La semana laboral de cuatro días ha entrado con mucha fuerza en el debate público en los últimos años. En este sentido, el Gobierno anunció a principios del año 2021 que destinaría un paquete de 50 millones de euros a las empresas que decidieran sumarse al proyecto piloto de aplicar una semana laboral de cuatro días sin pérdida de salario, asumiendo las arcas estatales esa diferencia.
Aunque el inicio de este proyecto piloto, impulsado por la formación política Más País, se ha retrasado hasta después del verano, ya son varias las empresas que han decidido por si mismas aplicar este tipo de jornada.
Por ejemplo, Telefónica inició su propio proyecto piloto el pasado otoño y el éxito de la iniciativa ha animado a la multinacional española a ampliar la jornada flexible bonificada a toda la plantilla, que comenzará en septiembre y durará hasta finalizar el año.
Según nos cuentan desde su departamento de prensa: “En una primera evaluación de los resultados, los participantes en el piloto manifestaron su satisfacción, lo que ha redundado en un mayor compromiso por su parte”.
Sin embargo, esta iniciativa no se ha limitado sólo a las grandes empresas, sino que también algunas pymes han decidido probar con la jornada laboral de cuatro días. Toldos Porriño, una pequeña empresa gallega, y Travel Compositor, una empresa tecnológica mallorquina del sector turístico, son dos de los ejemplos, con cuyos empresarios y empleados ha hablado Enclave ODS para ver qué tal ha ido esta medida.
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Menos horas, más calidad de vida
Travel Compositor, una empresa tecnológica mallorquina del sector turístico, iniciará su proyecto piloto en septiembre. “De momento, se ha apuntado el 45% de la plantilla en el primer trimestre, y ya sabemos que en el siguiente llegaremos al 60% aproximadamente”, señala Manuel Aragones, CEO de la compañía.
Los apuntados a la iniciativa trabajarán 36 horas semanales repartidas en 9 horas y 4 días (un 10% menos), y verán sus emolumentos reducidos en un 8%.
En general, la mayoría de los que se han apuntado ha sido para reducir sus trayectos desde casa al trabajo. Marc, por ejemplo, nos cuenta que su principal razón para acogerse a este proyecto piloto es que vive a más de 30 kilómetros de la oficina e ir un día menos a la semana le supone un gran ahorro de tiempo.
“Echando cuentas, al final del año me ahorro unos 2.500 kilómetros al no venir un día a la semana. Entonces, realmente no pierdo un 8% de sueldo porque hay una parte que me ahorro en gasolina”, concluye.
Janine también se ha acogido a la propuesta principalmente para ahorrarse el transporte: “Yo vivo en Manacor y vengo a trabajar a Palma de Mallorca, un trayecto de dos horas y pico. Me parecía favorable el solo tener que venir cuatro días, aparte del ahorro de tiempo de carretera y de gasolina”.
Para Janine, a pesar de la reducción salarial, es preferible tener un día extra de descanso a la semana. De hecho, ya ha empezado a hacer planes: “Tendré más tiempo para mí que ahora no tengo”, asevera.
En el caso de Toni, otro de los empleados que se ha apuntado, tener los viernes libres supone tener un mayor bienestar y un mejor nivel de vida. Además, eso le permitirá ayudar a su familia. “Tenemos una empresa familiar en casa y también aprovecharé los viernes que no tenga que trabajar para ayudar ahí”, comenta.
Sebastián tiene tres hijos y, para él, la jornada laboral de cuatro días le permitirá una mayor conciliación familiar con simples acciones como poder llevar a sus hijos a un entrenamiento. Por otro parte, también le permitirá desarrollar esas inquietudes que no podría realizar sin tener ese día de más libre. “Me permite investigar cosas que siempre me han gustado, sobre todo algunos temas a nivel informático que no he podido profundizar por falta de tiempo”, señala.
En todo caso, con este tipo de jornada, para Sebastián, se gana en “calidad de vida”. Y “al poder tener más tiempo libre, puedes hacer las inquietudes que tengas, pero también para pasar un día con la familia o bien sea laboralmente para otros temas que no son estrictamente los mismos que los del trabajo”, indica.
A pesar de que aún no se ha aplicado esta jornada, Aragones, CEO de Travel Compositor, ya ha notado un cambio en el ambiente laboral: “De momento, lo que hemos percibido es que la gente está más contenta ante la perspectiva y la productividad sigue siendo muy buena”. Con esta medida, Aragones espera mejorar el compromiso de los empleados con la empresa y “mejorar la calidad y la felicidad de los empleados en su vida personal”.
Reducción de jornada, sin reducción de sueldo
Toldos Porriño, una pequeña empresa gallega de O Porriño (Pontevedra), es otra de las empresa que ha decidido aplicar una jornada laboral semanal de cuatro días. Daniel Magaz, dueño de la empresa, quería buscar una manera de conciliar un poco mejor la vida laboral y personal de sus empleados y la semana laboral de cuatro días se convirtió en una medida muy realista para su objetivo.
“Yo había oído que en países del norte como Dinamarca, Finlandia o Noruega estaban intentando implementar este tipo de jornada. Empecé a darle vueltas al asunto y dijo, si ellos pueden, nosotros también o por lo menos intentarlo”, cuenta Magaz.
La empresa sigue funcionando cinco días a la semana, aunque ha reorganizado a los trabajadores en dos turnos: uno de lunes a jueves y otro de martes a viernes. Los doce trabajadores de la empresa han pasado a trabajar 9 horas, 4 días a la semana. Además, sin haber visto su sueldo recortado. La jornada va rotando mensualmente. “Por ejemplo, si el mes de septiembre vas a librar el lunes, en octubre libras el viernes”, explica Magaz.
El resultado en términos generales ha sido positivo según indica Magaz, porque “no hay ningún tipo de tensión para que salga el trabajo adelante y no lo hemos notado ni en los tiempos comerciales, ni de producción y de instalación”. “No hemos notado nada y no hay un mejor indicativo de que la cosa funciona”, concluye.
Lo que empezó siendo una prueba, ahora va camino de convertirse en algo permanente. “Lo que quería demostrar es que también una empresa pequeña puede hacer este tipo de cosas, que no está reservado sólo a las grandes empresas”, señala. “Al final todo es proponérselo y, por supuesto, contar con el apoyo de los trabajadores, porque al final si no apoyan la iniciativa y el trabajo no sale, tendríamos que volver a lo que estábamos haciendo”, concluye Magaz.