"¡Anda, bolo! ¿Por qué no voy a coger el katanga para subir al Casco? Cabalito va a pasar en un minuto. Pachasco te voy a hacer que me lleves en coche, alhaja". Puedes leerlo otra vez, con toda la calma que necesites. Posiblemente, a no ser que seas de Toledo, no vas a entender ni papa.
En la capital de Castilla-La Mancha, a lo largo de los años, se han ido popularizando palabras y expresiones propias que sorprenden a los miles de turistas que visitan cada día la ciudad de las tres culturas y, al menos al principio de su estancia, a los forasteros que residen en la ciudad por motivos familiares, laborales o de otro tipo.
¿Comenzamos con la traducción? Pues bien, el párrafo entrecomillado al principio de esta noticia significa algo así como: "¡Venga, hombre! ¿Por qué no voy a coger el autobús urbano para desplazarme hasta el Casco Histórico? Exactamente va a pasar en un minuto. Faltaría más que te hiciese llevarme en coche, bonito". ¿Ahora mejor?
Ciudad de bolos
Pero vayamos por partes. Por algo a los toledanos se les conoce como bolos. Para la Real Academia Española, el vocablo "bolo" significa coloquialmente "hombre ignorante o de escasa habilidad". Y en Toledo y su provincia se utiliza... y mucho. "No toques la plancha que te quemas, so bolo" como advertencia; un "seré bolo" como lamento tras una decisión equivocada; o un "claro, bolo" como reafirmación de una evidencia son solo algunos usos que se le da a la palabra.
¿Y por qué a los autobuses urbanos se les llama katangas? Aunque el término cada vez se utiliza menos, tristemente, a estos vehículos públicos de transporte colectivo se les comenzó a conocer así en Toledo porque la llegada de los primeros de ellos a la capital coincidió en los años 60 del siglo pasado con la guerra de Katanga, una provincia del Congo que se quería separar del país. Por el mismo motivo, hay dos barrios en la ciudad a los que se les conoce como Corea y Las Malvinas.
Ahora, seis décadas más tarde, los katangas toledanos siguen "subiendo al Casco Histórico", porque muchas líneas del servicio de autobuses urbanos tienen su cabecera en la céntrica Plaza de Zocodover o en otras zonas como la Plaza del Conde. La clave está en que en Toledo no se va al Casco, sino que se sube al Casco. Por algo, en lo alto de una colina casi inexpugnable abrazada por el río Tajo, el barrio medieval es el más elevado de la ciudad y se ha hecho famoso no solo por su belleza, sus monumentos y sus museos, sino también por sus cuestas.
Pero, pese al esfuerzo que supone subir y bajar por las empedradas callejuelas, un paseo por el Casco Histórico toledano siempre es un auténtico placer. Pachasco íbamos a dudarlo. Degenerando, de "para chasco" a "pachasco" se ha consolidado como una de las expresiones más toledanas. ¿Qué significa? "Faltaría más". Aunque también se utiliza mucho irónicamente, como un "por supuesto" con mucho retintín.
Y vamos a acabar este paseo por el lenguaje puramente toledano con la joya de la corona, nunca mejor dicho. "Qué guapa estás, alhaja". Una alhaja es una joya, un objeto muy valioso, pero coloquialmente también se usa para definir a una persona con excelentes cualidades. Si entras a un obrador de Toledo a comprar unos mazapanes y el dependiente te dice "pasa un buen día, alhaja" ya sabes que le has caído bien.