Seis preguntas en torno al futuro de Page tras dejarse embaucar en la opereta de Sánchez
El absolutamente previsible desenlace de la opereta de cinco días que ha protagonizado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una operación de propaganda y simulación política inédita en la democracia española, deja al presidente de Castilla-La Mancha y líder regional del PSOE, Emiliano García-Page, en una posición un tanto extraña, cuando menos diferente a la que tenía antes de que el miércoles, 24 de abril, el inquilino de la Moncloa lanzara en forma de carta pública lo que entonces parecía un amago de dimisión, que en realidad nunca lo fue por mucho que se lo creyeran los incautos.
Parece obvio que la maniobra de Sánchez sacó abruptamente a Page de la "zona de confort" en la que se había instalado dentro del PSOE, es decir, su papel de conciencia crítica contra las cesiones del sanchismo a los separatistas y llanero solitario de la disidencia interna de Ferraz, y eso situó al menos momentáneamente al presidente de Castilla-La Mancha al lado de su líder nacional. Digamos que Page se dejó embaucar por el truco del gran prestidigitador de la política española y pasó del frío al calor en los dos minutos que tardó en leer la epístola de Sánchez a los españoles, alineándose con los astros del sanchismo, que a su vez ya estaban en posición de firmes y prietas las filas.
Es una obviedad que el apoyo de Page a Sánchez es mucho más personal que político, y este matiz es importante porque la distancia política entre ambos y el sentido del Estado de uno y otro sigue siendo sideral, pero es inevitable pensar que ahora están un poco más cerca. O que mucha gente lo haya visto así y esa sea la imagen que haya quedado de una forma muy extendida.
Es decir, el simple aleteo de una mariposa en la Moncloa provocó un tsunami en el corazoncito socialista de Page, que durante cinco días fue uno más del coro a los ojos de toda España. Con todos los matices que se quieran, pero uno más. Aguantó Page incluso el chaparrón cuando el sábado en Ferraz una pequeña multitud de militantes llegó a gritarle "fuera, fuera" entre consignas y abucheos. El PSOE ya estaba en orden y se había puesto en limpio la unidad interna del partido en torno a su amado líder: para entonces el presidente castellano-manchego era otro del montón (o lo parecía) y se había reblandecido el sector crítico unipersonal en el que milita como socio preferente.
Esta nueva situación abre algunos interrogantes en torno a Page. Por ejemplo, estos seis:
- ¿Sale intacto Page de estos cinco días de función sanchista? La reubicación de Page al lado de Sánchez, aunque termine siendo sólo momentánea, personal y coyuntural, ha cambiado el escenario político y ha provocado una sensación de duda y ambigüedad que puede dañar la credibilidad del discurso del presidente castellano-manchego. Parece complicado seguir siendo el "antisanchista" del PSOE después de haber bendecido tan claramente la teatral victimización de Sánchez por sí mismo. También es verdad, sin embargo, que desde la posición centrada y de moderación que siempre ha defendido Page, es imposible pensar que ahora pueda apoyar las medidas autócratas que dejó entrever Sánchez en su discurso de este lunes contra jueces, periodistas y lo que denominó "la máquina del fango". Sánchez ha polarizado estos días aún más a los españoles y ha multiplicado la división social y eso a Page con toda probabilidad le ha terminado molestando mucho, pero la imagen de unidad interna en torno a la Moncloa también ha quedado muy patente y ahí el presidente castellano-manchego tendrá que recomponerse para volver al punto anterior a la carta del miércoles 24 de abril. Y luego está el separatismo, que ahí sigue como el eterno dinosaurio al despertar.
- Así las cosas, ¿puede Page mantener su posición crítica con el sanchismo? Poder, puede, y probablemente lo seguirá haciendo, pero le va a resultar más difícil y costoso. Tendrá que recuperar a base de "relato" la coherencia y credibilidad. Page tendrá que dar la vuelta a la tortilla de estos "cinco días de gloria" y alinear de nuevo en su perfil aquello "del ser y el parecer" y que ambos verbos terminen siendo el mismo. Los que antes creían que la posición de Page era tan sólo un reparto de papeles dentro del PSOE, que eran muchos, ahora ya han visto su tesis confirmada. Los que, por el contrario, pensaban que el líder castellano-manchego era sincero y coherente, que también eran una legión, probablemente hayan entrado en un túnel de dudas. Hay un antes y un después de la jugada de Sánchez con la carta y con muchas aristas e interrogantes en torno a lo que a partir de ahora pueda suceder. Y Page ha generado una incertidumbre más, entre otras razones porque, con todo el PSOE abrazando a Sánchez, era imposible hacer otra cosa.
