El frío del invierno no es una excusa para quedarse en casa, sino todo lo contrario. Es quizá el mejor momento para disfrutar del amplio recetario de la gastronomía castellano-manchega cuyos platos tradicionales –o al menos unos cuantos- fueron ideados en su día para aliviar los estragos del frío.
Quizá en alguna ocasión hayas escuchado la expresión “Hoy hace día de gachas”. Y es que cuando llegan las bajas temperaturas y la lluvia, en Castilla-La Mancha es tradición sonreír al mal tiempo con un buen guiso de gachas compartido con los amigos o la familia.
Migas, duelos y quebrantos, calderetas de cordero manchego, gazpachos manchegos, guisos de cabrito, morteruelo, guisos de setas… Las recetas de los platos tradicionales de Castilla-La Mancha, guisos de las madres y abuelas traspasados de generación en generación, son las protagonistas las cartas de muchos restaurantes. Por ello, te invitamos a que este invierno puedas encontrar la ocasión de visitarnos y que pidas uno de estos platos que, además de permitirte entrar en calor, te dejarán con ganas de repetir.
Productos de calidad
Estos platos y otros muchos, tradicionales y no tradicionales, se elaboran usando los productos agroalimentarios castellano-manchegos con marca de calidad diferenciada -ya sea con indicación geográfica protegida o denominación de origen-. Porque la cocina moderna, la que implementa técnicas y elaboraciones innovadoras, también los usa como materia prima para ofrecer al viajero lo mejor y lo más auténtico de la cocina regional.
El Aceite de Oliva Virgen Extra de Castilla-La Mancha es inigualable, intenso, aromático y lo encontramos producido en los Montes de Toledo, en el Campo de Calatrava, en el Campo de Montiel y en La Alcarria; el Queso Manchego, elaborado 100 por cien con leche de oveja manchega, se fabrica en Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo, donde son muchas las queserías que ofrecen visitas guiadas para descubrir los secretos de estos quesos únicos y anhelados en todo el mundo; la Miel de la Alcarria, producida y envasada en esta comarca, es un auténtico manjar, y el Azafrán de La Mancha, con una extensa cultura en torno a su cultivo y recolección manual que ha permanecido intacta en el tiempo, es mucho más que una especia.
Se suman a estas denominaciones de origen otros productos con indicación geográfica protegida como el Cordero Manchego y el Ajo Morado de Las Pedroñeras, complemento imprescindible del recetario castellano-manchego, además del artesano Pan de Cruz, para mojar y no dejar ni resto en el plato, y la Berenjena de Almagro, el explosivo manjar del Campo de Calatrava. Y para el postre, se unen el dulzor y jugosidad del Melón cultivado en La Mancha y el Mazapán de Toledo, la mejor combinación de almendras y azúcar.
Soles Repsol y estrellas Michelín
Al recetario castellano-manchego y a sus productos agroalimentarios de calidad diferenciada, se suma el saber hacer de grandes chefs galardonados con Soles Repsol y Estrellas Michelín, que defienden el producto de proximidad y apuestan por la vanguardia sin olvidar nuestras raíces. Repartidos por restaurantes de referencia de las cinco provincias, los puedes encontrar en la página web de Raíz Culinaria Castilla-La Mancha.
Y sin soles ni estrellas pero también brillando en el universo gastronómico de Castilla-La Mancha, cientos de restaurantes de toda la región ofrecen al viajero platos de siempre y de ahora, cocinados con mimo y esmero para deleitar a quienes nos visitan cuando se sientan a la mesa.
Rutas del Vino
Tu viaje gastronómico a Castilla-La Mancha puede combinarse perfectamente con las cinco Rutas del Vino de nuestra región, ya que esta tierra es el viñedo más grande del mundo. Todas ellas están certificadas y forman parte de la Red de Rutas del Vino De España, un referente tanto para quienes quieren adentrarse en el mundo de la enología, como para quienes ya gozan de veteranía en el mundo del vino.
El recorrido por la tierra del vino comienza por la Ruta del Vino de La Mancha, que rodea Alcázar de San Juan, Tomelloso, Campo de Criptana, El Toboso, Villarrobledo y Socuéllamos, donde se encuentra el Museo Torre del Vino, con viñedos que crecen sobre la caliza y arcillosa llanura manchega, de clima extremo y produce caldos únicos. A pocos kilómetros de allí nos podemos dirigir a la Ruta del Vino de Valdepeñas, localidad por excelencia del enoturismo, donde podrás visitar el primer Museo del Vino de Castilla-La Mancha y disfrutar de vinos blancos, rosados, tintos y espumosos de la Denominación de Origen que lleva su nombre.
Once municipios toledanos conforman la Ruta del Vino de Méntrida: Torrijos, Camarena, La Torre de Esteban Hambrán, Escalona, Maqueda, Montearagón, Fuensalida, Carmena, Quismondo, Nombela y por supuesto, el que da nombre a la ruta: Méntrida. Visitar bodegas, viñedos y cooperativas, pero también los recursos patrimoniales y naturales de este territorio, convertirán esta experiencia en algo inolvidable. Un consejo: conocer la arquitectura de Alonso de Covarrubias en Torrijos, uno de los grandes del Renacimiento español.
Seguimos con la Ruta del Vino de La Manchuela, comarca envuelta por las aguas de los ríos Júcar y Cabriel, y que abrazan la Serranía de Cuenca y la llanura albaceteña. Entre su gran variedad de vinos con denominación de origen destacan los de su uva autóctona, la Bobal, de color y aromas frutales intensos.
Y sin alejarnos de Albacete, terminamos nuestro viaje con la Ruta del Vino de Jumilla, que compartimos con la vecina región de Murcia, pero con la inmensa mayoría del terreno de cultivo de vid en tierras castellanomanchegas. Además de sus vinos con personalidad, esta ruta brinda una oferta gastronómica, de ocio y descanso que te garantizamos, no te dejará indiferente.
Viaja a Castilla-La Mancha en invierno para descubrir… tu mundo interior.