El 25 de abril de 1707, las tropas del que a la postre se convertiría en Felipe V derrotaban en la Batalla de Almansa a las del archiduque Carlos. Fue la victoria definitiva en la Guerra de Sucesión para que el primer rey de la casa Borbón accediese al trono y comenzara así un linaje que ha continuado, aunque de manera interrumpida, hasta Felipe VI. Desde aquel enfrentamiento clave en la historia de España han pasado 315 años, pero en muchos aspectos ofrece similitudes a lo que está ocurriendo en nuestros días en ciudades de Ucrania como Mariúpol.
Para celebrar la efemérides, cada año se celebra en Almansa una recreación histórica a los pies de su castillo en la que participan más de 300 voluntarios y aficionados que llegan de muchos países de Europa ataviados con uniformes y armas de la época. Este año, los organizadores han querido otorgar un papel protagonista a la vecina localidad de Xátiva (Valencia), que también sufrió los estragos de este enfrentamiento organizando la exposición 'Felipe V. Una guerra, dos ciudades', que se inaugura este lunes en el Centro Documental y Festero.
La pieza principal que presidirá esta exposición que podrá visitarse hasta el 27 de mayo es un retrato del primer monarca de la familia Borbón que habitualmente se expone en el Museo de Bellas Artes de Xàtiva... boca abajo. De esta manera, también ha sido transportado y se expondrá en Almansa. Pero ¿cuál es el motivo?
La onda expansiva de esta batalla no solo asoló a la localidad de Almansa, donde se enterraron a 5.000 muertos y el hambre y las penurias duraron varios años. En Xátiva, los hechos se precipitaron de una manera no menos cruel. Con esta victoria, Felipe V comenzó la conquista del Reino de Valencia, que había apoyado al archiduque Carlos en la guerra. En ese avance, el primer escollo fue Xátiva que como ha ocurrido con Mariúpol se defendió en el interior de sus murallas de las tropas borbónicas. Tras semanas de sitio, la ciudad cayó y el rey ordenó que fuese incendiada como represalia a su resistencia.
Esto provocó que en un año la localidad pasase de 12.000 habitantes a 400 entre muertos y desplazados. Las siguientes decisiones del monarca fueron la suspensión de los fueros del Reino de Valencia y la refundación de Xátiva bajo del nombre de Colonia Nueva de San Felipe.
En 1719, el pintor local Josep Amorós realizó un retrato del monarca que presidía el salón de plenos del cabildo municipal de San Felipe. En él, se podía ver a Felipe V en un campo de batalla, posiblemente en el de Almansa, señalando con su mano derecha al lugar de la escaramuza. Esta pintura, de escaso valor artístico, tomó relevancia casi 250 años. Al parecer, en 1957 un conservador del antiguo Museo Municipal, Carlos Sarthou, decidió dar la vuelta a la tela como venganza simbólica de lo ocurrido en 1707. "El retrato de Felipe V lo colgué cabeza abajo en el Museo a mi cargo porque mandó incendiar Villarreal y Játiva, mis dos patrias valencianas, la nativa y la adoptiva", explicó en un artículo descubierto hace unos años.
Una venganza histórica que se ha convertido en todo un símbolo y que tendrá un papel protagonista las próximas semanas en Almansa.