Parece ser que la cosa no pinta bien y que, por los pasos que se van dando, una nueva investidura de Pedro Sánchez no van a obtener el fruto deseado, aunque en política nada está escrito y en cualquier momento todo puede cambiar y saltar la liebre, como se suele decir.
Ya es mucho tiempo lo que llevamos con un gobierno en funciones y bien es cierto que esta situación no debe prolongarse mucho más, aunque no es muy saludable tampoco conseguir que Pedro Sánchez sea investido a cualquier precio, porque esas cosas al final quienes realmente las pagamos somos los ciudadanos, que vemos como muchas de las expectativas se vienen abajo por la carencia de lo que debiera ser un gobierno fuerte dispuesto a afrontar los retos que tenemos y los que se avecinan, tanto en España como en el resto del mundo, y sobre todo en Europa, con la salida de Reino Unido de la Unión Europea.
Soy de los que piensan que en julio no salió adelante la investidura de Pedro Sánchez por cuestión de segundos, y me baso en lo siguiente: cuando en los últimos momentos de la intervención de Pablo Iglesias, este dijo y lanzó una nueva propuesta que le había sugerido un socialista de alto prestigio y pidió un receso, que por lo que fuera no se concedió, posiblemente si ese receso se hubiera conseguido habría habido un acuerdo de investidura tal vez aceptada por el PSOE o tal vez con otro pequeño retoque de última hora. No fue así y, por tanto, especular se puede... pero tuve y tengo la sensación de que en esos segundos de descuento pudo estar la investidura.
Desde entonces a esta parte ha pasado un mes y la desconfianza se ha instalado de tal manera tanto en Podemos como en el PSOE que pinta camino de nuevas elecciones, porque un gobierno de coalición tal como se plantea está muy lejos de producirse y a la portuguesa también, aunque no puede extrañarnos que en un arrebato, no de generosidad pero sí de decir por parte de Podemos "os regalamos la investidura, vamos a la oposición y seremos muy duros en exigir lo que queremos y si no en poco tiempo estamos en unas nuevas elecciones; ustedes sabrán que es lo que les interesa". No sé cual sería el coste de esta situación, sobre todo para los ciudadanos, aunque también para la estabilidad de ese gobierno, pues en Castilla-La Mancha ya vimos cómo Podemos tumbó los presupuestos y para seguir apoyando al gobierno de Page hubo que darles una vicepresidencia y una consejería, con el consiguiente gasto para la ciudadanía. Ahora, bien que lo pagó Podemos en las elecciones de 2019 desapareciendo de las Cortes de Castilla La Mancha.
Lo que ha pasado en Castilla-La Mancha es algo que Podemos debería tener en cuenta para un futuro de repetición de elecciones y no empecinarse en un gobierno de coalición. Se entiende que no vaya a dar sus votos gratis, pero hay que tener en cuenta que en ocasiones los precios están fuera del mercado y no apretar tanto porque a lo mejor te quedas colgado de la brocha y no puedes pintar el edificio tal y como querías.
No estamos en julio, está claro que la desconfianza ha hecho mella en ambos lados y que hay que explorar nuevas fórmulas para llegar a un acuerdo. La derecha ha superado todas las dificultades que tenían para llegar a acuerdos de gobierno en comunidades autónomas y ayuntamientos allí donde ha sido posible, en la izquierda sería difícil de ver como es posible que no se llegue a un acuerdo, acuerdo que podría ser histórico, como histórico puede ser llegar a unas nuevas elecciones, dar una oportunidad a la derecha, que esta gane y forme gobierno. Luego vendrían las quejas y las lamentaciones de la izquierda, pero es mejor no tentar a la suerte y llegar a un acuerdo de investidura porque, como se dice, las escopetas las carga el diablo.
Cuando se negocia se cede por ambas partes y no pienso que este ceder sea la derrota de nadie sino la victoria de la negociación y la capacidad para ponerse de acuerdo en programa, gobierno a constituir y todo aquello que redunde en beneficio de los ciudadanos, porque para eso están la política y los políticos. Lo contrario lleva a esa desafección que, según el CIS, se ha llegado señalando a los políticos como uno de los principales problemas que tiene España.
Investidura sí, elecciones no. Que se negocie hasta la extenuación, pues España no puede estar en elecciones cada dos por tres. El cansancio hace mella en los ciudadanos y eso se puede pagar a corto plazo.