En un periodo en el que la guerra de Ucrania ha desestabilizado las fronteras, Europa se ha dado cuenta de que la paz es algo fundamental. No sólo es preciada y deseada, sino que es algo por lo que debe trabajar por mantener.
Las cifras que arroja la industria de la guerra son escalofriantes. Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), el gasto militar en 2020 alcanzó casi los 2 billones de dólares estadounidenses. Más de un 2% de todo lo que se generó económicamente a nivel mundial se destinó al gasto militar.
En general, la paz suele ser definida como la ausencia de guerra y se puede medir de diversas formas. Uno de estos medidores podría ser la idea de ausencia de un ejército, o que se haya decidido por motu proprio renunciar a él. Una medida que han tomado Estados como Costa Rica, que abolió sus fuerzas armadas hace siete décadas.
Otra idea podría ser la neutralidad, que es definida por Naciones Unidas como la “situación jurídica derivada de la abstención de un Estado de toda participación en una guerra entre Estados, el mantenimiento de una actitud de imparcialidad hacia los beligerantes y el reconocimiento por parte de los beligerantes de esta abstención e imparcialidad”. Algunos ejemplos de neutralidad permanente son Suiza (desde 1815) o Turkmenistán (desde 1992).
El gasto militar mundial alcanzó casi los 2 billones de dólares en 2020
Sin embargo, desde el año 2007, el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) mide la paz a través de un enfoque integral con el Índice Global de Paz (IGP). La concepción de la paz del IEP es diametralmente opuesta a la concepción tradicional de ausencia de guerra. Pone el énfasis en la paz positiva, buscando incidir también en las actitudes, instituciones y estructuras que crean y sustentan sociedades pacíficas.
Así, el IGP, que abarca 163 países y el 99,7% de la población mundial, se calcula a través de 23 indicadores cualitativos y cuantitativos que miden el estado de paz en tres ámbitos concretos: el nivel de seguridad social y protección, el alcance del conflicto nacional e internacional en curso y el grado de militarización.
Analizamos los cinco países más pacíficos del mundo en 2021 según este índice.
1. Islandia
Islandia es uno de los países más seguros y ostenta el título de país más pacífico del mundo desde hace diez años. La tasa de homicidios es extremadamente baja. Por poner un ejemplo, ha habido dos asesinatos en los últimos tres años en todo el país. La policía ni siquiera necesita llevar armas de fuego.
2. Nueva Zelanda
Nueva Zelanda se caracteriza por tener un enfoque pacífico tanto en el interior como hacia el exterior. Tiene un ratio de crímenes muy bajo y el índice de percepción de corrupción es el más bajo del mundo junto con Dinamarca y Finlandia. En el ámbito externo, su situación geográfica aislada ha hecho que tenga muy pocos vecinos con los que pelear, lo que les ha permitido crear una sociedad abierta y tolerante.
3. Dinamarca
Dinamarca es uno de los mejores países para residir en términos de calidad de vida, según la revista Ceoworld. El Estado ha apoyado activamente a la población con diversos beneficios sociales como la educación, la atención médica, las libertades civiles, la gobernabilidad democrática o la igualdad LGTB. Además, según un informe de la ONU, el país nórdico fue el segundo más feliz del mundo en 2021.
4. Portugal
En 2020, nuestro país vecino logró su tasa de criminalidad más baja desde que adoptó el actual modelo de registro hace más de 30 años. Esto es especialmente importante dada la gran afluencia de turistas que visitan el país cada año. Además, el país es especialmente tolerante con los extranjeros, que conforman más del 8% de la población.
5. Eslovenia
Eslovenia es uno de los países más seguros del mundo y ha escalado varios puestos en el ránking de los más pacíficos en los últimos años. Tiene una baja tasa de criminalidad y la posibilidad de sufrir un ataque terrorista en su territorio es cercana al cero, según el IGP. Puedes sentirte seguro al andar por sus calles tanto de día como de noche y la posibilidad de ser víctima de un crimen es muy pequeña.