Son muchos los municipios que nos llaman la atención cuando circulamos por las carreteras de Castilla-La Mancha. Si los pudiésemos recorrer todos, nos daríamos cuenta de que existen cientos de pueblos con nombres tremendamente curiosos y graciosos. Algunos de ellos, Cebolla, Pepino o Cotillas, pero hay muchos más.
Si quieres saber el porqué de estos curiosos apelativos, te dejamos una lista con los diez más llamativos:
- Cebolla: uno de los nombres de pueblos más raros y curiosos de Castilla-La Mancha es "Cebolla", situado dentro de la comarca de Talavera de la Reina y bañado por el río Tajo. Según relata el Ayuntamiento en su página web, hay dos teorías sobre el origen del nombre; una que es fruto de la castellanización del término árabe "yevayla", que significa montecillo o cerro. La otra teoría es que procede del término árabe Gebel-Alá, que significa "Dios me ha hecho", por haberse formado el pueblo alrededor de la Mezquita que estaba donde hoy está la Iglesia.
- Pepino: se encuentra a tan solo 8 kilómetros de Talavera de la Reina y a 120 kilómetros de Madrid. En la página web de la Diputación de Toledo se puede leer que el origen del nombre se remonta al año 1576, cuando "uno de los siete herederos labradores antiguos que vivían en dicho lugar se llamaba Alonso Pepino”. También hay quien dice que antes de Pepino se le conocía como “Aldea Nueva de Talavera”.
- Pulgar: es un pueblo de la provincia de Toledo situado al sur de la capital, de la que le separan 25 kilómetros. A sus habitantes se les llama "pulgareños" y, según dicen, el nombre del municipio deriva del vocablo latino "pollicäris", pudiendo significar "la parte del sarmiento que con dos o tres yemas se deja en la vides al podarlas para que en ellas broten vástagos".
- Tembleque: también está en Toledo, junto a la autovía A-4 que une Madrid con Andalucía. Su origen etimológico procede del vocablo latino "tremulare", con el significado de "tembloroso". Al parecer, este nombre se relaciona con "un adorno que usan las mujeres para la cabeza, que es una flor o botón de diamante u otras piedras, preso a una aguja de plata u oro, que por estar retorcido tiembla con el peso". A sus vecinos se les llama "temblequeños".
- Uña: es un pueblo de la provincia de Cuenca. A tan solo 36 kilómetros de la capital, esta localidad de la serranía media se asienta sobre una colina entre la laguna del mismo nombre y el rio Júcar, que le regalan un paisaje admirable. Además, se encuentra entre las sierras de Valdecabras y las Majadas, por lo que está en un enclave absolutamente privilegiado.
- Arrancacepas: este municipio, situado también en la provincia de Cuenca, se encuentra a 40 kilómetros de la capital y a sus habitantes, que apenas son 25, se les llama "arrancacepeños". El nombre del pueblo hace clara alusión a su cultivo más extendido, como queda patente en las numerosas cuevas de vino que tenía la población a finales del siglo XIX.
- Casas de Fernando Alonso: se encuentra en el sur de la provincia de Cuenca, casi en la frontera con Albacete, y a pesar de llevar el nombre del famoso piloto de Fórmula 1, no tiene nada que ver con él. Además, si ya resulta peculiar su nombre, más extraño aún es su gentilicio: "teatinos". Al parecer, allí había hace siglos un convento de frailes teatinos que años después adquiriría un hombre llamado Fernando Alonso, encargado de crear el nuevo pueblo.
- Cotillas: situado a 156 kilómetros de Albacete, entre las sierras de Alcaraz y Segura (Jaén), se encuentra este pueblo de 118 habitantes. Según dicen, su nombre procede del castillo ubicado en este mismo municipio que actualmente se encuentra en ruinas. En la época árabe, este lugar se conocía como “Al Cutillas” y a sus vecinos se les llama "cotillanos".
- Ciruelas: es una histórica villa de Hita localizada a tan sólo 18 kilómetros de Guadalajara y que constituye una zona de transición entre la Alacarria y la Campiña. En este pequeño pueblo viven 112 habitantes.
- Paredes: es un pueblo situado en la Alcarria conquense, a 66 kilómetros de Cuenca capital. El pueblo surgió como una pequeña aldea, aparecida durante la repoblación de las tierras de Huete, y en la actualidad tan solo viven allí 58 personas, a quienes se llama "paredeños".