Desde la mitología nórdica hasta la cultura popular, pasando por obras literarias de ciencia ficción clásicas, como Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne, las historias sobre calamares gigantes han agrandado el mito del kraken. Pero, ¿qué sabemos sobre esta leyenda? ¿Existen realmente los calamares gigantes?
El calamar gigante es uno de los animales marinos más enigmáticos del planeta. En diferentes cosmovisiones antiguas, se han descrito criaturas marinas que atemorizaban a los marineros, llevándoles al borde de la locura y al fondo del mar.
En la Antigua Grecia, Aristóteles y Gayo escribieron sobre teuthos —un calamar de grandes proporciones—. Abundaron mitos como el de Escila en la Odisea; Lusca (folclore del Caribe); Akkorokamui (folclore ainu); o, Te Wheke-a-Muturangiitos (mitología maorí).
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Avistamientos de este cefalópodo se remontan a 1639, pero no se llegó a realizar su descripción hasta mediados del siglo XIX. Incluso el gran científico y zoólogo sueco, Carlos Linneo, incluyó al kraken en la primera edición de su Systema naturae (1735), donde realizaba una clasificación de todos los organismos conocidos.
Pero solo una, la Architeuthis dux, podría ser la que inspiró la leyenda del kraken. La primera vez que se fotografió en su hábitat natural fue en 2004. Desde entonces no se ha hecho más que especular sobre el tamaño máximo que pueden medir.
En los últimos años, se ha podido estudiar la anatomía de estas criaturas extraordinarias, porque en ocasiones terminan varados en las costas. En octubre de este año se encontró un ejemplar que medía 3.35 metros de largo en la playa de la ciudad de Obama (Japón), situada a unos 50 kilómetros de Kioto.
El mismo mes, se encontró un calamar gigante (Architeuthis dux) de tres metros de longitud y un peso de más de 200 kilos flotando entre la isla de Tenerife y La Gomera. Las técnicas modernas de cámaras de aguas profundas también han permitido capturarlos en numerosas ocasiones.
A diferencia del mito, los calamares gigantes ni son más grandes que un autobús, ni presentan la tendencia a arrastrar las embarcaciones a las profundidades marinas. Ni tampoco parece que tengan un apetito por la carne humana. Sin embargo, algunos ataques recientes de calamares de Humboldt a submarinistas han puesto en tela de juicio estas asunciones.
Criaturas con tres corazones, sangre azul, picos venenosos, sin huesos y metamórficos. Aunque parezca una representación extraída de una novela de H. P. Lovecraft, se trata de una descripción de algunas características que comparten estos cefalópodos. Otra cualidad es que son capaces de cambiar el color y textura de su piel.
Más de 300 especies
Las especies más grandes de calamar, el colosal —Mesonychoteuthis hamiltoni— y el gigante —Architeuthis dux— son muy difíciles de avistar y mucho más aún de medir con exactitud, puesto que suelen estar a una profundidad de alrededor de 900 metros por debajo de la superficie del mar y rara vez ascienden. En el caso de esta última, se cree que las hembras pueden llegar a medir hasta 13 metros y los machos alcanzarían los 10 metros.
Existen más de 800 especies de cefalópodos en el mundo. Esta familia biológica está a su vez compuesta por dos subespecies: los coleoideos, donde se incluye a los calamares y los pulpos; y los nautiloides, representados por los nautilus y allonautilus. Dentro de este grupo, más de un tercio son especies de calamar.
El ojo más grande
En 2008, un grupo de científicos del Museo de Nueva Zelanda Te Papa Tongarewa, descubrió un ejemplar de calamar colosal, cuyos ojos, conjuntamente, medían 27 centímetros de diámetro —casi lo mismo que un balón de fútbol (22 a 23 centímetros)—. En declaraciones a The Guardian, el zoólogo Eric Warrant, de la Universidad de Lund, explicó que, si estuviera vivo, probablemente sus ojos medirían alrededor de 40 centímetros de diámetro.
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Además, según un estudio de la Revista Internacional sobre Calentamiento Global (IJGW, por sus siglas en inglés), los calamares podrían ser beneficiarios del calentamiento global. Estos seres marinos son animales de sangre fría y su temperatura es la misma que la de su entorno. La investigación explica que una mayor temperatura facilitaría su vida.
Un paso hacia adelante
Hace dos años, un grupo de investigadores en la Universidad de Copenhague, dirigidos por Rute da Fonseca, descubrió que el genoma del Architeuthis dux era inmenso: se estimó que tenían 2.700 millones pares de bases de ADN.
En declaraciones a Science Daily, Caroline Albertin, científica del prestigioso Laboratorio de Biología Marina, explicó que "genéticamente, descubrimos que el calamar gigante se parece mucho a otros animales". El descubrimiento del genoma "es el primer paso para contestar muchas preguntas sobre la biología de este animal", señaló.
Si bien todavía no se ha encontrado ningún ejemplar de proporciones parecidas a las descritas por la mitología, la literatura universal y la cultura popular, sin lugar a dudas continúa siendo un ser extraordinario.