Pedro Serena es físico teórico e investigador del Instituto de Ciencias Materiales de Madrid (ICMM) del CSIC. A lo largo de su trayectoria ha participado en proyectos para aplicar los últimos avances tecnológicos al desarrollo en países como Colombia, Guatemala o Venezuela.
Con más 100 artículos científicos y más 80 de divulgación, su experiencia dio lugar al libro Nanotecnología para el desarrollo sostenible (Catarata,2021). Al mismo tiempo que lo escribió, fue invitado a un curso sobre nuevas tecnologías y España vaciada.
“Para preparar la charla empecé a explicar la experiencia de estos proyectos fuera de España a los problemas del pueblo de mi madre, en Segovia” explica Serena a ENCLAVE ODS mientras nos atiende en un rincón de la sede del ICMM en el Campus de Cantoblanco.
“Es el típico municipio del interior de Castilla con muchos problemas que conocemos: falta de comunicación vía fibra óptica, problemas en atención médica domiciliaría, acuíferos sobreexplotados o contaminados por purines procedentes macrogranjas, extensos pinares mal mantenidos por falta de interés en el uso de resinas, vertederos con poco control que favorecen incendios como los que hemos visto este verano”.
Serena lo resume como una cuestión de “política, más que de ciencia, porque todo lo estoy proponiendo ya existe y se aplica, solo que llevarlo a la España vaciada requeriría de una planificación y unas inversiones que hay que estar dispuesto a ejecutar desde las instituciones”.
A lo largo de los últimos dos años se ha dedicado a dar charlas exponiendo todos los desarrollos tecnológicos que conoce por su trabajo en el CSIC y que aplicaría en Castilla y León.
Tecnología en la España rural
Por ejemplo, nos explica una técnica utilizada para descontaminar agua que ya se ha probado en otras zonas del mundo y propone llevar al acuífero subterráneo de Los Arenales, que se reparte bajo las provincias de Ávila, Valladolid, Salamanca y Segovia.
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“Es un acuífero que ya no es apto para consumo humano porque de manera natural se contamina con arsénico cuando hay sequía. Si baja el nivel del agua y entra más oxígeno, se producen sales que pasan al agua y lo contaminan, actualmente se usa para riego, pero no para consumo humano”, lamenta.
La técnica ya probada que propone es la inyección de nanopartículas de óxido de hierro en el mismo, tratadas con materiales para atraer el arsénico. “Al extraer o bombear el agua esas nanopartículas se recogen con un imán y queda descontaminada. Es un uso inmediato y práctico, pero que requiere una gran inversión”.
En este caso apunta a los conflictos que ya se producen entre municipios de la provincia de Segovia y la sierra de Guadarrama, de la que viene el agua potable que actualmente consumen los primeros.
“Las sequías van a seguir a peor y nos ahorramos enfrentamientos que parecen del viejo oeste sobre para quién es el agua”, bromea. Y añade: “cada zona del acuífero necesita un plan, porque en otras partes está más contaminado de purines. Pero la cuestión es subrayar que es posible descontaminarlo”.
Otra solución de mano de tecnologías que ya existen, de nuevo relacionada con el agua: generalizar el uso de los paneles solares altamente eficiente gracias a la aplicación de nanotecnología.
“Los productos agrícolas que se producen en Segovia y nos comemos en las ciudades se encarecen precisamente porque para regar tienen que extraer agua cada vez desde mayor profundidad y las bombas funcionan con gasoil, que está cada vez más caro.
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¿Cómo se sortea eso? Con sistemas inteligentes de paneles solares más eficientes que extraen durante el día y depositan en agua en balsas que luego ya riegas por aspersión, de momento, con bombas de gasoil”. Y enumera: “el regante ahorra dinero, pero además todos nos ahorramos encarecer más la gasolina, emisiones de C02, contaminación, etc.
Pero claro, ahora mismo solo es accesible a grandes empresas o agricultores ricos. De nuevo, es una decisión política: un plan que subvencione ese tipo de bombas o regadíos para granjas pequeñas y medianas, que fijan población y son más sostenibles, social y medioambientalmente, que las macrogranjas”.
Otra más, buscando de nuevo combinar el cuidado del entorno con la reactivación económica que cree empleo: nanocatalizadores para recuperar la industria resinera. “En los años 50 en Castilla funcionaba mucho la industria resinera, se cuidaban los pinares.
Pero llegaron los derivados del petróleo y las resinas naturales no pudieron competir con las sintéticas. Entre otras cosas eso dejó una masa de bosques de pino resinero sin cuidar que son bombas cuando llegan los incendios en verano”.
Señala por la ventana, a su espalda, a la sede del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC, el edificio vecino: “usando nanocatalizadores como los que desarrollan aquí se busca reducir el coste energético para el proceso de refinado de las resinas, de las que luego sale el aguarrás, la pez o la goma de chicle de mascar, por ejemplo.
Reduces el uso del petróleo, reactivas industrialmente la zona y vuelves a tener cuidada una masa forestal que ya hemos visto las consecuencias que tiene dejarla abandonada”.
Pedro Serena aclara que sus propuestas se limitan a la zona de Castilla que él conoce: “cada sitio va a tener sus peculiaridades y este tipo de estrategias deben ser regionales, comarcales o locales en función de las problemáticas. Temas como el acceso a una monitorización remota de salud son generales pero el tema del acuífero o de la explotación sostenible de un bosque son más regionales”.
Pero “que quede claro: siendo importante el aporte de la tecnología, o la implicación social, las decisiones políticas son claves. Estos pueblos necesitan cariño, porque no tienen masa crítica de población poner en marcha iniciativas de todo tipo. Por ejemplo, en muchos lugares no se puede acceder a ayudas públicas porque no hay personas que conozcan los procesos de papeleo que hacen falta”.
Para el divulgador es una cuestión más de llamada de atención: “Cualquier cosa que se haga en el campo tiene rentabilidad escasa en sentido económico pero muy grande en lo social. ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar los ciudadanos que estamos en entornos urbanos porque se gestionen los ecosistemas de forma razonable?”.