“Influir es tener una repercusión importante en la gente, pero no solo en temas superficiales”. Así explica la castellano-manchega Rocío Camacho lo que hace cada día en el desempeño de su profesión, la de ‘influencer’. Se trata de un trabajo que lleva ejerciendo unos años y en el que se ha convertido en una de las personas de referencia en redes sociales, con más de 745.000 seguidores en Instagram (@rocioccamacho). “No trabajo en una empresa. Yo trabajo para mí”.
Pero, ¿quién es Rocío Camacho y cómo ha llegado a vivir de esta profesión con la que sueñan las nuevas generaciones? La propia ‘influencer’, en una entrevista para EL ESPAÑOL – EL DIGITAL CLM, se define como “una chica de 27 años de Calzada de Calatrava (Ciudad Real) que no sabía qué hacer con su vida” y que, tras comenzar a estudiar filología inglesa, algo que no le “llenaba”, descubrió el mundo de las ‘influencers’ y decidió probar.
“Parece que con 17 o 18 años hay que tener claro lo que queremos y en mi caso no fue así. Empecé en esto porque a mi prima le gustaba la fotografía y me habló de este mundo. Me hizo una primera sesión y cuando subí a redes una foto alcanzó los 1.000 o 1.500 ‘me gusta’. Poco a poco, comencé a dedicarle más tiempo y esfuerzo, desarrollando mis ideas y trabajando más los contenidos. Así, fui creciendo, hasta el día de hoy”.
Entre risas, Rocío recuerda sus inicios en este mundo, cuando comenzaron a regalarle productos. “Mi primera colaboración fueron 50 euros, cuando una marca de joyas me pidió una foto. Para mí que me regalasen el producto y me pagasen era espectacular”.
Y tras unos años desde ese episodio, se ha convertido en una mujer influyente y que, sin duda, tiene relevancia en la sociedad. Sin embargo, aunque su vida ha cambiado mucho, "sigue siendo la misma”. “Sigo haciendo los mismos planes con la misma gente de siempre. No renuncio a muchas cosas por ser conocida porque no ha cambiado nada. Eso sí, siento que tengo más amigos, porque en Instagram la gente me ve así, pero no me cohíbo de nada. No soy Paris Hilton”, bromea.
Inicios complicados
A menudo, cuando entramos en Instagram, aparecen publicaciones o ‘stories’ de ‘influencers’ como ella, disfrutando de viajes o de eventos. Pero los inicios no suelen ser tan fáciles.
En este sentido, expresa que, al principio, en su familia no gustaba que se dedicase a esto.“No lo veían como un trabajo estable. Fue complicado. Tanto mi hermano como mi madre estaban en contra. Ella me decía que me pusiera a estudiar mi carrera, que parecía que tenía 14 años haciéndome fotos”. Fue su padre quien le dio el “voto de confianza”. “Él me preguntaba si podría sacar beneficio y vivir de esto y yo le decía que quería intentarlo".
Opina que “la clave” fue irse a Madrid. “Yo vivía en Ciudad Real y todo mi trabajo estaba en la capital. Mis padres me dijeron que si quería marcharme tenía que pagármelo yo, por lo que empecé a trabajar en una tienda de ropa. En Madrid me metí en el mundillo e hice contactos”.
Así, a día de hoy están contentos y tiene la suerte de que su padre trabaja en su equipo, siendo su “mano derecha”.
“Creo que yo intentaba buscar la motivación y la encontré en esto. Ahora, les digo que, si esto se acabase en algún momento, igual que me busqué la vida para llegar hasta aquí, lo haría para buscar otra cosa. Como todo, es cuestión de ponerle ganas”.
El trabajo de una ‘influencer’
Lo bueno que tiene la profesión es que ella es su propia jefa, pero lo malo es que no tiene horarios. “Aquí se trabajan los 365 días del año. Recuerdo la última Navidad, cuando fui a casa, mis padres estaban todo el rato pidiendo que descansase y parase. Les decía que no podía porque quería hacer contenido navideño. Hay que ser conscientes de cuándo puedes llegar a tu público. Si te gusta lo que haces, no pesa”.
Pero Rocío no trabaja sola. Lleva cinco años con su representante María Majón, aunque en la agencia trabaja con algunos más, y cuenta con dos fotógrafos y un maquillador para los rodajes o eventos. “Mi padre, como he dicho, trabaja conmigo y se encarga de la parte aburrida, de la burocracia. Somos un equipo muy completo”.
En su día a día no hay ninguna rutina. “Me levanto a las 7:30 u 8 y medito, leo e intento hacer algo de deporte. Hay días que tengo que hacer colaboraciones en casa, otros tengo reuniones y otros tengo eventos, grabaciones y demás”.
Y así es el trabajo para que sus seguidores, desde sus móviles, puedan ver un contenido que, tal y como confiesa, requiere mucho tiempo. “Hemos llegado a hacer más de 1.000 fotos para quedarnos con tan solo una. Puedo ser muy pesada hasta que encuentro la foto que quiero”.
“Lo que mejor funciona es hacer contenido de forma natural, sin que sea forzado. Por ejemplo, los viajes, en los que cuento a dónde vamos y qué hacemos, son recibidos muy bien por la gente. Creo que sienten que están haciendo y viviendo el viaje conmigo”. Así, manifiesta que a la gente le gustan otros contenidos, como su proyecto de vídeos mensuales. “Es algo diferente, donde trato temas con los que la gente se puede sentir identificada”.
