La hija del presidente de Tabarnia reside en Castilla-La Mancha y aquí dirige un centro de investigación
“Le tiran basura, cortan los árboles, le hacen pintadas en casa con mensajes de odio, los vecinos le cierran la puerta, no le hablan, le dan la espalda...”. Este es el calvario que relataba Carlos Herrera que está viviendo Mariana Boadella, hija del presidente de Tabarnia, Albert Boadella, antes de entrevistarla recientemente en “Herrera en COPE”. Por fortuna para ella (también por desgracia, porque se ha visto obligada a abandonar su tierra de origen), Mariana vive desde hace años en Ciudad Real capital, donde dirige un importante centro de investigación relacionado con la biotecnología, Sabiotec (www.sabiotec.es).
La hija del presidente de Tabarnia relata siempre que puede lo que está pasando en Cataluña y explica su dolorosa y estremecedora experiencia personal en su pueblo, Jafre (Gerona), donde "ya no me quedan amigos, que eran los de toda la vida porque la política ha pasado por encima". Mariana Boadella ha confesado que cuando va al bar a tomarse una Coca Cola “lo hago sola, no me saludan y las miradas pues son miradas de reprobación de ‘¿tú qué haces aquí?' En el momento que muestras que no estás de acuerdo con el nacionalismo, allí ahí segregación. Te apartan, te hacen notar que no eres de ellos. Te dicen que el adoctrinado eres tú y que no eres un catalán como ellos".
Y lo más doloroso: “una maestra de EGB que tuve aquí del pueblo de Berges, en el que yo iba al colegio, escribió públicamente que se avergonzaba de haber sido mi maestra. Ese es el nivel, son las pequeñas cosas que van lanzando mientras dicen que son pacíficos. Para mí no lo es".
Frente a ese clima irrespirable, y tal como declaraba esta semana al diario Lanza, Mariana celebra como la han acogido en Ciudad Real desde que llegó hace diez años por motivos profesionales: “Es una ciudad abierta, cuyos ciudadanos acogen a los que venimos de fuera, y yo ya me siento ciudarrealeña”, destacaba esta joven doctora en Veterinaria antes de afirmar que “no volvería a Cataluña”, aunque viaja allí a menudo para ver a sus padres. O manifestarse junto a ellos, como ha hecho en diversas ocasiones.