su esposo ya habían apuntado que la sensibilidad de procesamiento sensorial (SPS), un rasgo de la personalidad, estaba asociado a una mayor sensibilidad o capacidad de respuesta a estímulos ambientales y sociales.
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En el estudio de 2014, se comparó la actividad cerebral de PAS y personas no PAS, realizando resonancias magnéticas funcionales de los cerebros. Estos ensayos revelaron que el cerebro altamente sensible responde de manera más intensa a las imágenes emocionales. La actividad de sus neuronas espejo, que conectan al individuo con las personas de su entorno, es continua.
Cuando a los participantes se les mostró una fotografía de su pareja sonriendo, las PAS manifestaron una mayor actividad en la corteza insular anterior, la región del cerebro asociada con la empatía y la percepción de emociones.
Las PAS no son…
Tener hipersensibilidad no significa tener poderes especiales, como la videncia o la telequinesis. Ni tampoco es lo mismo que sufrir depresión o tener baja autoestima. Lo cierto es que las PAS son personas que están más acostumbradas a su entorno y su mayor fuerte es la empatía.
Las PAS sienten más fuerte. "El ambiente y el entorno tienen una gran carga", explica Bermejo. En algunos casos, incluso "los ruidos o los olores pueden resultarles intolerables". Además, "les cuesta mucho que las puedan criticar, que hablen sobre ellas, que las observen o que sienten o que sientan cierta presión".
Por eso a menudo se ven abrumadas y prefieren estar solas. "En algunas ocasiones sí se puede hablar, que son personas introvertidas o más introvertidas que otro tipo de persona". En ocasiones, "desde el silencio, desde la calma, desde la soledad, se sienten mucho más cómodas y seguras y están cómodos con ellas mismas", añade.
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La introversión no es una particularidad compartida por todas las PAS: el 30% son extrovertidas. También se les ha caracterizado por ser miedosas o neuróticas, pero, de nuevo, no todas las PAS presentan esos atributos.
Las PAS no están enfermas ni trastornadas, sino que tienen determinadas características derivadas de la alta sensibilidad. Por esta razón, "es muy importante poder hacer un diagnóstico diferencial con otro tipo de problemáticas o patologías o trastornos, como puede ser alteraciones en el estado de ánimo, autismo, hiperactividad", explica Bermejo.
Para diagnosticar esta condición, existen pruebas estandarizadas, realizadas por profesionales de la neuropsicología. Por esto no es aconsejable recurrir a las pruebas que se pueden encontrar online.
"No es un trastorno, ni tampoco una patología, no requiere medicación, sino que es una característica que conviene que las personas que tengan este perfil o estos síntomas tengan los recursos o las herramientas personales y del entorno para poder manejarse de una manera más saludable", recuerda la psicóloga.