La comarca de Molina de Aragón (Guadalajara) es conocida como la Siberia española. La baja densidad de población y sobre todo las temperaturas bajo cero que registra en invierno le han valido para ganarse el paralelismo con la región rusa. Para combatir el primer problema, el de la despoblación, el Gobierno de Castilla-La Mancha certificaba ayer mismo que empiezan a notarse los primeros brotes verdes de la ley puesta en marcha en 2021, mientras que con respecto a las bajas temperaturas hay estudios que avalan que esta localidad forma parte del 'triángulo del hielo' español, la zona poblada más gélida de todo el país donde se registran temperaturas inferiores a los -20 grados.
Concretamente, los vértices de este triángulo lo forman la propia Molina de Aragón, Teruel capital y Calamocha, en la misma provincia aragonesa, como explica la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en un interesante hilo de X (antes Twitter) sobre este lugar.
La proliferación de episodios gélidos -desde finales del siglo XIX se han contabilizado más de 100 episodios con temperaturas inferiores a los -20 ºC- tiene que ver con su situación geográfica. En primer lugar, el este triángulo se encuentra en el valle del río Jiloca, "una amplia llanura encajonada entre los montes Universales y la Sierra Palomera, con una elevación media cercana a los 1000 metros", como explica la AEMET.
A esto hay que unir que por el norte existe un horizonte abierto sin ningún tipo de protección que permite la entrada de aire ártico o polar continental que el propio valle se encarga de canalizar y retener.
A nivel meteorológico, "la retención de aire frío dispara el enfriamiento radiativo nocturno, especialmente, si las noches son despejadas", detallan desde la agencia, a lo que suman que si además "el suelo está helado la nieve hace que la capa de aire situada justo encima se enfríe mucho volviéndose, por tanto, muy denso y muy pesado". De esta manera, la situación de calma atmosférica ayuda a crear un "pantano de aire frío" que se estanca sobre este lugar y persiste hasta que la circulación atomosférica cambia y la masa de aire frío se retira.
Un record de -30 grados
Dentro de esos más de cien capítulos de frío extremo, la AEMET certifica que el más crudo tuvo lugar el 17 de diciembre de 1963. Aquel día, la antigua estación meteorológica de Calamocha-VOR situada en Fuentes Claras (Teruel) registró una temperatura de -30º C, mientras que en Monreal del Campo y Molina de Aragón se llegaron a los -28ºC.
Este dato ha sido reconocido como por la AEMET como la temperatura más baja, desde que hay registros, en una zona poblada.
Según recuerdan, los días 14 y 15 de diciembre nevó, mientras que el 16 amaneció despejado, por lo que el "enfriamiento radiativo" se vio favorecido. De ahí que la noche del 17 diciembre se diesen todos los elementos para pasar a la historia más fría de España.