Son un ritual. Dos semanas de actos, entrevistas y selfies por toda la geografía nacional. Pero aunque sólo sea por el momento histórico que vive España, esta vez es diferente. Es la primera vez que se produce una repetición de elecciones y, frente al dicho de "no hay dos sin tres", los partidos afrontan la enésima campaña con la intención de que del 26-J surja una mayoría clara que acabe con la inestabilidad.
Los cuatro grandes partidos, que serán decisivos para los pactos poselectorales, inauguran la campaña en Madrid. Mariano Rajoy buscará la suerte en el Templo de Debod, al lado de un antiguo santuario egipcio que en los atardeceres de verano sirve como talismán de los enamorados de la capital. Pedro Sánchez recurrirá a uno de los emblemas del partido: Pedro Zerolo, que recientemente ha dado nombre a una plaza en el barrio Chueca. Pablo Iglesias se va al parque de la Cornisa para celebrar una fiesta y su pujanza en las encuestas mientras que Albert Rivera lleva la apertura a la Plaza de la Villa, la elegante y antigua sede del Ayuntamiento de la capital.
Durante esta campaña, que dará su pistoletazo de salida este viernes 10 de junio desde las 0:00 horas, durando 16 días, habrá muchas sonrisas y promesas por parte de cada uno de los candidatos, pero también muchos retos que deberán superar, explicados a continuación y organizados por cada partido.
PP: una mayoría clara
PSOE: la lucha por la supervivencia
Movilizar para resistir. El PSOE dice que aspira a ganar las elecciones generales, pero en Ferraz no se trabaja con esa hipótesis. El equipo de Pedro Sánchez apela a su electorado tradicional. Ni al electorado del PP ni a los nuevos votantes sino a aquellos que ya han votado socialista en el pasado y que valoran las transformaciones que llevan el sello de José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González. "Luchamos contra nosotros mismos", en palabras de un miembro de la Ejecutiva. El dato de participación será clave. El electorado está muy desmovilizado.
Desenmascarar a Iglesias. El PSOE sabe que su enemigo es Podemos. Sánchez tratará de desenmascarar a Iglesias y su estrategia. Atacará sus propuestas, su conversión a la socialdemocracia y sus continuos cambios de opinión. El objetivo es hacer ver a los que dudan entre confiar en Unidos Podemos o el PSOE que Iglesias es el responsable de que no haya Gobierno y que votarle no es útil para cambiar las políticas de Mariano Rajoy.
Aprovechar el debate electoral. Sánchez tiene prevista una campaña tradicional y llena de compromisos con las comunidades autónomas. Aunque se volcará en Madrid, Sánchez tiene en total 24 actos previstos para los 15 días de campaña. Por ese motivo, el debate electoral de este lunes es crucial para los socialistas. Puede ser el momento en el que acabe de funcionar la pinza o estrategia complementaria de PP y Podemos o donde las propuestas y el candidato socialista logren brillar y provocar un punto de inflexión en la campaña.
Unidos Podemos: Moderación para superar al PSOE
El 'sorpasso' como objetivo. Esta es la gran clave en la campaña electoral de Podemos. La alianza con Izquierda Unida en la coalición Unidos Podemos se hizo como una suerte de 'matrimonio de conveniencia' -asi lo llaman los 'errejonistas'- para acumular fuerzas a la izquierda y conseguir asestar el soñado 'sorpasso' al PSOE. Desde su fundación, Podemos tiene como gran objetivo 'pasokizar' a los socialistas. Este es el momento perfecto para conseguirlo. El reto es evidente: si lo consiguen, triunfarán, si no, fracasarán.
Hacer a Iglesias presidenciable. En relación con el citado 'sorpasso', Podemos no está ahorrando esfuerzos durante la precampaña, y así lo volverá a hacer en campaña, para blanquear sobremanera la figura de Pablo Iglesias y presentarlo como futuro presidente del Gobierno. Se trata de ahuyentar 'el voto de miedo' que se alienta desde sus rivales políticos. Para ello, el discurso de Iglesias en todas sus entrevistas y apariciones públicas es más calmado y amable que nunca. Lo mismo ocurrirá en estos quince días, en los que el candidato a la Moncloa solo asistirá a ocho mítines.
Huir de la radicalidad de IU. Podemos surgió como una formación transversal que huía de la vieja dicotomía entre izquierda y derecha para colocarse en otro tablero: el que separa a los privilegiados y los maltratados, la casta y la gente corriente, los causantes y las víctimas de la crisis económica. De hecho, en la campaña del 20-D Podemos moderó sobremanera sus mensajes. No obstante, a nadie se le escapa que el partido de los círculos se ubica a la izquierda. El problema de esta campaña es que su alianza con IU pueda generar una sensación de que son más radicales de lo que quieren aparentar. Sus socios comandados por Alberto Garzón no dudan en defender el chavismo o al república, asuntos en los que Iglesias y los suyos se sienten incómodos.
Ciudadanos: ser decisivos
Los pactos. Uno de los ataques recurrentes que padece Ciudadanos es el de los pactos, que sitúa al partido como una formación bisagra ante el electorado. Rivera se ha mostrado abierto a negociar con PSOE y PP, pero también ha trazado líneas rojas. Uno de sus mensajes de campaña es que en estas elecciones se elige entre un “gobierno con Ciudadanos y otro con Podemos”. Si la suma de PP y Ciudadanos les deja cerca de la mayoría absoluta, Rivera deberá decidir si apoya la investidura de Mariano Rajoy o impulsa un cambio en la presidencia del Gobierno. Esa posibilidad dependerá del resultado. Pero Rivera deberá mantener en alto la bandera de su partido como necesaria para la regeneración.
El relato de la legislatura. Rivera aspira a capitalizar el relato de la breve legislatura iniciada tras el 20-D. Ciudadanos intentará recordar que fueron ellos y el PSOE los que intentaron formar gobierno y evitar las nuevas elecciones. El formación naranja quiere explotar esa imagen de partido con sentido de Estado, que se puso de acuerdo con un partido diferente por el bien del país. El equilibrio entre esa negociación y su propia ideología como partido de centro necesario será vital para convencer al electorado.
La campaña ofensiva y el debate. Rivera ha cambiado radicalmente el tono de su campaña. Si el 20-D eligió un tono más presidencialista, el líder de Ciudadanos ha endurecido su discurso, especialmente contra Podemos pero también el PP. Además, Rivera ha reducido drásticamente el número de mitines en campaña y se centrará en los medios de comunicación. El debate a cuatro del lunes será un momento determinante para Rivera. En las pasadas elecciones, el candidato de Ciudadanos no salió muy bien parado del debate. En esta nueva cita, que Rivera y su equipo han preparado a conciencia, se juega buena parte de sus opciones en estas nuevas elecciones.
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