El recientemente aprobado por el Consejo de Ministros Real Decreto Ley 11/2022 de 25 de junio, adopta nuevas medidas que proponen responder a las consecuencias económicas y sociales de la guerra de Ucrania, respondiendo a las situaciones de vulnerabilidad social y económica a juicio del Gobierno. Sin entrar a valorar la eficacia general que se presume de las medidas aprobadas, ni tampoco que los problemas económicos que en España se han iniciado mucho antes que esta guerra, hay una serie de actuaciones que se vuelven a obviar dando preferencia a la ideología frente a la lógica.
Un ejemplo claro de esta “talibanesca” actitud es la vigencia aún hoy de la nefasta Ley de cambio climático; su derogación gozaría de gratuidad practica frente al desembolso económico de algunas de las medidas que se han aprobado en el Decreto-Ley referido. Entre otros muchos, Alemania, cuyo gobierno está formado por socialdemócratas (socialistas), liberales y verdes, se plantean ampliar la vida de sus centrales nucleares, buscando mayor producción de electricidad con carbón, en línea de los pasados acuerdos de la UE frente a la crisis por la guerra de Ucrania. Y es que varios miembros de la U.E. se han propuesto incrementar las horas de funcionamiento de las centrales de carbón que tienen un precio más competitivo de la energía resultante para paliar los precios al alza del MW/h eléctrico afectados por el precio del gas.
Sin embargo, en España nos vamos a lo fácil que es tirar de la chequera; o lo que es más exacto, tiramos del BOE y del dinero público para intentar tapar “baches” con la tierra que sacamos de otros lugares donde formamos baches aún mayores. El excesivo y no sostenible gasto y su resultante déficit público, provoca inflación y esto a algunos políticos no les entra en su cabeza. Hacemos mucho más grande la bola de nieve de la deuda pública que amenazando de nuevo en la escena la llegada de ese familiar molesto de todos ya conocido que es la prima de riesgo que supera desde hace días los 200 puntos. Y mientras en otros países del ámbito europeo se afanan en diversificar las fuentes de generación, aquí dinamitamos las térmicas o pagamos en el recibo costosas moratorias nucleares para que no se puedan utilizar como ya hemos relatado en números anteriores en este medio.
El alto ejercicio ideológico de este ejecutivo se está demostrando desconocido hasta hoy en la esfera nacional o europea. Nunca jamás vimos nada parecido ya que se flagelan innecesariamente con este tema a sabiendas de la sangría de votos que les va a suponer no diversificar las fuentes de obtención de energía. Igualmente ocurre mientras impiden vía legislativa las acciones de extracción de minerales e hidrocarburos. España tiene una deuda pública desbocada que, como decíamos, provoca inflación y a la que se suma el incremento de los precios de la energía que se pudieran moderar si de verdad se introdujeran en el mercado nuevas fuentes de obtención. Una prueba evidente es que, en esta semana, España ha liderado los precios de los combustibles dentro de la U.E. Si aquí dinamitamos las térmicas; paralizamos las nucleares, prohibimos extraer petróleo y gas que se asegura lo hay en la plataforma continental canaria, estamos dando un mensaje al vendedor de que puede hacer lo que le venga en gana con los precios, pues ninguna competencia se va a encontrar en este país.
Con todo, y volviendo a las medidas del Real Decreto Ley, nos interesa fijarnos en esas actuaciones que se vuelven a obviar cuando se implementan medidas de este u otro tipo. Y es que de nuevo volvemos a dejar atrás, como tanto les gusta decir en inversa, a la población que vive en la España rural que es toda aquella que está fuera de las capitales de provincia y en unos pocos núcleos de población ubicados en zonas excepcionalmente pobladas. Nos plantean subvencionar el transporte público local, regional y nacional cuando la mayor parte del territorio carece del mismo, o cuenta en el mejor de los casos con unos horarios nada eficaces para las necesidades de esa marginada población rural.
Si queremos acudir a las delegaciones de la administración en cada provincia tenemos que arrancar nuestro vehículo al cual se le subvenciona el combustible al mismo precio de aquel que a la puerta de su casa tiene una boca de metro BCN de la línea de Paseo de Gracia; la parada de la EMT Puerta de Toledo; o la línea ferroviaria C2 Cartuja. Por si fuera poco, al llegar a las ciudades para realizar las innumerables gestiones necesarias, hemos de estacionar nuestros vehículos donde nos espera el poste del parquímetro, y en el mejor de los casos no olvides cambiar el ticket con la penalización correspondiente. Podemos decir que el abandono hacia el medio rural y sus habitantes sigue siendo de tal calibre que se institucionaliza vía boletín oficial del estado. Por si fuera poco, todos conocemos las carencias en las prestaciones rurales de las líneas de ferrocarril convencional. Algunas de estas permanecen cerradas desde la pandemia; otras carecen de servicios o en vías de desmantelamiento, por lo cual difícil es que gastemos bono alguno en las citadas condiciones, cosa que el legislador sabe perfectamente. Bien lo saben los municipios rurales de Cuenca.
Volvemos con ello a trasladar el mensaje de lo importante que es vivir en una ciudad porque cuando surgen estas ayudas, al del medio rural, ni le llegan ni las espera. Eso sí, que a nadie se le olvidara que el pasado jueves se presentaba la declaración de la renta; la rendición de las cuentas personales con el Estado pues todos somos iguales seamos rurales o urbanos.
Juan Carlos Álvarez
Este artículo ha sido publicado originalmente en La Opinión de Cuenca