- ¿Salen más fuertes los que nunca creyeron en la sinceridad de las críticas de Page a Sánchez? Habrá que ver cómo se construye ahora ese "relato" entre partidarios y detractores, y fundamentalmente entre el PSOE y el PP de Castilla-La Mancha, porque todo es reconducible y será moldeable según las estrategias que adopte cada uno, pero de entrada parece que la posición hipercrítica de Paco Núñez, líder regional de los populares, ha subido algunos escalones. Otra cosa es que el PP castellano-manchego sea capaz de mantener alto el listón de su propio credibilidad y que no se desinfle su estrategia, que todo es posible ante un Page que es un político de una enorme sagacidad y un superviviente de mil batallas. Aquí hay muchas dudas que se irán resolviendo poco a poco, aunque sí hay una certeza: Page querrá volver al punto de partida para intentar terminar siendo "el de siempre", es decir, el que se identifica plenamente con la sociedad castellano-manchega y gana por mayoría absoluta.
- ¿Queda reforzada o tocada la unidad interna en el PSOE regional? Hasta ahora el PSOE de Castilla-La Mancha se alienaba claramente con la actitud crítica de Page hacia Sánchez y lo hacía de una manera muy mayoritaria. Page es el líder indiscutible ahora mismo de los socialistas castellano-manchegos, el único barón del PSOE con mayoría absoluta en España y un político querido y admirado en la federación regional de su partido, con un fuerte apoyo, además, en la propia sociedad de Castilla-La Mancha. El movimiento de Sánchez no tiene porqué haber cambiado esta situación, aunque hay rumores insistentes, ya antes de la carta del presidente del Gobierno, de que Ferraz busca un relevo para el liderazgo regional de Page. Ahí puede haber una batalla de futuro.
- ¿Se aleja la hipótesis de que Page pueda cruzar la M-30? Probablemente esta posibilidad nunca ha estado cerca, así que el concepto de "lejanía" en este caso parece relativo y poco preciso. Un imponderable. Ni siquiera está claro que el presidente de Castilla-La Mancha quiera dar algún día ese salto o que alguna vez vayan a conjugarse las circunstancias para que eso pueda ocurrir. La representación de cinco días montada por Sánchez en España va a afectar necesariamente al curso de la legislatura pero es imprevisible en qué sentido lo hará y los acontecimientos políticos que a partir de ahora se vayan a desencadenar. El paso de Page hacia Madrid es un futurible absolutamente especulativo en estos momentos. Y otra sensación: los abucheos a Page en Ferraz del otro día son una simple anécdota sin mayor recorrido, aunque es muy evidente que Sánchez se ha cargado toda estructura del PSOE y ya no quedan más que los restos del partido, convertido en una caricatura a imagen y semejanza de su líder, que el día de la carta entró en pánico. Lo del "puto amo" de Óscar Puente fue la más clara manifestación del deterioro interno al que se ha llegado. Es muy preocupante y significativo que nadie en Ferraz cuestione la fractura que Sánchez está provocando entre los españoles, y ahí Page tendría mucho que decir. Esto es fundamental.
- ¿Apoyaría Page una hipotética ofensiva de Sánchez contra los jueces, periodistas y todo lo que el presidente identifica como la "máquina del fango"? No parece probable que el presidente de Castilla-La Mancha pueda convertirse, de pronto, en un izquierdista radical y vaya a respaldar medidas de ese tipo como las que Sánchez está empezando a anunciar. También es improbable que deje de criticar a los separatistas. Pero lo ocurrido en estos cinco días han sembrado dudas que el presidente de Castilla-La Mancha tendrá que empezar a despejar si pretende llevar las cosas al mismo lugar en el que estaban hace una semana. Algunos finos analistas piensan que Page, después de este episodio, es el mismo de siempre y nada va a cambiar, pero ese movimiento tendrá que demostrarse andando. Si es verdad que el apoyo de Page a Sánchez ha sido solo y exclusivamente personal, como apuntan en su entorno, próximamente habrá muchos días para demostrarlo.