Un total de 708 cabinas telefónicas desaparecerán en Castilla-La Mancha en el año 2022, destino al que han sido condenadas en los últimos años al entrar en desuso en detrimento al auge de la telefonía móvil y de las tarifas planas instauradas por los operadores.
Según información facilitada por Telefónica a Europa Press, encuestas internas revelan que más del 80 por ciento de los usuarios reconocen no haber usado nunca una cabina y, además, desvelan que su uso actualmente es inferior a una llamada por semana.
Las cabinas que fueron frecuentadas años atrás se han convertido en un objeto de actos vandálicos y a pesar de que hay algunas iniciativas simbólicas destinadas a mantener su recuerdo, irán desapareciendo del paisaje de las ciudades.
La provincia de Toledo es la que cuenta con mayor número de cabinas de toda la región castellan-omanchega, exactamente 253. A esta se suma Ciudad Real con 171 y Albacete con 137. Sin embargo, con una diferencia notable, la provincia de Guadalajara conserva 76 cabinas y Cuenca 71.
La primera cabina telefónica en España se instaló en 1928, a finales de los años 20 en la caseta del Viena Park, actualmente denominado como Florida Park, en el parque de El Retiro de Madrid. Se trataba de un aparato que estaba emplazado dentro de un cajetín que se abría para acceder al teléfono.
Este modelo de cabina no era el concepto de cabina que se dio a conocer años más tarde, pero no necesitaba que una operadora estuviera delante del teléfono y controlara la extensión de la llamada. Sin embargo, la primera cabina telefónica que cumplía dicha función se instaló en España en el año 1963.