El 28 de mayo también se vota por el Tajo y por la apuesta por el cambio climático o su negación. El día pasado escuchamos al Sr Núñez, candidato del PP, hablar de legalizar pozos a lo que hay que unir su conocida defensa del trasvase del Tajo a la cuenca del Segura. O su manifestación incomprensible de que se le está regalando el agua a Portugal. El bulo, la mentira, la desinformación o la manipulación carecen de límites, por lo que se oye. Cuanto dice va contra el Tajo o contra los efectos del cambio climático en una primavera y un verano en los que la sequía, las altas temperaturas, o los altos riesgos de incendios nos van a torturar insoportablemente. Prometer regular pozos en la Mancha, que se desertifica, implica o un desconocimiento agudo de la realidad o un desprecio absoluto hacia la situación que se les avecina en los próximos años a los pobladores del Centro Peninsular.
En Doñana las pretensiones del candidato del PP han sido frenadas por la Unión Europea por el impacto que el proyecto tendría sobre los humedales de la zona. En La Mancha también disponemos de humedales que están desapareciendo por la explotación ilegal e intensiva de los acuíferos que nutren estos humedales. Durante años, sin control o mirando para otro lado, se han hecho pozos ilegales con el consiguiente impacto en todo el ecosistema. Ha sido una forma de negar algo que cada día se enuncia con mayor precisión: el clima está cambiando a velocidades incontrolables. No pueden permitirse concesiones políticas o de intereses individuales cuando lo que se juega es la desertificación, cada vez más evidente, del amplio territorio de Castilla-la Mancha. Así que prometer legalizar pozos irregulares, como ha prometido el Sr Núñez, o ignorar los efectos trágicos del trasvase Tajo-Segura es una temeridad que debe ser rechazada.
Los tiempos, a nuestro pesar, han cambiado, y surgen todos los días con más intensidad las contradicciones que este cambio acarrea. Pero las contradicciones no se resuelven con populismos electorales o con promesas que afectan a elementos tan esenciales como son los recursos hidráulicos de un territorio. Nada se podrá solucionar por las bravas y cada vez se impone más mucho dialogo, acuerdos de amplio contenido político, pactos racionales mirando a la mayoría y no a intereses privados y una gestión rigurosa y estricta de los recursos hídricos. Estos asuntos van en serio y ni se puede ni se debe frivolizar con ellos. No se resuelven los problemas, por muy complejos que sean, incrementando la insostenibilidad o reforzándola. Los siguientes años van a ir de la adaptación y supervivencia de una región amenazada por una transformación climática que demanda actitudes y comportamientos inteligentes. La velocidad de cambio de los procesos climáticos nos ha sorprendido y conviene reaccionar, porque lugares como los nuestros forman parte de los territorios más afectados por ese cambio acelerado. Incluso conviene adelantase para diseñar nuevos cultivos, adaptados a los escenarios que se perfilan. Sabemos que en estas crisis los que corren más riesgos de pobreza y miseria son los lugares más sensibles y en ese segmento nos situamos nosotros.
Lo que está ocurriendo o va a ocurrir no afecta a África o América del Sur, nos afecta a nosotros. Por eso, el día 28 de mayo, no solo se eligen alcaldes, concejales y presidentes autonómicos, se elige también cuales serán las medidas políticas por el Tajo, cuál la apuesta por los humedales manchegos y, en fin, cómo será la transición hacia un nuevo clima, una ausencia de agua palmaria y el riesgo de empobrecimiento igualmente anunciado. Como puede ver el lector, de nuevo el voto es un arma que diseñará nuestro futuro inmediato y un presente ya presente.