Los romanos de Puy du Fou
Fitur ha cerrado sus puertas este domingo en Ifema con récord de visitantes, más de doscientos cincuenta mil. La Feria Internacional de Turismo de Madrid es una de las más importantes del mundo y por eso no se entiende que la ciudad consienta atascos de hora y media para entrar a los pabellones. La carta de presentación de un país que quiere mimar una de sus principales fuente de ingresos no puede ser esa. Debe ser que a Carmena sólo le interesa el turismo de balneario.
Castilla-La Mancha acudió con un gran stand blanco, luminoso, a medio camino entre las Tablas y los molinos. Es la Meca de Occidente, el gran bazar al que acuden todos, la hoguera de las vanidades misma. Pero hay que estar. El volumen de negocio que los touroperadores mueven es espectacular y durante una mañana pueden cerrarse varios paquetes y ofertas en tres continentes distintos. Nuestra región ha descubierto hace ya algunos años que el turismo de interior también vende y que si lo trabajamos con calidad, gusto y tesón pueden conseguirse resultados notables. Ana Isabel Fernández Samper, la directora general de Turismo, conoce el mundillo como la palma de su mano y no hay nadie como ella que sepa mover al sector. Ahora tocan las apps y hay que llegar los primeros. O, al menos, intentarlo. El Producto Interior Bruto de Castilla la Mancha depende ya en un siete por ciento de ello. Hoy si te quedas en paro, sabes algo de apps y haces tuyo un negocio turístico en un rincón de la región, puedes abrirte camino. Nos hemos dado cuenta del patrimonio que tenemos cuando los de fuera nos lo han dicho. Somos baratos, como los vinos. Quizá ahí esté también uno de nuestros atractivos. El reto, a partir de ahora, es el valor añadido.
Entre toda esta marabunta, emerge un proyecto como el Puy du Fou. Para los que no sean de Toledo, se trata de una inversión millonaria de un grupo francés que quiere levantar en la Ciudad Imperial el primer parque temático de la Historia de España. Doscientos y pico millones de euros y más de tres mil puestos de trabajo son las cifras mareantes que dejan estos franceses que ya tienen uno funcionando en Les Epesses. Sucede que ya el culo se nos ha pelado de tantas empresas faraónicas, del Reino de Don Quijote a la Coca Cola, Gibacars, El Corte Inglés o Aeropuerto mediante. Sin embargo, parece que la cosa va en serio. Los franceses han venido aquí y lo han explicado un par de veces. Page lo mira como la niña de sus ojos y sabe que será un gran atractivo y una buena baza electoral, como lo fue La Abadía en su momento. Me llama la atención los cenizos que no ven más que problemas. Puedo entender el escepticismo y los que sean como Santo Tomás, que no creen hasta que no ven y meten los dedos en las llagas. Pero desacreditar una idea o ponerle trabas desde el principio, haciendo hincapié en los problemas y no en los evidentes beneficios, parece una actitud bastante aldeana. Además, Puy du Fou vendrá muy bien para reivindicar el agua. Siempre pensé que la ventaja que nos llevaba el Levante en este asunto es que ellos actuaron desde el principio con la política de hechos consumados. El agua se consigue usándola.
En algunos corrillos toledanos, ya empiezan a hacerse apuestas sobre las contrataciones y el vestuario. Hay quien piensa incluso que, aunque mal le vayan las cosas, siempre podrá vestirse de romano en Puy du Fou. Toledo exhibe un músculo portentoso y sólo su nombre y estampa atraen al resto del orbe. Está de moda, hay que aprovecharlo. Que venga Puy du Fou y mil leones como este.