La colección Polo, un mazazo para el Museo de Santa Cruz
Recientemente he publicado varios artículos referidos al Museo de Santa Cruz. El primero de ellos, “Por un gran Museo de Santa Cruz”, en pleno mes de agosto; y a finales de septiembre otro titulado “El juego del Arte Contemporáneo en Castilla-La Mancha”. Este centro museístico es el museo de Arte, Etnología y Arqueología de la provincia de Toledo, de titularidad estatal y gestión autonómica. Al edificio principal del antiguo Hospital de Santa Cruz se sumó el convento de Santa Fe, adquirido por el Estado para ampliación de la Biblioteca Pública situada en el edificio del Miradero y que, al trasladarse al Alcázar, fue utilizado por el Museo. Además utiliza dos salas del edificio del Miradero y el patio de este edificio contiguo al Museo, como depósito de obras de arte y vestigios de las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la provincia.
Desde hace años, frecuentemente el Museo se ha utilizado para la instalación de exposiciones temporales y otros eventos; ello influyó en el hecho de que gran parte de sus colecciones permanentes están hoy día almacenadas, sin poderse contemplar por el público. Claro que la vitalidad de un museo y su proyección social se perciben cuando a una colección permanente se une una política ambiciosa de exposiciones temporales; pero en el caso de este Museo, los eventos, actos socioculturales y las propias exposiciones temporales han incidido en el almacenamiento de buena parte de sus contenidos básicos y permanentes. Cuando asumió la dirección hace dos años Fernando Fontes señaló a los medios de comunicación que entre sus objetivos estaba volver a instalar en la colección permanente buena parte de los fondos conservados en depósitos. Junto a un mayor apoyo institucional, se necesitaban recursos humanos: es constatable que el Museo de Santa Cruz padece una fuerte crisis de personal técnico, estando en una situación similar a la del momento de las transferencias del Estado a la Comunidad Autónoma hace 35 años. También carece de gabinete pedagógico y de comunicación, con muy pocos recursos para la necesaria labor cultural de este tipo de centros. Para trabajar en coalición con la sociedad y convertirlo en un museo vivo, el centro precisa medios que hoy por hoy se le están negando. Tengamos además en cuenta que el Museo tiene otros museos y colecciones filiales, dependientes de la misma dirección.
El Museo viene trabajando en un plan director para conseguir recuperar para exposición permanente los extraordinarios fondos artísticos, etnológicos y arqueológicos que atesora. La idea clave es aprovechar los tres edificios (Santa Cruz, Santa Fe y el Miradero) para hacer un gran centro museístico, dotado con los recursos necesarios y proyectando a la sociedad una labor cultural y expositiva de primer orden. Esta idea es lógica: que en el corazón de la ciudad se potencie un gran museo, aprovechando la conjunción de tres edificios anexos.
Pero junto a esas necesidades, saltó la noticia, hace cerca de dos años, de la posible recepción en Castilla-La Mancha de una serie de obras de arte del coleccionista Roberto Polo. Lo que en principio sería un factor positivo para el panorama patrimonial y cultural de esta región se está convirtiendo en una seria amenaza tanto para el Museo de Santa Cruz como para la Biblioteca de Castilla-La Mancha, que sigue utilizando como depósito externo el edificio del Miradero. Y tal vez para los demás museos que gestiona la Junta porque, a la escasez presupuestaria actual, puede unirse la derivación de recursos para el proyecto Polo. Cultura está exigua presupuestariamente porque el presidente del Gobierno regional, Emiliano García-Page, no tiene este ámbito entre sus prioridades políticas.
Se está provocando una seria alarma entre los directores y técnicos de museos, así como entre los expertos, artistas y colectivos relacionados con el arte contemporáneo y con los museos, que consideran que la operación de donación de las obras de la colección Polo no está siendo transparente y añade problemas a la situación de este complejo museístico.
El Gobierno regional decidió instalar los fondos de la colección Polo en las salas del antiguo convento de Santa Fe. Y, además, en el futuro desea utilizar el edificio del Miradero para la misma colección. Ambas medidas serán un mazazo para el Museo de Santa Cruz, que se verá obligado a seguir escondiendo en depósitos más del 90 % de sus colecciones. Entre ellos, los riquísimos fondos del Museo de Arte Contemporáneo de Toledo, con los impresionantes paisajes toledanos de Aureliano de Beruete; obras, entre otros muchos, de Ricardo Arredondo, Antonio López y Benjamín Palencia; y las obras del universal artista toledano Alberto Sánchez, “panadero de Toledo y escultor de España”, según le definió el poeta Pablo Neruda, con una serie de dibujos y esculturas que fueron cedidas por la familia del artista. Todo guardado desde hace 17 años por una decisión arbitraria de los sucesivos gobiernos de CLM, que nunca han tenido una política de museos.
