Elecciones o elecciones. Ese es el plan de Pablo Iglesias tras los resultados electorales del pasado domingo. Este lunes, el secretario general de Podemos ha repetido y ampliado las exigencias que ya planteó en la noche de los comicios. El partido morado solo contempla que se inicie un proceso de reforma constitucional para alumbrar una “segunda transición”. Y entre sus cinco propuestas “innegociables” está resolver la cuestión territorial en España. Para ello, la hoja de ruta planteada por Iglesias incluye el reconocimiento del derecho de autodeterminación en Cataluña y la celebración de un referéndum en ese sentido.
Tanto la cuestión territorial como las otras cuatro propuestas de reforma de Podemos (cambio en la ley electoral, blindaje de los derechos sociales, despolitización de la justicia y prohibición de puertas giratorias) son previas a cualquier acuerdo. “No es el momento de hablar de investiduras”, repite taxativo y seguro Iglesias. A su juicio, ahora “toca hablar de reformas constitucionales” y, de hecho, su intención es iniciar una ronda de contactos con otras formaciones para plantearles su “hoja de ruta de cambio constitucional”. Según él, “es la hora de los estadistas” para alumbrar “un acuerdo de compromiso histórico”.
Más allá de palabras altisonantes y propuestas ambiciosas, la estrategia de Iglesias es evidente. Con sus cinco propuestas para reformar la Constitución como elemento previo a cualquier acuerdo de investidura, Podemos intenta poner en un brete al PSOE. Sabido es que el partido liderado por Pedro Sánchez es contrario a la celebración de cualquier referéndum soberanista. Si, como parece lógico, los socialistas dicen “no” a las “garantías constitucionales” de Podemos, Iglesias les señalaría como responsables de que no haya cambio de gobierno. De hecho, ya lo ha hecho este lunes al decir que “si los señores del PSOE se bunquerizan y no entienden la plurinacionalidad, dicen que entregan el gobierno al PP”.
"Encantados de votar"
Las propuestas de Podemos son inasumibles para el PSOE. Iglesias, Íñigo Errejón y sus compañeros lo saben. Así, esta idea de poner en marcha una reforma constitucional más parece una forma de bloquear cualquier pacto con Pedro Sánchez y, al mismo tiempo, culpar a éste de la falta de acuerdo. Si el PP, en primer lugar, y el PSOE, después, no logran formar gobierno, la opción más factible es que se tengan que celebrar nuevas elecciones generales. Iglesias no ha tardado en decir que estarían “encantados de asumir ese escenario” y que “si los ciudadanos tienen que volver a votar, somos muy optimistas”. Es decir, les encantarían unas elecciones para continuar debilitando al PSOE. No parece un ejemplo de estadistas, sino de estrategas políticos a la vieja usanza.
Además, en el hipotético pero improbable caso de que el PSOE y otras formaciones asumieran que hay que reformar la Constitución con Iglesias como líder de ese proceso, la vía legal para ello requiere una mayoría cualificada en las dos cámaras legislativas. Es casi imposible que se consiga dicha mayoría con la oposición del PP. Pero aun en el caso, aun más improbable, de que los populares apoyasen una reforma de la Constitución junto con Podemos y PSOE, la legislación obliga a que tras aprobarse dichos cambios en la carta magna, se deben disolver las cortes y convocar otras elecciones para que un nuevo Parlamento refrende dichas modificaciones. Es decir, si la hoja de ruta de Podemos se cumpliera, también desembocaría en una nueva cita con las urnas. Elecciones o elecciones, como ya se ha dicho.
Un grupo variopinto
Además de mostrar su intención de hundir al PSOE y no de formar una alianza de izquierdas para impedir que el PP gobierne, Podemos evidencia con estas propuestas su dependencia de los acuerdos electorales alcanzados en Cataluña, Valencia y Galicia. No puede olvidarse que la celebración del referéndum de autodeterminación en la comunidad catalana es una exigencia ineludible del partido de Ada Colau, socio de Podemos y gran artífice de la victoria en Cataluña de la formación morada.
De los 69 escaños que ha obtenido Podemos, hasta 27 corresponden a sus coaliciones con Ada Colau, las mareas gallegas y Compromís. El domingo En Comú Podem ganó en Cataluña y obtuvo doce escaños, la alianza Compromís-Podem quedó segunda en la Comunidad Valenciana y logró otros nueve diputados y la candidatura En Marea fue segunda en Galicia con seis escaños. Esos grupos que Iglesias llama “las fuerzas del cambio” son, en realidad, un variopinto grupo de formaciones con muy diversas reivindicaciones políticas y con aspiraciones de formar grupos propios en el Congreso. Todas ellas coinciden, eso sí, en su defensa del derecho de autodeterminación. Por ello, Iglesias no puede eludir esa propuesta.
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