La contaminación lumínica es el brillo que se ve en el cielo por las noches provocado por la iluminación ineficiente. En vez de enviar la luz hacia el suelo, la luz se emite hacia el cielo. Esto genera problemas que afectan al medio ambiente y también a nuestra salud.
La luz eficiente es aquella que se dirige hacia el suelo y hacia los lados. Esta iluminación no produce deslumbramientos y es uniforme.
Principalmente se produce contaminación lumínica debido a la mala dirección (hacia el cielo) y diseño de las luces de nuestras ciudades. Las farolas tipo globo, las que no están bien protegidas o las que no cuentan con una pantalla son las principales causantes de este fenómeno.
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Además, el exceso de potencia en las luces artificiales debido a que se necesitan más esfuerzos para iluminar el suelo junto con la existencia de horarios poco eficientes de la iluminación artificial agravan la contaminación.
El estudio El nuevo atlas mundial del brillo del cielo nocturno artificial demuestra que más del 80 % del mundo y más del 99 % de las poblaciones de EEUU y Europa viven bajo cielos con contaminación lumínica.
Países con mayor contaminación lumínica
La Vía Láctea está oculta para más de un tercio de la humanidad, incluido el 60% de los europeos y casi el 80% de los norteamericanos. Y es que la luz artificial dispersada en la atmósfera aumenta la luminosidad del cielo nocturno, creando "el efecto negativo más visible de la contaminación lumínica: el brillo del cielo artificial", según el estudio.
Además, el informe revela las ubicaciones en la Tierra donde los residentes tendrían que viajar distancias muy largas para llegar a un sitio de observación terrestre con suficiente calidad de cielo para ver sus características nocturnas.
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Entre los países del G20, Arabia Saudí y Corea del Sur tienen el porcentaje más alto de población expuesta a cielos extremadamente brillantes, mientras que Alemania es el menos contaminado.
Los territorios de Italia y Corea del Sur son los más contaminados entre los países del G20, mientras que Australia es el menos contaminado.
La posibilidad de ver la Vía Láctea desde casa no existe para todos los habitantes de Singapur, San Marino, Kuwait, Catar y Malta, y para el 99%, 98% y 97% de la población de los Emiratos Árabes Unidos, Israel y Egipto, respectivamente.
Por otro lado, el país más contaminado por la luz es Singapur, donde toda la población vive bajo cielos tan brillantes que el ojo no puede adaptarse completamente a la oscuridad para la visión nocturna.
Contaminación lumínica en España
Según el mapa de Earth at night, España es un país muy iluminado: es el tercer Estado de la Unión Europea, sólo superado por Grecia y Malta, donde más contaminación lumínica hay y donde se produce un mayor gasto en el alumbrado público por habitante.
Las comunidades autónomas que a día de hoy tienen una normativa de protección lumínica son Cataluña, Islas Baleares, Navarra, Cantabria, Andalucía, Extremadura y Castilla y León.
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Madrid es la ciudad que más potencia emite y, por tanto, que más luz lanza al cielo, seguida por Zaragoza, Sevilla, Barcelona y Valencia. Sin embargo, si miramos las ciudades con la iluminación más contaminante, el ranking lo encabeza Bilbao, le siguen Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y Barakaldo (Bizkaia).
Consecuencias de la contaminación lumínica
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Energéticas. La luz no aprovechada, que con frecuencia supera el 25%, llegando en algunos casos a superar el 50% (farolas tipo globo), también tenemos que pagarla.
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Económicas. Por norma general, más del 50% de la factura de la luz de un municipio medio se debe al consumo por las instalaciones de alumbrado público. Este gasto repercute directamente en el ciudadano que paga a través de impuestos este derroche.
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Ambientales. Un consumo energético elevado conlleva mayores emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera o la generación de residuos nucleares por nuestra dependencia energética de fuentes de energía no renovables. Además, la contaminación lumínica afecta negativamente a especies vegetales, animales y a los seres humanos.
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Culturales. Dificulta y llega a impedir la visión del cielo estrellado. El cielo estrellado ha sido declarado por la Unesco como patrimonio de la humanidad y gracias a su observación se han desarrollado culturas. Además de su estudio, se ha avanzado en ciencias como la astronomía, la física, las matemáticas, ingeniería, etc.
Medidas para combatir la contaminación lumínica
- Iluminar sólo las zonas y áreas que lo necesiten, siempre de arriba hacia abajo y sin dejar que la luz se disperse hacia otras zonas.
- Sustituir las lámparas de mercurio por las lámparas de sodio, que son las farolas que emiten una luz más anaranjada, ya que contaminan menos y también consumen menos.
- Hacer un uso más responsable de la iluminación de monumentos, fachadas de edificios y carteles publicitarios, no manteniendo esta iluminación de manera constante sino sólo durante algunas horas.
- Utilizar farolas y luces que tengan un diseño con pantallas que eviten que la luz se dirija hacia arriba.
- Situar las farolas en lugares donde no tengan obstáculos y su luz ilumine correctamente las calles, carreteras y calzadas.
- Utilizar sensores de movimiento, de tal manera que las farolas sólo se enciendan cuando hay viandantes y no estén encendidas continuamente.
- Respetar las recomendaciones internacionales respecto a los niveles de iluminación adecuados.
- Prohibir fuentes de iluminación como cañones de luz o láseres que envíen directamente luz al cielo.
- Aprobar legislaciones autonómicas que regulen la iluminación para prevenir este tipo de contaminación, teniendo en cuenta la eficiencia y el ahorro energético.