Respecto a su futuro, tiene la convicción de que el trabajo de ‘influencer’ no tiene fecha de caducidad, aunque “hace unos años sí lo creía”. Eso sí, piensa que tendrán que ir renovándose ante la llegada de nuevas plataformas. "La publicidad en televisión va perdiendo cada vez más peso y las redes sociales van ganando espacio. Es mucho más cercano que una persona que ves día tras día en redes te cuente algo que ver un anuncio de 15 segundos en tele. Aportamos algo distinto”.
De igual forma, no descarta dar el salto a la televisión algún día. “No me planteo ningún límite. Me pongo objetivos a corto plazo y busco hacer contenido de mayor calidad cada día. Si llega una nueva oportunidad, será bien recibida”, expresa, a la vez que reconoce que su relación con la prensa rosa es buena, aunque antes le costaba más hablar de su vida privada. “Creo que depende de la situación personal. Yo ahora cuelgo todo en mis redes”.
“Llevar las redes a otro nivel”
Ahondando en el contenido que cuelga en redes, piensa que estas deben “llevarse a otro nivel”, en un reflejo de ese 'toque manchego' que hay detrás de sus publicaciones. “Siempre se han enfocado al tema físico, pero hay que tratar de influir desde unos valores y unos principios. No siento que sea la madre de nadie, pero sí creo que puedo aportar mi granito de arena sobre ciertos temas que son importantes para el desarrollo de una persona".
Sin embargo, hay asuntos de los que prefiere no hablar porque sabe “que van a generar polémica”. “La gente juzga, porque nosotros mismos nos exponemos, pero tampoco es justo que seamos una diana. A día de hoy me siento más libre. En redes me muestro tal cual soy”.
En este punto, su consejo es recibir las críticas “con humor”. “No me las tomo muy en serio, pero tampoco lo hago con los halagos. Hay que tener los pies en la tierra, la cabeza en su sitio e intentar hacer el trabajo lo mejor posible. He comprobado que mucha gente que te critica es porque quiere tu atención”.
En cuanto a su idea de desarrollar otros temas, muestra su orgullo acerca de unos vídeos que viene realizando de manera mensual para concienciar sobre ciertos temas. “Son asuntos que no estamos acostumbrados a ver en redes sociales. Me parece guay poder aportar mi granito de arena y abrir debate”.
La ‘influencer’ empieza a grabar estos vídeos el pasado verano, porque “estaba pasando por una época sentimental muy mala. Tenía varios textos escritos y quise hacer algo original con ellos. Se me ocurrió grabar algo expresando esos sentimientos”. Tarda uno o dos días en escribir el texto, hasta una semana en preparar el guion, después tiene una reunión con el videógrafo y llevan a cabo el rodaje, que puede durar de dos días a una semana. “Se ve en unos minutos, pero lleva mucho tiempo”.
En el último vídeo, que publicó el pasado domingo, 27 de marzo, y que ya tiene casi 2 millones de visualizaciones, trató el tema de la salud mental y contó con la “sorpresa” de la colaboración de deportistas como Iker Casillas, Sergi Roberto, Carolina Marín o Carlos Alcaraz. "Los elegí porque mi hermano se dedica a este mundo y sé que conlleva mucho trabajo de salud mental”.
Asimismo, explica cómo surgió la idea de subir un vídeo sobre el maltrato, con motivo del 8M, Día de la Mujer. “Estamos avanzando mucho en este tema. Recibí críticas porque me decían que no era el día del maltrato, pero publiqué el vídeo porque es un tema tabú en redes que muchas mujeres llevan en silencio".
Ilusión por sus proyectos
Si pasamos por sus redes sociales, lo que queda claro es que es una mujer multidisciplinar. Y así, refleja una evidente ilusión en sus palabras cuando habla de sus proyectos ‘Body Lobby’ y ‘Seima’.
El primero trata sobre entrenamientos, nutrición y salud metal. “Es un proyecto que me ilusiona mucho porque es con mi hermano, una de las personas más importantes en mi vida, y con un equipo de profesionales, que son unos currantes de los pies a la cabeza”. Surgió durante la cuarentena, cuando empezaron a hacer directos entrenando. Después, la gente seguía pidiéndolo y decidieron “darle una vuelta y empezar a prepararlo”. “Hace una semana, además, lanzamos una sección de nutrición y, ahora, vamos a sacar ‘Método 180’, donde haremos podcast o sesiones de coaching sobre salud mental”.
Con la misma satisfacción habla sobre su propia marca de ropa, ‘Seima’. La lanzó al mercado hace tres años porque le encantaba la moda y “necesitaba hacer más cosas que contenido para redes sociales”. “Decidí emprender y estoy con Ana, una gran diseñadora, además de con un equipazo de marketing. Vamos lanzando nuevas colecciones poco a poco”.
Por último, para terminar, muestra su alegría por la acogida que tuvo otro de sus proyectos, su libro Co(n)razón, un relato que desmitifica refranes a través de experiencias personales y que, reconoce, le costó aceptar cuando se lo propusieron, porque no quería ser “intrusa”.
Y es que, con muchos proyectos, ‘me gusta’ y otros tantos seguidores de por medio, la castellano-manchega ha encontrado la motivación en ser ‘influencer’, un término anglosajón que hemos tomado para definir un trabajo que ni existía cuando la propia Rocío nació. Un término que nos hace imaginar vidas de ensueño, pero que no nos lleva a reflexionar sobre la dificultad de los inicios. Un término que otorga un poder a través del cual Rocío cree que se puede ayudar a la sociedad. Sin duda, va en línea ascendente y, de momento, nadie sabe dónde está su techo.