César Gómez Benayas fue presidente del PP de Toledo en tiempos convulsos para el partido en la provincia y a pesar de provenir de las filas del centrismo. O precisamente por eso. Desde que dejó la primera línea de la política, tras haber pasado por distintos cargos y responsabilidades orgánicas e institucionales, se ha mostrado crítico con las distintas direcciones del PP en la región y en la provincia, salvo alguna excepción.
Esta semana ha publicado un artículo en La Tribuna de Toledo, con el significativo título de “Partido o Cortijo”, en el que muestra su apoyo a Carlos Velázquez como líder del PP en la provincia y defiende que se ponga al frente del Grupo Popular en la Diputación. Como buen conocedor de la organización apunta algunas claves de interés, aunque, como es obvio, desde un posicionamiento claramente predeterminado.
Lo primero que llama la atención es su alarmante previsión de que si no cambian las cosas en Toledo “podría dar al traste con toda la organización si no es convenientemente resuelto”.
¿Y qué es lo que tiene que cambiar? Según lo que dice Benayas en su artículo, lo primero es que dejen a Carlos Velázquez ser el presidente del Grupo Popular en la Diputación, que es, según su punto de vista, lo que ordenan los estatutos del partido: “Un grupo de diputados provinciales en rebeldía, se niegan a cumplir con lo que determinan los estatutos, que en este asunto son meridianamente claros: Carlos debe presidir el grupo de diputados provinciales y los que no apoyen esta elección están fuera de la disciplina del partido y deberán asumir las consecuencias”. No se sabe si es un aviso o una amenaza. O las dos cosas a la vez.
¿Cuál es el trasfondo de todo esto a juicio de Gómez Benayas? Pues que Velázquez fue elegido presidente “en contra del criterio del presidente regional”, Paco Núñez, al que no cita por el nombre en ningún momento. “La manera de frenar el impulso de Carlos pasa por negarle los medios para que no pueda desarrollar su labor, esquilmando la sede provincial, ya sin gerente y con unos excelentes trabajadores a los que a duras penas se les puede pagar las nóminas”, dice el expresidente provincial del PP, que desvela las graves dificultades económicas por las que está pasando el partido en Toledo. Y remata: “La guinda de toda esta trama está en que Carlos, trabajador por cuenta ajena (rara avis en la política española) no puede tener la dedicación exclusiva que le permita desarrollar sus capacidades en orden a ganar las próximas elecciones municipales”.
Dice asimismo que los diputados provinciales se atreven a tanto porque “sus jefes les han contado que cuentan con el apoyo de la regional”. A su vez,” la regional recibe del grupo de diputados rebeldes cuantiosos recursos económicos que por supuesto no recibe de ninguna otra diputación de Castilla-La Mancha”. Otra revelación de interés.
Finalmente, advierte de que en política no vale todo y que “somos nosotros mismos los que tenemos que poner límites éticos a nuestros comportamientos, en caso contrario pagaremos las consecuencias”.