El campo español anda soliviantado y en guerra. Aires de batalla frente a la tormenta perfecta sufrida en los últimos meses. Las gentes de los pueblos no aguantan más. No ven su futuro. La España rural pobre y despoblada, Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura, todo el campo español mira parado la velocidad de la luz del resto del mundo y se pone a pensar, con razón, que la vida lenta y hermosa que siempre han defendido en realidad es una ruina. El romanticismo empieza a ser tiempo pasado y las gentes del campo sólo quieren defender sus derechos, no ser nunca más los héroes olvidados del desarrollo del siglo XXI, sino la parte fundamental que siempre han sido en la vida. El campo es imprescindible pero lo maltratamos y dejamos a sus gentes abandonadas, y esa es la gran lucha que ahora ha puesto en marcha el agricultor español para que se oiga su voz resonante por todas partes. Colapsar el país, tractorada tras tractorada, hasta que la justicia se imponga y nadie robe su cuota de felicidad y su derecho a esa vital alegría.
Pedro Barato, el presidente nacional de Asaja y uno de los grandes impulsores de esta revolución del campo, es un manchego recio y directo que está dejando claro estos días que la protesta del mundo rural va muy en serio y no piensa parar hasta que se oiga su voz y todos puedan volver a dormir tranquilos. Sólo quieren ser ellos mismos, recuperar el sonido reposado del viento y el brotar de la vida bajo la luz acogedora del sol, recogiendo al final la cosecha que se han ganado con su trabajo y que les permite sonreír al terminar la jornada e irse a la cama sin las incertidumbres que no les dejan dormir. Pedro Barato, que no se calla, ha lanzado el aviso al Gobierno y le ha dejado un mensaje inequívoco: que vayan a hacerse la foto a otra parte, que con el campo no se juega y que las movilizaciones van a continuar. El hartón es muy grande y si hay que colapsar España con los tractores, si esa es la solución para dejar de ser invisibles, entonces así va a ocurrir.
El líder manchego de Asaja y del campo español tiene la virtud de hablar claro y hacerse entender. Su mensaje al Gobierno es que la lucha va a continuar y que el tiempo que llega viene caliente. Después de un invierno duro, una mala primavera, o sea, a golpe de movilización y tractores rugiendo a toda pastilla. Pedro Barato parece tener un aliado en el propio Gobierno: el ministro de Agricultura, Luis Planas, que muestras síntomas claros de ser el mejor habitante del Ejecutivo de Pedro Sánchez y estar tomándose en serio la indignación del campo español. Ojalá, ya lo veremos. En Castilla-La Mancha cuenta Pedro Barato con el apoyo de todos, a la derecha y a la izquierda del ruedo político, y esa también es una buena noticia, un mérito de este correoso manchego. Suerte al campo, larga vida al mundo rural y sencillamente que las cosas sean como tienen en justicia que ser, amén.