La muerte de 56 ancianos a manos de tropas rusas en un ataque contra una residencia de ancianos en al región de Lugansk, según han denunciado las autoridades ucranianas este domingo, es una evidencia más del drama que afrontan los más mayores en la guerra de Ucrania.
"En la ciudad de Kreminna el 11 de marzo, los ocupantes rusos dispararon cínicamente y a propósito desde un tanque a una residencia de ancianos", ha afirmado la defensora de derechos humanos de Ucrania, Ludmila Denisova, en una publicación en Telegram. "Los supervivientes, 15 personas, fueron secuestrados por los ocupantes y trasladados al territorio ocupado en Svatove", ha agregado.
Cuando las personas se enfrentan a situaciones amenazantes en las que incluso su vida corre peligro, la primera intención es huir, correr y dejar atrás el hogar. En las zonas de conflicto, si alguien mayor padece algún tipo de enfermedad o simplemente por su condición física no puede huir, se ven obligadas a permanecer allí. Y esta es la historia de un alto porcentaje de personas mayores ucranianas que por su condición carecen de las necesidades básicas para garantizar su supervivencia.
Al estallar el conflicto en Ucrania, la organización HelpAge International –con sede también en España– realizó una encuesta a más de 1.500 personas mayores de 60 años en 2 zonas fuertemente bombardeadas del este del país, Donetsk y Lugansk. Los resultados fueron alarmantes: el 91% de las personas necesita ayuda para conseguir comida porque vive solas o tienen problemas de movilidad y el 75% requiere artículos de higiene.
Además, el 99% de las personas mayores de esa región no quieren ser evacuadas. Irene Arcas, directora de HelpAge en España, cuenta que "algunos quieren quedarse en su hogar porque ahí está toda su vida". Sin embargo, "muchos se quedan atrapados y no pueden salir directamente. Están condenados a quedarse si no les ayudan". Y alerta sobre la necesidad de poner el foco en el desplazamiento de estas personas, pues "en crisis humanitarias, como pueda ser un conflicto armado o un desastre natural, los primeros días son un auténtico caos".
Arcas explica que Ucrania es uno de los países envejecidos de Europa, ya que "un tercio de la población tiene más de 60 años". Algunos hombres han decidido quedarse en el país con la intención de luchar. "Entonces las personas que han tenido que huir en su gran mayoría son mujeres. Y estas mujeres, en general, están a cargo de niños o de personas dependientes de su familia".
La gran mayoría de estos ancianos ucranianos entrevistados por HelpAge en Moldavia son mujeres, un 83%, y uno de los roles que suelen presentar es el de cuidadora. Según las encuestas realizadas por la organización, el 62% de las personas mayores han afirmado que viajan con menores. "Nos estamos encontrando con familias completamente desestructuradas. Los hombres que sí pueden combatir están obligados a quedarse. Lo que más están viniendo son mujeres con niños", cuenta la directora.
Llegando a Moldavia
Desde la organización estiman que más de 230.000 personas ucranianas han cruzado la frontera hasta Moldavia, uno de los países más pobres de Europa, con sólo 2,6 millones de habitantes. HelpAge ha desplegado parte de sus acciones en este país, que cuenta con recursos bastante limitados para poder atender la oleada de refugiados que llega. "Quizás un tercio de todas estas personas que han cruzado sean mayores", señala Arcas, aunque los datos van cambiando en cuestión de horas.
Las encuestas que han realizado allí demuestran que las necesidades más compartidas son el acceso a artículos de higiene, dinero, alimentos y medicamentos. Asimismo, se están interrumpiendo tratamientos de enfermedades crónicas, como la diabetes o la hipertensión. Por eso, se centran en suministrar los medicamentos adecuados.
A estas enfermedades crónicas puede sumarse algún tipo de discapacidad: el 22% de las personas de avanzada edad que han llegado a Moldavia poseen condiciones que les limitan. Necesitan gafas, audífonos o sillas de ruedas. "Si no disponen de ello, se aíslan sensorialmente del entorno. Así que cuanto antes puedan recuperar esos artículos básicos, antes podrán volver a conectar con el mundo o la realidad", señala la experta.
El 99% de las personas mayores de las provincias de Donetsk y Luhansk no quieren ser evacuadas
Otro criterio que han tenido en cuenta desde la organización para tratar a estos ancianos son sus planes de futuro más inmediatos. La incertidumbre se apodera de ellos en estos momentos, no saben qué hacer, si podrán volver a sus casas o si continuaran el trayecto hacia otro país. A las mujeres de avanzada edad les preocupa, sobre todo, el dinero, dice Arcas: "Han salido con los ahorros que han podido sacar de Ucrania, pero llegan a Moldavia y ese dinero se termina. No tienen acceso actualmente a sus pensiones porque ahora mismo el sistema está completamente bloqueado".
Sentirse completamente dependientes debido a la falta de recursos económicos no les hace fuertes psicológicamente. Se enfrentan al alivio de haber podido escapar de la guerra, pero al miedo del futuro que vendrá. El 56% de las personas refugiadas de edad avanzada indicaron en el sondeo que no tenían pensado estar más de 3 meses en este país.
Por este motivo, la atención psicosocial es imprescindible. Arcas cuenta que "llegan a Moldavia, se les aloja en el centro de refugiados y piensan: '¿Y ahora?, ¿cómo me voy a mover de aquí?, ¿voy a poder trabajar?'".
Los ancianos, olvidados en las crisis
En las crisis humanitarias las personas mayores suelen ser las más invisibilizadas. Arcas es clara: "Hay que poner atención ahí porque en los próximos años la población mayor en el mundo se va a duplicar". Actualmente, la experta considera que no se ha estado analizando bien cómo puede afectar particularmente un desastre natural o un conflicto armado a las personas de avanzada edad.
La ayudas de emergencia que suelen enviarse están bastante estandarizadas y corresponden a kits para cubrir necesidad básicas. Pero no todos requieren lo mismo: "Hay que tener en cuenta que a veces para las personas mayores no valen", destaca Arcas. Lo mismo pasa con las guías que se siguen, pues los ancianos no pueden estar esperando grandes colas para recoger alimentos: "En estos casos en la gente prima ese instinto de supervivencia y es inevitable que corran, se empujen y al final los más fuertes físicamente pueden con los más débiles".
Los equipos alimentarios que se distribuyen muchas veces no están adaptados a las necesidades de una persona mayor, no pueden consumir alimentos duros o específicos por alguna enfermedad. Por eso, en HelpAge están trabajando para transformar esos kits básicos para mejorar las condiciones de los ancianos ucranianos que se encuentran esperando, día tras día, en el país moldavo.