La manifiestación del Levante que tuvo lugar este miércoles en Madrid contra los recortes del trasvase del Tajo al Segura, y a la contra también de la posición histórica de Castilla-La Mancha, fue una de las noticias del día en España. Fue una manifestación masiva de agricultores, representantes y autoridades políticas de la Comunidad Valenciana, Murcia y parte de Andalucía para protestar por las decisiones del Ministerio de Transición Ecológica de recortar progresivamente los envíos de agua del Tajo al Segura, tal como ha venido reclamando el Gobierno de Castilla-La Mancha en cumplimiento de las cinco sentencias del Tribunal Supremo que ordenan un caudal ecológico mínimo para el Tajo.
En contra de lo que se piensa mayoritariamente en Castilla-La Mancha y de la posición defendida desde hace años por el presidente de la Junta, Emiliano García-Page, los regantes levantinos temen que estos recortes supongan la ruina de los regiones que se benefician del trasvase y creen que eso traerá más pobreza y paro. La manifiestación de este miércoles fue masiva y muy reivindicativa, pero la posición de la ministra Teresa Ribera parece firme en favor de los postulados del Ejecutivo castellano-manchego, apuntando hacia un recorte progresivo del trasvase y su sustitución por las desaladoras y otras soluciones. Entre tanto, sigue en el aire la hipótesis de un Plan Hidrológico Nacional consensuado que ofrezca soluciones satisfactorias para todos, a la vez que se están provocando fuertes tensiones internas y territoriales en el PSOE.
Las posiciones están claras y enfrentadas, pero el presidente García-Page se ve claramente ganador de una guerra por el agua del Tajo que se prolonga ya durante 44 años y que, poco a poco, está cambiando de planteamientos para acercarse a las reivindicaciones históricas de Castilla-La Mancha. Page ha defendido que la defensa del Tajo no es un "capricho político" de los castellano-manchegos, sino una necesidad ineludible que España tiene que abordar ya y hacerlo de forma lo más satisfactoriamente posible para todos, también para Castilla-La Mancha. La derrota que esta posición supone para el presidenta socialista de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, puede provocarle un daño electoral imprevisible en las elecciones autonómicas.
El presidente de la Junta castellano-manchega cree que esta larga batalla de 44 años de gente inmovilista y posiciones fijas debe cambiar ya hacia un nuevo tiempo de soluciones distintas a las de siempre. Page ha hecho alusión este miércoles, a la vez que se manifestaba el Levante, a la necesidad de cumplir las sentencias del Tribunal y dotar al Tajo de un caudal ecológico, algo que supone dar carta de naturaleza legal a una reivindicación que debe satisfacerse. El Gobierno central, según Page, cumple con esa legalidad y por eso es coherente en las decisiones que está tomando.
El presidente castellano-manchego ha asegurado que, pese a los "insultos" que recibe desde el Levante, él va "de frente y con la ley por delante" y es preciso alcanzar una "lógica de consenso" entre todos los españoles para resolver este problema. Castilla-La Mancha, ha explicado Page, es una región moderada que no ha ido a "máximos" en este asunto, sino "de forma flexible y con sentido común", y ahí están los resultados a favor del caudal ecológico del Tajo y el progresivo recorte de un trasvase que debe sustituirse por otro modelo más sostenible.