Un total de 12.000 personas, según cifras oficiales de la Delegación del Gobierno en Madrid, se congregaron este sábado por la mañana a las puertas de la sede del PSOE en la calle Ferraz de la capital de España. Allí, a través de unas pantallas gigantes, siguieron en directo el Comité Federal del partido que se celebró en el interior del inmueble, mostraron con pancartas y consignas su apoyo al secretario general de la formación política, Pedro Sánchez, y le pidieron que siga al frente del Gobierno antes de que este lunes anuncie si dimite o se queda en el cargo tras cinco días de reflexión.
En lo que algunos medios han calificado como una catarsis colectiva del socialismo e incluso un funeral político anticipado de Pedro Sánchez, los afiliados y simpatizantes del PSOE concentrados en Ferraz -más de la mitad de ellos llegaron en autobuses fletados por el propio partido desde muchos puntos del país- se emocionaron y aplaudieron a rabiar a los ministros y líderes autonómicos que tomaron la palabra durante el Comité para arropar, loar y pedir a su líder que no se rinda ante lo que consideran una campaña orquestada por la derecha y la ultraderecha contra él y su familia para silenciarle y acabar con sus políticas progresistas. Pero hubo una excepción.
De forma paradójica, un notable grupo de socialistas allí congregados en defensa de la democracia y la política bien entendida no esperaron siquiera a que el presidente de Castilla-La Mancha y secretario general del partido en la región, Emiliano García-Page, avanzase en su discurso para abuchearle, silbarle y gritarle "fuera, fuera, fuera" desde que su cara apareció en las pantallas.
Es de suponer que lo hicieron, pese a que Page empatizó sin ambages con Sánchez y defendió la "moral" del PSOE frente a "los que no tienen ninguna", como reprimenda por haberse mostrado durante los últimos meses y de forma pública contrario a los pactos alcanzados por su partido con Bildu y con los independentistas catalanes, o por haber rechazado contundentemente la ley de amnistía que ha permitido a Sánchez ser investido presidente. Por no haber aceptado sin rechistar, en definitiva, las nuevas consignas de su partido y de su líder.
Llama la atención, como poco, que el abucheado de este sábado en Ferraz fuese el único presidente autonómico socialista que actualmente gobierna con mayoría absoluta en España y uno de los pocos que ha mantenido el mismo discurso respecto a la amnistía y los privilegios de los independentistas tanto antes como después de las elecciones generales del 23 de julio.
Una vez finalizado el Comité Federal, los dirigentes socialistas -encabezados por una eufórica María Jesús Montero- salieron a la calle para fundirse con la militancia en apoyo de Sánchez. Allí sonaron desde 'Quédate', de Quevedo, a 'La Internacional'. Emiliano García-Page no participó.