Tan solo han pasado tres meses desde que los partidos independentistas obtuvieron una mayoría absoluta en el Parlament de Cataluña: nunca se había visto una cámara catalana con 72 diputados partidarios de un Estado propio. La victoria soberanista, sin embargo, puede quedar diluida en las elecciones generales de este domingo.
Después de Andalucía, Cataluña es la comunidad con más escaños en juego (47, 31 de ellos en Barcelona). Difícilmente las dos formaciones independentistas que se presentan (ERC y Democràcia i Llibertat (DL), la nueva marca de CDC) ganarán las elecciones. Las últimas encuestas muestran un panorama muy ajustado, casi con un cuádruple empate, en el que sobresale En Comú Podem, la coalición catalana de Podemos apoyada por Ada Colau. En los tres sondeos más recientes (CEO, CIS y Gesop) el número de diputados independentistas es menor a la suma de PSC, PP y C's.
Después de que CiU arrasara en 2011 con el 30% de los votos, los partidos independentistas reconocen la dificultad que han tenido para movilizar a su electorado en una campaña en la que no han conseguido marcar la agenda ni despertar ilusión. Ni siquiera la presencia del president Artur Mas conseguía llenar los actos. La imagen de sillas vacías ha sido una constante a lo largo de la campaña tanto en los actos de ERC como de DL. “No nos podemos engañar: notamos el cansancio de la gente, cuesta más traerlos a los actos”, reconocía la semana pasada el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, en una entrevista radiofónica.
¿Qué ha pasado? Resumimos en cinco puntos los principales motivos por los que el independentismo seguramente no volverá a ganar las elecciones en Cataluña.
1. La incertidumbre sobre la investidura
La fallida investidura de Artur Mas pesa como una losa entre el votante independentista. Después de casi tres meses de negociaciones, los más de un millón y medio de votantes de Junts pel Sí (JxS) ven cómo el destino de la presidencia de la Generalitat está en manos de un partido que antes de 2012 ni siquiera se había presentado a las autonómicas. El próximo 27 de diciembre las bases de la CUP decidirán en una asamblea si desbloquean la situación o los catalanes concurren a las urnas otra vez en marzo.
A pesar de que no hay ningún pacto cerrado, DL se ha pasado la campaña asegurando que habrá acuerdo para intentar movilizar al electorado independentista. “Se quedarán con un palmo de narices cuando vean el pacto”, ha llegado asegurar Francesc Homs, cabeza de lista de DL. La CUP, mientras, ha enfriado reiteradamente las expectativas de un acuerdo. Un sondeo de Metroscopia de finales de noviembre mostraba que el 58% de los catalanes son partidarios de acabar las negociaciones entre JxS y la CUP y concurrir a unas nuevos comicios.
Tampoco ayuda que ERC y JxS no hayan repetido su coalición electoral, algo que deseaba CDC y que ERC ha querido evitar. Las dos formaciones no han conseguido acordar ni siquiera un acto electoral conjunto encabezado por Artur Mas y Oriol Junqueras. La intervención de la ANC para aunar posiciones tampoco ha sido fructífera.
2. El hastío de un electorado hipermovilizado
Tres comicios autonómicos en cinco años, una consulta no vinculante en 2014, tres manifestaciones masivas desde 2012… Y la situación apenas ha cambiado. Entre el votante soberanista reina cierta sensación de cansancio.
El aumento del independentismo entre la sociedad catalana también hace que cada vez más votantes crean que las elecciones generales “no sirven de nada” a los catalanes. Según la encuesta del Gesop, el 73% de los votantes del PP y el 61% de los que apoyaron a C's creen que las elecciones de domingo son “muy importantes”. En cambio, sólo el 40% de los votantes de JxS acepta este calificativo para los comicios del 20 de diciembre.
Ante el evidente bloqueo del proceso catalán, algunos votantes optan por un apoyar la opción que puede desbloquear la situación.
3. La irrupción de Ada Colau
La participación de Ada Colau en la campaña de Podemos ha supuesto un revulsivo en Cataluña para la formación de Iglesias. Podemos ha sumado a uno de los principales referentes de la izquierda catalana y ha podido alardear de gestión en el Ayuntamiento de Barcelona, un movimiento que le ha cosechado apoyos tanto en Cataluña como fuera de la comunidad. La alcaldesa de Barcelona es una de las políticas mejor valoradas en todo el país, su votante es transversal -desde clases bajas hasta medias-altas- y ha diseñado una campaña focalizada en el referéndum y en la que no ha habido errores de bulto como los que cometió Iglesias en Cataluña durante las autonómicas.
La articulación de una candidatura diferenciada y con grupo propio en el Congreso ha permitido sumar a una serie de votantes soberanistas a los que Pablo Iglesias no acababa de convencer. Algunas encuestas calculan que el 13% de los votantes de JxS (210.000 votos) apoyarán a la coalición de Colau. Podemos también pesca electores entre los votantes del PSC que reniegan de Carme Chacón y de la postura anti referéndum del PSOE. Las encuestas auguran que entre un 9 y un 11% del votante del PSC apoyará a la formación morada.
4. La abstención de la CUP
Los 335.000 votantes que apoyaron a la formación anticapitalista se han quedado huérfanos en estos comicios. La CUP no se presenta y su postura oficial ha sido solicitar la abstención, si bien dentro del partido han surgido voces divergentes. El exdiputado Quim Arrufat afirmó que, si iba a votar, apoyaría a Podemos ya que según él es la única formación que puede desbloquear la situación. Por otro lado Poble Lliure, corriente interna de la CUP partidaria de investir a Mas, ha pedido el voto para ERC sin nombrarla.
Aunque una parte del votante de la CUP no acudirá a las urnas, tanto En Comú Podem como ERC saben que en esos 335.000 catalanes tienen un importante granero de votos. Una encuesta del Gesop estimaba que el 82% de votantes de la CUP tiene previsto ir a las urnas el 20-D. Esta misma encuesta augura que el el 32% apoyará a Podemos y el 27’5% a ERC. DL directamente ha renunciado a ese electorado e incluso les ha pedido que apoyen a ERC.
5. Las elecciones del voto útil
Es cierto que las elecciones generales nunca han sido un escenario propicio para los partidos independentistas. Tradicionalmente los catalanes han empleado el voto útil en estos comicios y han apoyado a partidos nacionales. En el recuerdo quedan esos 25 escaños que obtuvo Carme Chacón (PSC) en 2008, cuando los catalanes apoyaron a los socialistas para evitar que ganara un PP que hizo del anticatalanismo una de sus banderas electorales.