Vaya por delante que en política cada uno es libre de gestionar su carrera como le dé la gana mientras se atenga a las reglas del juego y uno no es nadie para dar consejos, aunque como en cualquier otro aspecto de la vida se sienta más identificado con unos comportamientos que con otros.
Este es el caso de dos políticas pertenecientes al mismo partido, colocadas ante la misma encrucijada en sus vidas y que optan por dos maneras distintas de afrontar su futuro. Es verdad que las semejanzas acaban prácticamente en pertenecer al PSOE y en haber resultado desalojadas de la alcaldía, aunque la alcaldesa de Toledo lo sea, después de dos legislaturas y la de Talavera a la primera oportunidad, porque la edad también es una diferencia notable entre ellas y las oportunidades que se abrían para una y otra tampoco son las mismas.
Pero en fin, lo que le llama la atención a uno es la determinación de Tita García para seguir en la política municipal y rechazar -aunque nadie sabe si es cierta la oferta para incorporarse al Gobierno Regional por parte de Page o es uno de esos rumores de verano a la manera de los fichajes futbolísticos- la posibilidad de buscar su futuro político en otras alturas de la cosa pública. A lo que estamos más acostumbrados, con las notables excepciones que cualquiera me podría citar, es que el alcalde frustrado se quite del medio, o le quiten para la próxima vez, mediante el método de la patada hacia arriba y adelante; algo que normalmente satisface a ambas partes.
Por eso, porque lo normal es aprovechar el momento para seguir en la escalada, llama la atención la decisión de Tita García de persistir en la vida municipal e intentar dentro de cuatro años recuperar una alcaldía que siente, como también lo siente mucha gente dentro y fuera de su propio partido, no haberla perdido por su culpa y sí arrastrada por la ola del antisanchismo, provocada por el máximo dirigente de su partido.
Tita García y Milagros Tolón encabezaron la lista más votada, pero perdieron la alcaldía y eso es algo que tampoco se puede olvidar, porque ni a una ni a otra se le puede poner el cartel de perdedoras. Todo eso hay que tenerlo en cuenta y uno entiende que ante las perspectivas que a una y a otra se le ofrecían en su horizonte inmediato hayan reaccionado de la manera que lo han hecho.
Milagros Tolón tiene muchas posibilidades, por el especial empeño que Pedro Sánchez ha puesto en premiar sus servicios, de obtener un escaño en el Congreso de las Diputados, desde donde seguirá muy cerca de la sala de máquinas de su partido en sus próximos años. Ha abandonado la vida municipal y uno lo entiende por sus circunstancias y porque en política hay oportunidades que no se pueden dejar pasar. Ha perdido la alcaldía de Toledo, pero el escaño en la Carrera de San Jerónimo se le antoja a uno un excelente consuelo al disgusto de perder esa autonomía que te da en política el voto de tus vecinos.
Lo de Tita García es otra cosa que se debería practicar mucho más de lo que habitualmente se hace y a uno le gusta. Cuestión de gustos al fin.