A Francisco José Boza, el uso de la bicicleta para ir al trabajo cada día le supuso una recompensa de ciento y pico de euros. “¡Un piquito!”, celebra este empleado y director de Norauto en Dos Hermanas (Sevilla), una empresa de equipamiento y mantenimiento del automóvil que ha animado a su plantilla a aparcar los coches y coger las bicis para reducir la huella de carbono.
“Así compensamos con nuestras buenas acciones el impacto medioambiental que producen los vehículos para los que trabajamos, porque nos dedicamos al sector que nos dedicamos”, explica el trabajador.
Un año más, y coincidiendo con la Semana Europea de la Movilidad, plantillas como la de Norauto se suman al reto Urban Mobility Challenge, un evento ideado por Ciclogreen, la startup que usa la gamificación para conseguir un cambio de hábitos y fomentar la movilidad sostenible.
Empresas de toda España competirán entre sí para ver quién de ellas recorre el mayor número de kilómetros a pie o en bicicleta en sus desplazamientos de casa al trabajo, un pequeño gesto que tiene un gran impacto en la atmósfera.
“El año pasado quedamos los primeros de la zona sur”, presume Boza. Y especifica: “Entonces estaba destinado en Linares y allí todos usábamos la bicicleta o íbamos a pie al trabajo, así que nos fuimos animando. Fue bastante divertido y se generó muy buen ambiente en el equipo".
Boza recuerda que el premio, de 600 euros a repartir entre cinco compañeros, es un extra "que viene muy bien", aunque el principal incentivo es "saber que estamos haciendo algo por el planeta".
En su caso, la decisión de su empresa de participar en el reto promovido por Ciclogreen está teniendo un efecto expansivo. Boza se ha convertido en un embajador de la movilidad sostenible dando ejemplo al resto de sus compañeros de trabajo, pero también en el ámbito familiar. “Ayer cogí la bicicleta con mi hija y usamos la aplicación para calcular el CO2 que le habíamos ahorrado a la atmósfera”, explica.
Ciclogreen usa la gamificación para conseguir un cambio de hábitos y fomentar la movilidad sostenible.
“Se trata de eso, de concienciar a los demás de que con pequeños cambios de hábitos se pueden conseguir grandes logros. Yo uso la bicicleta o el autobús, y trato de usar lo menos posible mi coche particular. También por salud, porque así me muevo más”, argumenta Boza, que espera reeditar los éxitos del año pasado con su nueva plantilla de Dos Hermanas.
“De momento, ya estamos apuntados seis compañeros, y estoy seguro de que serán muchos más cuando vaya avanzando el reto. Los premios son un buen reclamo, pero sobre todo reconforta saber que la empresa está comprometida con la movilidad”, zanja.
Cambiar hábitos
La idea del refuerzo positivo, el premiar a la población para conseguir un cambio de hábitos con consecuencias medioambientales, no es nueva. Gregorio Magno Toral, el promotor de Ciclogreen, se topó con este concepto en Estados Unidos, uno de los países que visitó mientras trabajaba en su tesis doctoral. Allí, este biólogo especialista en cambio climático y conservación, fue testigo de cómo fraguaba la idea de premiar a quienes reciclaban.
Al regresar a España, pensó en cómo podía implementar esa lógica. De inicio descartó todo lo relacionado con el reciclaje y repensó la idea para adaptarla a la movilidad sostenible, un concepto incipiente en su ciudad, Sevilla.
“Siempre he usado mucho la bicicleta y en aquellos años la ciudad se transformó. Se llenó de carriles bici que provocaron que más y más personas de decantaran por moverse en ellas”, explica.
Su idea, premiar los desplazamientos en bicicleta o a pie, se impuso en un concurso desarrollado por el Ayuntamiento de Sevilla y Google.
De aquella experiencia surgió una primera página web y un pequeño equipo para poner en marcha un universo de acciones que promueven la movilidad activa en empresas, organizaciones y ciudades. “Decathlon, Mahou, Norauto o la Agencia Andaluza de Medioambiente ya se han sumado a nuestro reto”, explica el fundador de Ciclogreen.
En los años que la compañía lleva en funcionamiento se han ido adaptando los procesos a los nuevos escenarios. Si al principio estaban muy centrados en la movilidad activa -caminar o la bicicleta-, ahora promueven el uso del coche compartido o cualquier otra modalidad de movilidad que signifique reducir la emisión de CO2 a la atmósfera.
“Así también conseguimos luchar contra la polución del aire en las ciudades, las llamadas boinas de contaminación que se dan en las grandes urbes”, apunta el biólogo. Y puntualiza: "Además lo hacemos generando muy buen ambiente en las empresas".
“Ya hemos visto como la gente se contagia y los empleados se motivan. Se han dado, por ejemplo, competiciones fuertes entre Decathlon y Deloitte. Eso suma diversión y un buen clima laboral”, asegura Magno.
Gamificación: catalizador del cambio
El refuerzo positivo, argumenta el CEO de Ciclogreen, “es eficaz porque acelera el cambio de hábitos". Esa es, como él mismo explica, una consecuencia de la gamificación, que consiste en aplicar técnicas de juego en asuntos en las que normalmente no se aplica.
