Miquel Iceta se pregunta muy a menudo qué hubiera pasado si no hubiese bailado. "Antes de las elecciones catalanas, me fui de vacaciones pensando que iba a sacar ocho diputados", explica a este periódico recién llegado a Madrid desde Barcelona. Es el segundo día de la campaña de las elecciones generales y el líder de los socialistas catalanes va a dar el primer mitin de su vida fuera de Cataluña.
Pero Iceta bailó, Pedro Sánchez amagó y el gesto sirvió para que los suyos recuperasen un poco de autoestima. El PSC, partido hermano del PSOE, salvó los muebles, mantuvo el número de votos de 2012 y logró 16 diputados, cuatro menos que los que consiguió Pere Navarro en las últimas elecciones. Un resultado a años luz del que necesitaba para gobernar, pero mayor de lo esperado y por encima de la marca de Podemos.
Hoy, Iceta es el icono pop del PSOE. No es muy alto, tiene poco pelo y barriga, pero todo el mundo lo invita a bailar. Los 'territorios' -como llaman el PSOE a las demás circunscripciones- lo han invitado a dar mítines en toda España. "Y si quiere bailar, puede hacerlo", ofrece Sara Hernández, secretaria general de los socialistas en Madrid.
Villaverde no es un barrio más. Según el informe anual sobre la salud de los madrileños que elabora el Ayuntamiento, es el segundo distrito del municipio con más inmigrantes. También es uno de los barrios más desfavorecidos. La renta es un 20% más baja de media que la de los distritos más ricos, el paro es el más elevado y la esperanza de vida es de las más bajas. El barrio casi siempre ha sido del PSOE, pero en las elecciones de mayo sólo dio la victoria al candidato a la comunidad, Ángel Gabilondo, con un 33,42% de los votos. Ese resultado es impensable a nivel nacional. Según el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el PSOE sólo obtendría el 20,8% de los votos, casi ocho puntos menos que el PP.
Bocata de morcilla a 3,80
Las encuestas no parecen esperar a las 120 personas que esperan a Iceta y a otros cargos socialistas en el centro cultural Santa Petronila. El salón de actos tiene un telón azul que está recogido y un panel blanco con "Un futuro para la mayoría", el lema del PSOE, escrito en letras rojas. En el bar de la entrada, donde el café cuesta 1,10, la ración de oreja 4,80 y el bocata de morcilla 3,80, Iceta revoluciona la tranquilidad del sábado al meterse dentro de la barra y tratar de hacerse un café. "Yo no tengo ni idea de hacer un café y tampoco sé tirar una cerveza, pero hago muy buenos tés gracias a un hervidor. Meritxell, ¿cómo dices bullidor? ¿Hervidor, no?", pregunta. Meritxell es Meritxell Batet, también catalana y número dos de la candidatura por Madrid, que hablará antes que él en el mitin.
En medio de un cumpleaños de niños pequeños, disfrazados de superhéroes, Iceta apura su café con porras mientras se hace unos selifes con la parroquia. Alguna mujer lo besa en la mejilla mientras la secretaria general de los socialistas madrileñas, Sara Hernández, hace una foto con el móvil.
Antes que Iceta hablan Hernández, Batet y Enrique Rico, número dos de los socialistas madrileños. Aseguran que el cambio "no es una posibilidad, sino una necesidad", según Rico. "La mercadotecnia nos aconseja que no nos definamos, que no digamos si somos de derechas ni de izquierdas, pero nosotros estamos orgullosos de ser de izquierdas", dice Batet, que también habla de la sociedat y la realidat, con acento catalán. "No voy a permitir que nadie nos dé lecciones de moral, y menos las formaciones emergentes que no concretan su programa", clama Hernández, interrumpida por un "¡tienes mi voto, compañera!". Pero a quien todos quieren escuchar es a Iceta, a quien se le reserva el último turno de intervención, el privilegiado.
Con él llegan las primeras sonrisas entre el público. También aplausos espontáneos. Iceta siempre ha sido considerado como un político moderado e inteligente, pero ahora se ha soltado la melena. "Antes decíamos que teníamos soluciones, pero ahora... ¡hemos decidido que nos quitamos la faja!", dice. "Nuestro lema es 'somos la solución", explica.
"Los independentistas dicen que se quieren ir. Pero, ¿a dónde? 'Nos vamos a separar de España, pero de la península ibérica no vamos a poder', ironiza, metiéndose en el papel de Artur Mas. "Lo hemos estado mirando y no hay manera. Lo siento por los de Aragón, que no van a tener playa. Tendrán que venir a las nuestras". Aplauso.
