Ciudades inteligentes: ¿un camino para lograr la sostenibilidad urbana?
Mejorar la vida de las personas ante los riesgos de la urbanización del planeta es el objetivo de las ciudades inteligentes.
14 octubre, 2022 01:31Las cifras hablan por sí mismas: más de la mitad de la población mundial se concentra en las ciudades. Y las previsiones apuntan a que esta tendencia se va a reforzar en los próximos años. Según Naciones Unidas, a mitad de este siglo XXI, casi la población urbana significará casi el 70% de la población total del planeta.
En este contexto, el concepto smart city o ciudad inteligente, es uno de esos que, desde hace algunos años está de moda, como una posible solución a algunos de los retos a los que las sociedades de hoy han de hacer frente. Y no es extraño que, en un mundo cada vez más global y, sobre todo urbano, la mejora de la calidad de vida en las ciudades sea un debate que está sobre la mesa.
Y no es para menos. Si por algo se caracterizan las ciudades, más allá de la alta concentración y densidad de personas en un espacio relativamente pequeño, es el altísimo consumo de energía, las constantes emisiones de carbono, una persistente contaminación y los contrastes que crean la desigualdad social.
Tanto es así que la lucha contra estas amenazas está entre las principales a las que se quiere hacer frente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, en concreto a través de su Objetivo 11: Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. Y sí, la aplicación de los principios de la ciudad inteligente puede ayudar en este difícil camino.
Pero, ¿qué es una ciudad inteligente?
Una breve ojeada a la literatura científica y académica nos permite ver que no existe una única y definitiva definición de smart city. Al contrario, diversos autores, especialistas e instituciones explican este concepto de diferentes formas, aunque, eso sí, también de forma complementaria.
Una forma de sintetizar todos los intentos de definición ser, más o menos aceptada de forma generalizada, sería la siguiente: un sistema complejo e interconectado que utiliza las nuevas tecnologías para crear mejores infraestructuras con el objetivo de gestionar el buen funcionamiento de los aspectos esenciales de una ciudad, desde el transporte hasta el uso de los recursos energéticos, la sostenibilidad y mejora de la estructura urbana o comercial. Todo ello con un objetivo claro: mejorar la vida de las personas que habitan en ese espacio.
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Como se puede extraer de la definición anterior, el desarrollo de las ciudades inteligentes hace hincapié en algunos factores: eficiencia, promoción de la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, buen funcionamiento en los servicios, seguridad, mejoras en las infraestructuras y transporte público, nuevas tecnologías y, cómo no, la sostenibilidad, tanto ambiental como económica y social .
Las ciudades inteligentes más sostenibles
Los principios de las ciudades inteligentes ya están siendo implantados, en mayor o menor medida, en muchos lugares del mundo. Es cierto que los países escandinavos, suelen citarse como auténticos referentes en la implantación de medidas para promover la sostenibilidad y la eficiencia.
Pero no son los únicos, y es posible encontrar ejemplos a lo largo y ancho del planeta. Vinculados con su expansión, es frecuente la publicación de informes e índices que miden y valoran la forma en que muchas ciudades trabajan en esta línea.
Entre ellos, encontramos el Smart City Index Report, elaborado por la Universidad de Yonsei y la Universidad de Cambridge, y The Arcadis Sustainable Cities Index, creado por Arcadis, una de las principales consultoras globales en materia de sostenibilidad.
Según el primero, en su edición de 2022, los primeros siete lugares en sostenibilidad los ocupan Amsterdam, Copenhagen, Helsinki, Berlin, London, Dublin y Seúl, con la primera ciudad española, Barcelona, en el décimo puesto.
En cambio, para el segundo de los informes, el ranking está liderado por Oslo, París, Estocolmo,Copenhague, Berlín, Londres y Tokio. De nuevo, aquí Barcelona ocupa el primer lugar entre las ciudades españolas, en un discreto decimoséptimo lugar.
En ambos trabajos se destaca el esfuerzo de estas ciudades, tanto desde el ámbito público como el privado por reducir la contaminación, en especial las emisiones de CO2, y la inversión en medidas dirigidas a reducir las desigualdades y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Algunas críticas a las ciudades inteligentes
A pesar de los beneficios que se pueden lograr con las ciudades inteligentes, hay algunas voces críticas con ellas. La mayor parte de ellas ponen el acento en la posibilidad de que algunas herramientas (la utilización de nuevas medidas y tecnologías) acabe convirtiéndose en algo más importante que el objetivo último que se pretende lograr (mejorar la vida de las personas).
Otra de las críticas se basa en el ingente tráfico de datos personales que una ciudad inteligente puede generar. El temor, en este sentido, es que la ciudadanía pueda ver en peligro su seguridad o el uso de los mismos por empresas privadas que los utilicen en beneficio propio. O, incluso, que las autoridades puedan ejercer un control exhaustivo hasta el punto de poder limitar las libertades individuales.
Sin duda, uno de los retos asociados a la implantación de las ciudades inteligentes será lograr el equilibrio adecuado y, por supuesto, no perder de vista el objetivo de lograr un mundo mejor para todas las personas.