¿Y qué pasa si Paco Núñez pacta con Vox?
Absolutamente nada. Salvo un pequeño detalle: que si les salen las cuentas el 28 de mayo formarán gobierno en Castilla-La Mancha. Es decir, que Paco Núñez podría ser presidente de la Junta con dos hipótesis posibles: gobierno del PP en solitario con apoyo de Vox para la investidura o coalición de gobierno con reparto proporcional de las consejerías. Depende de los escaños que consigan. La tercera posibilidad, obviamente, es que no suceda nada de lo anterior y el PSOE gane con la mayoría absoluta que necesita para mantener a Emiliano García-Page en el Palacio de Fuensalida. Habría una cuarta opción no contemplada ni una sola vez en ninguna encuesta conocida: que sea Núñez el dueño de los 17 escaños que marcan la frontera entre la gloria y todo lo demás.
Así de clara está la situación. No entiendo, por tanto, este alboroto por un pacto hipotético del PP y Vox. Pues, claro: si pueden lo harán, como indudablemente lo haría el PSOE con cualquiera que alumbrase la suma mágica y se pusiera a tiro. Duele decirlo de tan evidente. Lo que no se comprende es el complejo de los populares ante esa posibilidad, tan legítima y viable como cualquier otra que permitan las reglas democráticas, ni el teatro de impostación de los socialistas frente a un escenario ante el que jamás tuvieron una sola duda cuando, por la vía de la extrema izquierda, la carambola les mantenía en el poder. Que yo sepa, Page perdió ante María Dolores de Cospedal pero le arrebató la Junta gracias a un pacto con Podemos y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, alcanzó la Moncloa con una alianza Frankenstein con todo tipo de izquierdas radicales e independentistas que hoy deciden el futuro de España. Sin ninguna clase de rubor.
Pura prosa descriptiva. Entonces, así las cosas, ¿qué pasa si Paco Núñez echa cuentas y pacta con Vox? Pues eso: la diferencia está en los complejines, en dejarse avasallar y en perder siempre la guerra de la propaganda. Digo siempre.