"¿Cómo que Rajoy no ha hecho nada por las mujeres? Sí que lo ha hecho, ¡sobre todo por Soraya!", ironiza en referencia al encumbramiento de la vicepresidenta, que debatirá con los cabeza de cartel del PSOE, Ciudadanos y Podemos. El auditorio vuelve a aplaudir.
"Hay que darle reposo a Rajoy para que pueda seguir viendo el fútbol. Si le da un coscorrón al chaval... ¡lo justo!"
"Cuidadín, cuidadín con Ciudadanos, que yo los conozco bien". El número uno por Barcelona, Juan Carlos Girauta, se ha presentado tres veces por el PP, relata. "Han ido al granero de la mano derecha y han cogido a puñados. No nos extrañe que, a la hora de la verdad, la cabra tire al monte", advierte. Según él, el PP y Mas se han hecho la campaña mutuamente. "¿Sabéis aquello de tú a Boston, yo a California?", dice en referencia a la película. "Pues aquí es: 'Yo por Rato, tú por Pujol". Según el primer secretario del PSC, "hay que darle reposo a Rajoy para que pueda seguir viendo el fútbol. Si le da un coscorrón al chaval... ¡lo justo!". Los asistentes aplauden con más ganas.
Iceta no sólo hace bromas, pero gracias a ellas las invocaciones de las esencias del PSOE parecen más creíbles que en boca de otros dirigentes que se limitan a repetir el argumentario. Hasta hace nada, el líder del PSC era considerado un dinosaurio gris por los años que lleva en política y su moderación. Ahora, conecta con los vecinos de uno de los barrios más desfavorecidos de Madrid.
Al bajarse del escenario, todo son besos y selfis. Iceta reparte chapas con una caricatura suya y promete acabar la noche en Chueca. "Porque las noches de Chueca...", ironiza sin rubor, asumiendo con naturalidad que casi todo el mundo sabe que es homosexual. En realidad, el equipo de los socialistas madrileños sólo tiene previsto el reparto de propaganda en el barrio gay de la capital. Después, cada uno verá.
"Me ha gustado mucho", dice Sebastián Ayllón, un jubilado del barrio. "Hay que echarlos antes de que nos lo quiten todo. Pero creo que la gente aún no se ha dado cuenta", lamenta. Los sondeos, pese al optimismo de Iceta, no son halagüeños para los socialistas.
A Ciudadanos: "¿En qué lugar habéis cambiado algo?"
Las encuestas pronostican un descalabro del PSC, que en 2011 envió al Congreso a 14 diputados y según el CIS sólo retendrá 7 u 8. En conversación con EL ESPAÑOL, el líder de los socialistas defiende la reforma de la Constitución y la negativa a un referéndum de independencia como dos ejes de su discurso sobre Cataluña. "Al PSC lo han enterrado en vida y creo que vamos a ir a varios entierros antes que el nuestro. Me llegan a decir hace medio año que Convergencia Democrática de Cataluña desaparecería y no me lo creo. Mark Twain decía aquello de que la muerte sobre mi fallecimiento ha sido prematura o exagerada. Con el PSC ha pasado lo mismo", asegura.
¿El PSOE sólo puede aspirar a gobernar si tiene un voto más que el PP, como ha dicho Pedro Sánchez?
Debe aspirar a gobernar si tiene un voto más que el PP, sin duda. Pero no sé cuál va a ser el resultado electoral. Soy mucho más abierto flexible que algunos. Estamos en una democracia parlamentaria con un sistema proporcional. Cuando hacía política universitaria aprendí que catedrático es el que de cinco votos tiene tres. Y la investidura la obtiene quien obtiene mayoría.
Después de lo que pasó en Madrid, yo no me fío de Ciudadanos. Para asegurar el cambio hay que llegar por delante.
Eso es distinto a ganar las elecciones.
Comprendo que Pedro Sánchez hable de ganar las elecciones. Además, tenemos el factor Ciudadanos. Siempre apoyan al que gana. Si lo hicieron en Madrid, ¿por qué no lo van a hacer en el Estado? Después de lo que pasó en Madrid, yo no me fío de Ciudadanos. Para asegurar el cambio hay que llegar por delante.
