La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Albacete ha condenado a 17 años de prisión y a 900 euros de multa a un acusado de un delito de violación, otro de amenazas, otro de maltrato psíquico habitual, un delito de detención ilegal, otro de coacciones continuadas y uno de injurias leves a la que fuera su pareja sentimental.
La sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, recoge como hechos probados que el acusado mantuvo relación sentimental con la víctima durante un año, durante la cual convivieron tres meses junto con unos amigos en un piso de alquiler, y después en casa de la madre de ella, en Albacete.
Durante dicha relación, el acusado sometió a su pareja a frecuentes gritos e insultos, desprecios, descalificaciones y humillaciones, en la intimidad, llamándola "puta", "zorra", "ninfómana", "inútil", que no trabajaba, y similares, y la sumió en una grave dependencia emocional y situaciones de miedo si no actuaba como él quería.
En ese ambiente de tensión y temor, según lo califica la sentencia, en fecha no determinada entre enero y febrero de 2017, durante una discusión, el acusado le metió unos calcetines a la chica en la boca para que no la oyeran llorar.
En otra ocasión, en abril de 2017, tras una discusión, la encerró durante dos horas aproximadamente en una habitación de la vivienda alquilada, sujetándola en la cama para que no pudiera abandonar la estancia, cogiéndola cada vez que intentaba marcharse, y le quitó su teléfono móvil, como solía hacer en otras ocasiones durante sus discusiones, hasta que, sobre las 19.00 o 19.30 horas, la obligó a vestirse y la condujo con su vehículo a las proximidades de la localidad de Bonete (Albacete).
Allí detuvo el coche y le hizo que se bajara, diciéndole que la dejaba allí, sin su teléfono. Cuando ella empezó a caminar por la carretera, la llamó, la metió de nuevo en el vehículo, pero la volvió a sacar y le intentó bajar los pantalones, aunque desistió.
El 31 de mayo de 2017, ya cesada la relación, el acusado fue a la vivienda que habían compartido y, aprovechando que la víctima estaba sola, le pidió un beso de despedida y, al negarse la joven, se inició otra discusión. Entonces, el condenado llevó a la joven hasta una cama y le bajó los pantalones, diciéndole que si él quería se la "follaba".
El 13 de junio de ese año, hacia las 21.00 horas, tras una conversación entre ambos durante la cual él la insultó, quedaron en verse en un centro comercial. Cuando ella subió al coche del acusado, él la siguió insultando, arrancó el coche y se dirigió a un camino cerca del Circuito de Velocidad, donde la agredió sexualmente.
Como consecuencia de todo ello, la víctima padeció dependencia emocional y periodos de ansiedad, persistiendo síntomas como pérdida de sueño y apetito.