El Partido Popular ha marcado en rojo en su calendario el próximo mes de septiembre, fecha en la que definirá y ejecutará una estrategia política e institucional para aprovechar la fuerte marejada interna surgida dentro del PSOE después del compromiso adquirido con ERC para ceder a Cataluña la gestión de todos los tributos. Una ofensiva que, como fin último, tiene como objetivo impedir la aprobación de un concierto catalán.
Para ello, tal y como informa EL ESPAÑOL, el equipo de Alberto Núñez Feijóo ha pedido desde Génova a los presidentes regionales del PP en las distintas comunidades que liberen su agenda los días 2 y 3 de septiembre. Será entonces cuando se celebre una cumbre en la que se concretará una táctica común contraria al cupo catalán y se empezará a buscar un consenso territorial con el que hacer piña con vistas al nuevo modelo de financiación autonómica que ha de negociarse.
Además, el PP ya ha anunciado que a lo largo del próximo mes llevará también "una batería de mociones en ayuntamientos, diputaciones y parlamentos autonómicos en defensa de la igualdad y de la unidad de los españoles". Con ella tratarán de que todos los dirigentes del PSOE, cuando muchos de ellos ya se han mostrado incómodos con el pacto firmado entre el PSC y ERC para hacer presidente de la Generalitat catalana a Salvador Illa, se retraten formalmente votando sobre este asunto a lo largo y ancho del país.
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha sido uno de los barones socialistas que más duramente han criticado el cupo catalán avalado por la dirección federal del PSOE. "Mi partido no puede apoyar el pacto con ERC en el Congreso", afirmó durante una durísima comparecencia institucional que protagonizó al día siguiente de la rúbrica del acuerdo, que calificó como "obsceno, bochornoso y grosero".
"Es un ejemplo de egoísmo y desprecio al resto de España más grave que he visto en muchísimo tiempo", aseguró Page, que finalizó: "Yo les puedo decir hasta aquí". Unas palabras que muchos interpretaron como una advertencia sobre la posibilidad de que, en caso de llegar al Congreso de los Diputados, los parlamentarios del PSOE de Castilla-La Mancha no votarían 'sí' a la cesión a Cataluña de la gestión de todos los impuestos, algo que perjudicaría a la caja común de la financiación autonómica y, por tanto, a una región como la castellano-manchega, históricamente infrafinanciada.
A la conquista de los críticos
Mientras tanto, como explica este viernes EL ESPAÑOL, desde el PP están cotejando la posibilidad de presentar, como respuesta al cupo catalán, una propuesta de reforma del sistema de financiación que cuente con el aval de dos socialistas críticos: Emiliano García-Page y Adrián Barbón, los presidentes de Castilla-La Mancha y Asturias.
Sobre esta posibilidad, desde el entorno de Page se ha asegurado a EL ESPAÑOL - EL DIGITAL CLM que ni Feijóo ni nadie de su equipo ha contactado todavía con el presidente castellano-manchego y que, en caso de que en las próximas semanas se produzca una llamada, "habrá que ver en qué términos se produce".
Page y Feijóo siempre han exhibido una evidente sintonía tanto política como personal, por lo que el político castellano-manchego no tendrá problema en atender al líder del PP. Sin embrgo, aunque la postura de ambos respecto cupo catalán sea similar, lo que se descarta de plano es que el Gobierno o el PSOE de Castilla-La Mancha vayan a contribuir a la estrategia de desgaste que tiene previsto poner en marcha el PP contra el Gobierno de España. "No necesitamos que nadie nos diga cuál tiene que ser nuestra posición", han lanzado como advertencia previa.
El pasado mes de septiembre, antes de la investidura de Pedro Sánchez, Feijóo ya telefoneó a Page. La conversación duró en torno a 10 minutos y fueron suficientes para descartar que el PSOE castellano-manchego pudiera dar orden a sus diputados de maniobrar bien por acción u omisión en el Congreso para romper la precaria mayoría que haría presidente a su jefe de filas, todo ello pese a que Page ya se había mostrado radicalmente en contra de la amnistía. "Ni nos ha pedido nuestro apoyo ni se lo hubiésemos permitido", dijeron entonces fuentes de máxima confianza del presidente Page.
Ya en abril de este año, Page justificó su ausencia en la Comisión de las Comunidades Autónomas convocada por el PP en el Senado asegurando que si él no se sometía a Ferraz, "menos aún a Génova".
Pasos a seguir
Esas mismas fuentes recuerdan ahora que el PSOE de Castilla-La Mancha ya se ha mostrado favorable a la convocatoria de un Consejo Político Federal donde confían en primera instancia en que la presión de las federaciones críticas pueda frenar los planes de Ferraz, impidiendo que la financiación singular pactada con ERC para Cataluña no llegue siquiera al Congreso.
En caso de que finalmente sí hubiese que votar, desde la dirección de los socialistas castellano-manchegos nadie quiere pronosticar si se rompería la disciplina de voto, pero tampoco se niega en rotundo como sí se hizo en otras ocasiones recientes como con la aprobación de la ley de amnistía.
Sea como sea, ni el Ejecutivo castellano-manchego ni el PSOE de Castilla-La Mancha contribuirán con el PP en su ofensiva política y Page seguirá marcando perfil propio con el argumento que siempre utiliza para justificar sus discrepancias internas: que siempre prioriza la defensa de Castilla-La Mancha respecto a la de su propio partido.