En la aplicación que han desarrollado, los empleados de las empresas participantes van acumulando kilómetros a sus desplazamientos que finalmente se traducen en ciclos o una especie de moneda con la que obtienen descuentos en comercios locales.
Se favorece así la compra de cercanía, lo que a su vez fomenta la reducción de emisiones. “O también pueden ganar premios como bicicletas, patinetes eléctricos, tarjetas regalo, sesiones de spa… cualquier incentivo que tenga que ver con la movilidad saludable”, detalla.
Cada organización participante aumenta en torno a un 15% los desplazamientos sostenibles
De esta manera consiguen acelerar el cambio de hábitos de la plantilla y mejorar la reputación de las empresas participantes. Según sus cálculos, gracias a la monitorización que hace la aplicación, cada organización participante aumenta en torno a un 15% los desplazamientos sostenibles, lo que contribuye a que las compañías logren sus objetivos de reducción de CO2.
“Para bajar la huella de carbono hacen falta grandes inversiones en equipamiento, pero hay una fuente de emisiones que se reduce fácilmente: la del desplazamiento de la plantilla de casa al trabajo. Y esa reducción es rápida, significativa y barata”, justifica el fundador de Ciclogreen.
Y de esta iniciativa no solo se benefician las empresas. La startup también capta a organizaciones o ciudades. En España ya han participado en estos retos municipios como Pozoblanco o Montilla, ambos en Córdoba, o grandes ciudades como Madrid y Barcelona.
Desde hace tiempo se están expandiendo por Alemania, un país más comprometido con la sostenibilidad. “También van por delante en cuanto a la regulación”, advierte el biólogo.
Aunque recuerda: “España está siguiendo una buena línea, hay muchas ciudades que están facilitando el uso de la bicicleta, pero es que en Alemania ya forma parte de la vida de los ciudadanos. Ven normal hacer un viaje de turismo en bicicleta, y aquí eso es anecdótico”.
Un cambio de regulación
A su juicio, la movilidad sostenible se está usando como herramienta política y hay ciudades, como Madrid, que están deshaciendo el camino andado.
“En el Congreso Nacional de Medioambiente, en el grupo de trabajo de la bicicleta en el que participamos, se lleva hablando de esto desde hace muchos años. Y ahí se ha hecho un trabajo muy bueno para presionar en la regulación para que se favorezca la expansión como medio de transporte”, explica Magno, que cita a París o el concepto de la ciudad de los 15 minutos como el ejemplo a seguir.
La legislación europea juega a favor de la movilidad sostenible y ya hay empresas, como Renfe, que están caminando para lograr incorporar la bicicleta en los desplazamientos del día a día. Para el 2025 los futuros trenes tendrán que tener obligatoriamente espacios para aparcar bicicletas a bordo con lo que se unirán dos medios de transporte sostenibles.
Precisamente Renfe se alzó con el primer puesto en el primer Urban Mobility Challenge lanzado por Ciclogreen. La empresa de transporte ferroviario convocó a sus 15.000 trabajadores a aparcar los coches y montar en sus bicicletas. El resultado: 99.000 kilómetros de trayectos sostenibles al trabajo, lo que supone una reducción de emisiones de CO2 de más de 30 toneladas.
Hay una fuente de emisiones que se reduce fácilmente: la del desplazamiento de la plantilla de casa al trabajo
“Tuvo una buena acogida, y pensábamos que participaría menos gente, pero descubrí que muchos trabajadores ya utilizaban la bicicleta”, explica Paz Amor García, de la Dirección de Innovación y responsable del proyecto de intermodalidad tren-bicicleta.
“La movilidad sostenible está calando en el ambiente ferroviario, y en diversos ámbitos, no solo en el desplazamiento de casa al trabajo; también en el ocio”, apunta.
Renfe vuelve a participar en el tercer reto propuesto por Ciclogreen coincidiendo con la actual Semana Europea de la Movilidad. Y su compromiso con la bicicleta va más allá.
“El tren es un aliado natural de la bicicleta en dos situaciones: para aquellos que la dejan aparcada en la estación y suben al tren o para los que la montan a bordo. Hemos observado que aquellos aparcamientos que eran seguros en las estaciones tenían una alta ocupación, mientras que en los que tenían menos vigilancia no se utilizaban", explica García.
El robo de bicicletas es uno de los grandes frenos al que se enfrentan los promotores de la movilidad sostenible. “Eso es algo endémico en algunas ciudades y eso desincentiva a la gente”, defiende el CEO de Ciclogreen. “Hay que conseguir un cambio legislativo para que robar bicicletas no salga tan barato en España”, apostilla.
De momento, pese a las muchas trabas, su empresa ya ha conseguido once millones de kilómetros registrados en la aplicación móvil. Pero insiste: hay mucho por lo que seguir trabajando. “Por ahora es muy necesario el uso de la gamificación para el cambio de hábitos porque estamos muy lejos del reparto modal que deberíamos alcanzar: en las grandes ciudades estamos en un 30%, pero hay otras que lo superan”, valora el biólogo.
Todavía queda tiempo en el que Ciclogreen, y su lógica de premiar los desplazamientos sostenibles, tendrá sentido para acelerar esa transformación a una movilidad sostenible. Pero, como zanja su impulsor, "ojalá llegue el momento en el que ya no sea necesario".