En Cataluña, Ciudadanos es la primera fuerza de la oposición. ¿Puede ocurrir lo mismo en España?
No. Allí había un factor que jugó a favor de Ciudadanos. Ellos se enfrentaron muy claramente al nacionalismo, a la idea de independencia, a Convergencia… Las elecciones de septiembre se presentaron como un sí o un no y ellos llevaron la bandera con mucha más fuerza. Eso no influye en las generales de la misma manera, y menos en Madrid, donde Ciudadanos podía haber hecho presidente a Ángel Gabilondo y prefirió al PP de la Gürtel. Cuando ellos se presentan como cambio hay que preguntarles: ¿en qué lugar habéis cambiado algo?
En Comú Podem está de nuevo por encima del PSC en las encuestas.
También lo decían en las autonómicas. Y mira al final qué pasó [el PSC aventajó en cinco diputados a Catalunya sí que es pot]. No creo que las encuestas estén mal hechas o estén manipuladas, pero reflejan un estado de ánimo para una encuesta. Después, la gente vota otra cosa. Yo me fui de vacaciones 10 o 15 días pensando que iba a sacar ocho diputados y saqué 16; creyendo que me iba a superar Podemos y no tuvieron ni lo que en 2012 tuvo Iniciativa per Catalunya por separado.
Tenemos un problema del carajo de la vela y sólo los federalistas estamos proponiendo cómo resolverlo
Hay quien dice que los federalistas no existen salvo en la mitología política. ¿Qué es un federalista para usted? No parece que haya un gran fervor popular por el cambio constitucional.
Tampoco lo hay por otras cosas que son importantes. Por cumplir el déficit no he visto un gran entusiasmo [ríe]. Generar entusiasmo no lo es todo. Tenemos un problema del carajo de la vela y sólo los federalistas estamos proponiendo cómo resolverlo. No podemos instalarnos en un conflicto enquistado. Igual debemos cambiar la palabra y decir que queremos un acuerdo.
¿Debe Cataluña recaudar sus propios impuestos?
Sí, a través de un consorcio tributario. Queremos que la Agencia Tributaria sea federal, con la participación de las comunidades autónomas.
¿Cómo debe regirse la relación de las comunidades autónomas con el Estado?
Como está ahora, pero añadiendo a la solidaridad el criterio de equidad. Es decir, que el que aporta no acabe en peor posición que el que recibe.
¿Habría que limitar la solidaridad de las regiones más ricas?
Nunca diría limitar sino que el ejercicio de la solidaridad no se vuelva en contra de quien lo ejerce. No tiene mucho sentido que Cataluña acabe teniendo menos recursos per capita para financiar la sanidad que el resto de las regiones.
¿La solidaridad se ha vuelto en contra de Cataluña?
En algunos terrenos, sí. Tenemos menos recursos de los que deberíamos. ¿Por qué? ¿Porque somos catalanes? Espero que no sea esa la contestación. Además, queremos un Senado que sea una cámara territorial, un reparto más claro de las competencias y que se reconozcan las singularidades. Así como los reinos del antiguo Aragón se ven en el escudo de España, que Cataluña se vea en la Constitución.
¿Cómo debe reflejarse esa singularidad?
Recogiendo el artículo cinco del estatuto de autonomía Cataluña en la Constitución española y reconociendo que la existencia de un derecho civil propio, de unas instituciones seculares, de una lengua propia tiene una traslación específica en las cuestiones competenciales. ¿Por qué hay dos millones de catalanes que se quieren ir? ¿Porque no les gusta la programación de TVE? No. Porque no se sienten a gusto. Y muchos de los que no estamos en esos dos millones no queremos seguir igual. Habrá que buscar la manera de dar una solución a todos ellos.
¿Ve puntos de encuentro con Podemos y Ciudadanos?
Podemos pide un proceso constituyente, una barra libre para después ver qué se cambia. Ciudadanos ha apuntado en varias ocasiones hacia modelos federales, aunque menos ambiciosos de lo que me gustaría. Pero dicen que el acuerdo de 1978 se puede reformar.
¿Qué va a pasar en Cataluña?
O bien la CUP se aviene a investir a Mas o Junts pel sí se aviene a presentar otro candidato. Ambas cosas parecen difíciles, por lo que yo veo que puede haber elecciones en marzo. Si hay un gobierno, se necesita que sea sólido. Y el Tribunal Constitucional se acaba de cargar su hoja de ruta. Lo importante no es la investidura. Es el día después.
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