Un estudio elaborado por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y el Observatorio Sostenibilidad ha determinado que Toledo y Guadalajara han reducido en un 70% la concentración de dióxido de nitrógeno en el aire durante el confinamiento por el estado de alarma decretado por el Gobierno a causa de la epidemia de coronavirus.
Según ha informado la UCLM en nota de prensa, el COVID-19 ha brindado a los investigadores un "experimento de campo" único para evaluar en unas condiciones excepcionales la calidad del aire en las grandes ciudades españolas. "La escala y la magnitud de la casi total paralización de una economía del tamaño de la española no tienen precedentes, por lo que el experimento cobra aún mayor relevancia científica si cabe", señalan los autores.
Los resultados servirán "para hacer una proyección de lo que sucedería bajo escenarios extremos de políticas de control de la calidad del aire muy estrictas en relación con la supresión del tráfico, pero también para verificar la fracción de óxidos de nitrógeno (NOx) atribuible a la producción de energía, industria o gestión de residuos, que no son atribuibles al tráfico rodado". En este sentido, el informe "permitirá delimitar con mayor precisión recomendaciones para rediseñar políticas públicas que ayuden a disminuir la contaminación en las ciudades y, como consecuencia, proteger la salud de los ciudadanos".
El estudio se ha realizado con información procedente de los índices de calidad del aire (ICA) de las cinco mayores ciudades del país (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao), datos recopilados por la Agencia Europea de Medio Ambiente relativos a 74 ciudades que ilustran sobre la exposición a la contaminación de 18,6 millones de personas (aproximadamente el 40% de la población del país) y datos de toda la población española sometida a diferentes niveles de contaminación estimados por los modelos CALIOPE del 'Barcelona SuperComputing Center'.
La conclusión principal es que las cinco grandes ciudades nunca han tenido un aire tan limpio desde que existen datos comparables, habiendo mejorado su calidad del aire más de un 50% en dióxido de nitrógeno (NO2) en el periodo del estudio respecto a los tres años anteriores (2017-2019) en las mismas fechas. Las ciudades con mayores descensos absolutos de este contaminante durante el confinamiento son la mayor parte de las capitales más grandes y las ciudades pertenecientes a los cinturones metropolitanos de Madrid y Barcelona, entre las que se encuentran Toledo, Talavera de la Reina y Guadalajara, con descensos de entre 10 y 20 microgramos por metro cúbico. El informe refleja también una mejora significativa de la calidad del aire en 7 millones de personas y un desplome histórico en el consumo de combustibles para el transporte.
En virtud de estos resultados, los investigadores señalan que la nueva normalidad "debe implicar una buena calidad del aire para todos". Particularmente, y en relación con la disminución sin precedentes de la concentración de NO2, señalan la necesidad de reducir en las áreas urbanas el tráfico basado en combustibles fósiles.
"La calidad del aire en las ciudades que respiramos día a día y que afecta gravemente a nuestra salud es un reto sanitario que hay que enfrentar sin más dilación. La sociedad española ha sido capaz de reaccionar de una forma admirable ante el reto sanitario puntual provocado por el COVID-19. Ahora resta saber si, después de esta situación de crisis sanitaria urgente, seremos capaces de concienciarnos de los efectos en nuestra salud de la calidad del aire y de lo importante que sería retomar nuestras vidas afrontando también la otra crisis ambiental que nos acucia, el cambio climático", afirman.