Surgen muchas preguntas sobre la colección Polo y el Gobierno regional está haciendo gala de una enorme falta de transparencia. Hasta ahora la gestión de esta iniciativa la realizan a través de la Fundación Impulsa, aunque al parecer ya se ha constituido la Fundación Polo. En la web de Impulsa se habla inicialmente que Polo cederá una colección de 7.000 obras, para luego afirmar que entregará 445 obras, valoradas en 368 millones de €. Además de este interrogante básico, pregunto: ¿Las cede o las presta para que se queden 15 años? En la web se añade la opción de que tal vez algunas puedan quedarse permanentemente en la región. Es muy lamentable: a pesar de los anuncios, sigue sin ser público el protocolo o convenio sobre esta operación.
Y los interrogantes se multiplican cuando hablamos de las sedes de esta colección, que el propio Polo denomina “Museo”. Dan por hecho utilizar el antiguo convento de Santa Fe, pero ello va en contra del Plan del Museo de Santa Cruz. No creo que el Ministerio de Cultura, titular del Museo colabore en tal disparate. Respecto al edificio del Miradero, está cedido por el Estado para la Biblioteca, por lo que antes deberá construirse o adaptarse una sede para el depósito externo de la Biblioteca, que acoge unos 150.000 documentos. También hablan del Archivo Histórico Provincial de Cuenca, que está a tope y no tiene espacio libre; y además es también titularidad del Estado. En fin, la web de la Fundación está llena de sorpresas, ambigüedades e inexactitudes. Puede comprobarse en el enlace http://www.iclm.es/coleccion-roberto-polo/
Pero surgen más preguntas: ¿Qué presupuesto y cómo se financiará el traslado y ubicación en Santa Fe de estas obras? ¿Finalmente qué obras serán las que se expongan? ¿Qué proyectos hay para los fondos del Museo de Arte Contemporáneo de Toledo, hoy guardados a buen recaudo? Por otro lado, mientras que el señor Polo se arriesga a hablar de un museo Polo, ¿con qué personal y medios contaría ese hipotético museo? Por cierto, un museo precisa de todo un itinerario para su creación, no basta con llamarlo como tal. Y puesto que hablan de dos ciudades como sede de la colección Polo (Toledo y Cuenca), debemos preguntarnos: ¿El gobierno regional está pensando crear el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla-La Mancha? El viceconsejero de Cultura, Jesús Carrascosa, menciona públicamente un Plan de Arte Contemporáneo de la Junta, pero ¿dónde está ese Plan? ¿Va a presentarse a las Cortes de CLM y a la sociedad? ¿Se está contando con la opinión de los artistas actuales de la región? De ese pretendido Plan sólo encontramos un vídeo institucional de 1:08 minutos, que puede aceptarse como difusión de una ocurrencia, pero no de un plan riguroso. Lo razonable sería realizar un proyecto de Museo que integrase todas las colecciones de arte contemporáneo propiedad o de gestión autonómica y que suponga un verdadero plan de captación de obras de los artistas contemporáneos más significativos. Y respecto a la colección Polo, en principio tratarla como una exposición temporal en un centro distinto a Santa Cruz, hasta que madure y se consolide la idea definitiva sobre estos fondos.
Entre los expertos, los artistas y el propio personal de los museos de Castilla-La Mancha está cundiendo la alarma por el proceder del Gobierno regional, más empeñado en afrontar la próxima contienda electoral con algún “triunfo” que en desarrollar una política museística coherente y consensuada con los directores de los museos de la región y el mundo del arte. ¡Malos asesores está teniendo el consejero Ángel Felpeto en este asunto! Él sabe perfectamente que la sociedad toledana no ve con buenos ojos este golpe al museo de Santa Cruz que puede acabar con sus proyectos de futuro. Pero a lo que se ve hay muchos intereses en escena.
Juan Sánchez Sánchez, historiador y bibliotecario