El año en que logramos cambiarlo todo para que nada cambie
Hace un año vivimos el momento más emocionante de nuestras vidas políticas. Una victoria épica, un triunfo contra pronóstico con el que ganaban los que no eran favoritos, los que no tenían el apoyo de “los barones” territoriales, los que no contaban con más recursos. El Partido Socialista renacía de sus propias cenizas tras vivir una convulsión televisada con el derrocamiento de su secretario general el aciago 1 de octubre.
Ese día lloramos casi tanto como la noche del 21 de mayo de hace un año. El 1 de octubre llorábamos de rabia, de impotencia, de ira, de dolor. Mientras que el 21 de mayo las lágrimas eran de ilusión, de esperanza, de emoción.
Vivir el derrocamiento de Pedro Sánchez, acorralado por nuestros propios dirigentes y asistir después a ese movimiento imparable que puso a la militancia de todo el país en pie nos hizo recuperar el orgullo de ser socialistas. Nos hizo confiar en que otro PSOE es posible y que habíamos aprendido la lección.
Pero no hemos aprendido nada. Un año después, la herida sigue sin cerrar. Es más, en territorios como el nuestro la hemorragia es preocupante. Soy alcalde del municipio más importante que el PSOE gobierna en Guadalajara, el cuarto en Castilla-La Mancha. Soy el único alcalde de los municipios importantes que durante la campaña de las Primarias me posicioné con Pedro Sánchez. Y sufro cada día una auténtica cacería política por parte del aparato provincial del partido.
No niego que enfrentarme en las Primarias regionales a Emiliano García-Page no ayudó. Pero lo único que hice fue ejercer el legítimo derecho que como militante tengo a intentar mejorar mi partido. Esa misma noche abracé a mi secretario regional en la Plaza de Santa María La Blanca y desde entonces mi lealtad ha sido absoluta, sin fisuras.
En el último año he tenido que decir adiós a tantos compañeros de la región que han decidido dejar el PSOE viendo que todo sigue igual que ya he perdido la cuenta. “A los dirigentes de nuestro partido les interesa que seamos cuantos menos mejor”, me dijo un histórico socialista en Toledo, “así ha sido siempre desde que González y Guerra lo pastelearon”.
Yo no soy de esa opinión, pienso que tenemos que convencer a la gente de que militar en nuestro partido es útil para mejorar nuestros pueblos, nuestras regiones y nuestro país. Estoy convencido de que si somos más, llegamos a más sitios. Aunque entiendo que algunos dirigentes de mi partido entiendan que si somos más, ellos tocan a menos cuando de repartir puestos y cargos a dedo se trata.
Me duele lo mío, por supuesto. Me duele que Pablo Bellido, mi secretario provincial, esté intentando destrozarme para lograr que no vuelva a ser candidato, mientras promociona a José Luis Escudero, que ya en 2014 intentó serlo y se retiró la noche antes de las votaciones ante los nefastos augurios sobre sus opciones.
Pero me duele más que en Orea se hayan caído 20.000 pinos y nadie se haya preocupado de ayudar a este municipio que es una auténtica reserva natural digna de proteger. Su alcaldesa, Marta Corella, hace un año celebraba con otros tantos compañeros y compañeras la victoria de Pedro Sánchez en Ferraz, tras meses de trabajo a favor de su candidatura.
Y me duele, y mucho. Que en Cobeta no tengan cobertura de teléfono ni internet porque la antena que pensaban poner de repente ha salido de las prioridades regionales. Hace un año Belén Pontero estaba en Ferraz, como también había estado allí el 1 de octubre protestando contra el vergonzoso derrocamiento de nuestro secretario general, Pedro Sánchez.
Me vienen a la mente las palabras que tantas veces le escuché a José Bono: “Una cosa son los nuestros y otra los nuestros nuestros”. No me gusta esta división que rompe.
Hoy quiero reiterar toda mi lealtad y todo mi afecto a mi secretario general, Pedro Sánchez, a quien le agradeceré eternamente el honor de formar parte de su Comité Federal junto a mi compañera, mi amiga, mi referente político, María Antonia Pérez León –la primera y única mujer que ha sido secretaria general del PSOE de Guadalajara, la única en la región-. Gracias, Pedro, por habernos demostrado que es posible conseguir lo imposible.
Sin embargo, un año después pienso que tras conseguir cambiarlo todo, nada ha cambiado. Algunos han trabajado y siguen trabajando mucho para que así sea.
Por eso quiero hacer un llamamiento a nuestros principios socialistas, a los valores que nos mantienen unidos desde hace 139 años. Hace un año elegimos a Pedro Sánchez como nuestro secretario general. Pero elegimos más cosas. El 21 de mayo de 2017 los socialistas elegimos una forma de entender el partido desde el respeto a la diferencia, desde la concordia entre compañeras y compañeros, desde el afecto que nos tenemos y que nos sirve para entender los problemas de la gente y ponerles solución.
Ahí fuera nos están esperando. Están esperando a ese PSOE que logró ilusionar hace un año a la gente de izquierdas de este país con un proyecto de transformación social con el que tenemos que llegar a las Elecciones Municipales, Autonómicas y Europeas de dentro de un año. Pedro Sánchez ha demostrado en este año que es un hombre de Estado cuando las circunstancias lo requieren y a la vez un hombre de la calle, que no se separa de los problemas de la gente.
Si vamos juntos, llegaremos más lejos. No permitamos que, otra vez, el PSOE mate al PSOE.
José Luis Blanco. Alcalde socialista de Azuqueca (Guadalajara)