El Colegio Sagrado Corazón Agustiniano, ubicado en la Plaza Fernando Beladíez de Guadalajara, ha sido distinguido recientemente con una placa de la Fundación DOCOMOMO Ibérico, nacida en 1990 con el objetivo de inventariar, divulgar y proteger los edificios paradigmáticos de la arquitectura moderna (1925-1975). Es el único inmueble de la provincia que por el momento ha merecido tal reconocimiento.
Dicho colegio-residencia, construido en altura entre 1962 y 1972, fue obra del arquitecto guadalajareño Antonio Vallejo Álvarez y de su socio, Fernando Ramírez de Dampierre. Desde entonces "presta un gran servicio en el centro de la ciudad de Guadalajara, donde no había un espacio ilimitado sobre el que extender las instalaciones", ha asegurado el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha (COACM), patrono de la Fundación DOCOMOMO Ibérico, en una nota de prensa.
Según el COAMC, el Colegio Sagrado Corazón Agustiniano destaca por su excelente estado de conservación y, en el momento que se proyectó, "se anticipó de muchas maneras al tiempo en que fue construido". "Fue una propuesta de singular modernidad por su diseño, la tipología edificatoria empleada y el programa de necesidades de la institución educativa, que incluía dotaciones inéditas en otros centros de la misma época", añaden.
Asimismo, dio respuesta a la generación del baby boom de los años 70 y cuenta con muchas soluciones novedosas para su época. "Nada más entrar, junto al despacho de director, está el gabinete de psicología", señala como ejemplo José Antonio Herce, presidente de la demarcación del Colegio en Guadalajara y miembro de la Comisión Técnica de la Fundación DOCOMOMO Ibérico.
El edificio, vertical, está dotado de unas terrazas para las aulas que dan cobijo al servicio de recreo, bajo cubierta, cuando las condiciones climatológicas son adversas. Además, mientras fue colegio de monjas, mantuvo nada menos que 500 metros de jardineras lineales características en las terrazas, "que lamentablemente fueron suprimidas con el paso de los años".
El colegio-residencia cuenta, en sus corredores, con compartimentos para hacer acopio de material didáctico, incorpora cristaleras al pasillo, que los enriquecen espacialmente, pero que, además, permiten ver las aulas desde fuera, de acuerdo con los parámetros de la pedagogía moderna, "teniendo en cuenta, ya en los años 70, aspectos tan importantes hoy como el control de las aulas y su apropiada iluminación natural", termina Herce.
La primera de Guadalajara
La decana del COACM, Elena Guijarro, durante el acto de descubrimiento de la plaza recordaba que "se trata de la primera colocada en la provincia de Guadalajara". "Es decir, nos encontramos ante el primer edificio incluido en el registro DOCOMOMO por contar con las características arquitectónicas propias del movimiento moderno y con la calidad necesaria para su inclusión", añadía.
"Es patente la calidad de los espacios y su funcionalidad, reconocida por las alumnas que los han usado. El mejor elogio que se puede hacer de un edificio como éste es saber que las personas que lo han habitado se han encontrado a gusto, es decir, que ha cumplido el objetivo para el que fue diseñado: hacer más agradable y confortable la vida de sus habitantes", señalaba la decana.