¿QUÉ FUE DE AQUEL 15-M? - Mario Blázquez (17 de mayo de 2018)
Hay cosas a las que tiempo ha hecho envejecer mal. Con la distancia de siete años, nada es lo que pareció, y nada es lo que parecía que iba a ser. Aquella manifestación que no tenía una convicción de ser masiva, sorprendió a todos en aquella multitudinaria salida desde Cibeles. Fue un trayecto corto pero intenso, lleno de indignados, de personas que ya no tenían nada a lo que aferrarse. Algunos fueron con la protesta entre sus manos, y otros sólo a ver qué pasaba. Hasta los propios organizadores y asistentes se vieron superados, sobre todo en aquella coronación de la Puerta del Sol, lugar ahora inviolable, sepultado bajo una capa hormigón y una vigilancia fronteriza. Pero aquel entonces nadie esperaba que aquellas personas que sólo fueron a una manifestación decidieran quedarse allí, un día, dos, semanas. El 15M catapultó el movimiento de protesta a nivel europeo, también, evidenciando que aquello no fue una improvisación. Pero abrió una brecha de esperanza en la gente, de que las cosas se podían cambiar, en la calle, y no frente a un televisor o en la barra de un bar. Fue una unión de la masa para abandonar su posición pasiva y convertirse en una amenaza real. Todos los partidos de izquierda quisieron apropiarse el movimiento: la Izquierda Unida de Cayo Lara en aquel entonces, Podemos, tiempo después de fundarse. Todos querían dejar claro “yo estuve allí” y ahora estoy en el Congreso. Pero el tiempo ha demostrado que eso no es así, quienes estuvieron allí ya no están, y los que pretenden hacer ver que estuvieron están en el otro bando, en el Congreso, compartiendo cafés a la salida de la oficina, con los mismos que trataron de vencer el movimiento. Lo justo es darle a ese movimiento lo que supuso históricamente, homenajear a quienes estuvieron allí, y no alargar su legado cuando conviene, apropiárselo indebidamente. ¿Qué fue el 15M? Sólo eso, un día en el que todo pareció posible, en el que todo fue posible.