En el corazón de Madrid, entre el movimiento frenético de una calle que no descansa y el pulmón verde que hace respirar al centro de la capital, se encuentra escondida una pequeña joya. Resguardada del ojo indiscreto dentro de la terraza de La Casa Árabe, por segundo año consecutivo se despliega Lakook Causas CEAR.
Este proyecto, que se encuentra a medio camino entre lo gastronómico y lo social, es, según la propia Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), "una apuesta por la integración y el desarrollo de personas refugiadas". La iniciativa, sin embargo, ya lleva más de un lustro de andadura: nació en 2015 como Acoge un Plato Catering, con el objetivo de ayudar a las personas refugiadas, proporcionándoles a través de la cocina y la restauración un medio para integrarse social y laboralmente en España.
Porque, como explicó en la inauguración de esta terraza la directora de Casa Árabe, Irene Lozano, Lakook ofrece a las personas refugiadas que recuperen "no sólo las relaciones humanas", sino también que puedan construir "una vida digna" y "con derechos" en nuestro país. Y es que, ya lo decía la filósofa Hannah Arendt: "Cuando un refugiado pierde su lengua, pierde su cultura, su país y, por tanto, sus raíces y cultura".
Estrella Galán, la directora de CEAR, quiso recordar ayer martes 28 de junio, que uno de los principales retos a los que se enfrentan las personas refugiadas es "la inclusión, que es la mejor llave de integración". Y admitió que la mejor manera de acercarse a la ciudadanía es, sin duda, la gastronomía.
Un recorrido por la comida árabe
Con el asesoramiento del chef Martín Coronado, la carta de Lakook Causas CEAR nos embarca en un viaje por los aromas, los colores y los sabores de Egipto, Líbano, Jordania, Palestina o Sudán. Una gastronomía que une culturalmente a decenas de países y que se encuentra en la base de la comida patria.
En esta terraza madrileña encontramos platos como el rayakek, una receta típica de Líbano que consiste en unos crujientes rollitos de queso akawi con sésamo. O la pizza libanera con zaatar, tomate y pepino, es decir, la manoushe.
Coronado, junto a su equipo de 14 personas refugiadas y migrantes atendidas por CEAR, acerca nuestro paladar al taamiya, un falafel egipcio de habas negras, tomate cherry y salsa tarator, o al kebab karaz, un plato sirio de albóndigas de ternera con salsa de cereza y arroz basmati.
Con los postres, nos encontramos con un dulce con raíces compartidas entre Sudán y Palestina, el kanafeh, realizado con pasta kataifi, queso fundido y yogur helado.
Una carta humana
La gastronomía es una herramienta que permite el empoderamiento y la inclusión. Con ella, además, se despierta el interés por conocer otras culturas, lo que supone un primer paso para la aceptación y la plena inclusión social.
Y por eso, la carta de Lakook Causas CEAR no recoge sólo platos típicos de diferentes países. También esconde las historias de vida de personas como Mohamed Abderlrahman, un sudanés de 33 años que llegó a España en 2016 tras pagar más de 3.000 euros para poder abandonar su país, gobernado entonces por el teniente general Omar al Bashir.
Abderlrahman tuvo que enfrentarse a todo un laberinto burocrático en nuestro país, hasta que encontró, con la ayuda de CEAR, su vocación en la cocina. “Puedes tener un millón de euros para montar un restaurante. Pero uno como este, con un equipo multicultural en el que cada uno puede decir este plato es mío, no lo encuentras en ningún sitio”, asegura el joven.
O la historia de María Esther López, una hondureña de 27 años, que lleva 4 años en España y que tuvo que abandonar su país de origen por amenazas. Su padre era un líder político perseguido, que sufrió atentados en su propia casa. Por suerte, lograron escapar. Desde hace dos años se dedica a la hostelería y señala que "está siendo muy enriquecedor, me encanta estar de cara al público y aprender de otras culturas”.